Acta Académica, 70, Mayo 2022, ISSN 1017-7507


La estética en la imaginería religiosa
Aesthetics in religious imagery

Margarita Lucke-Vergara*

 

Resumen:

 

La comunidad cristiana se configuró a partir del Siglo IV y V con la necesidad de crear imágenes, las cuales tomaron dos vertientes al dividirse el Imperio Romano, heredando los caracteres del mundo Helenístico y oriental.

 

El arte cristiano bizantino tiene como propósito embellecer la iglesia en los lugares importantes de acuerdo con la liturgia y la necesidad de alfabetizar a los fieles con los temas bíblicos. Las imágenes toman forma simbólica como medio de facilitar la comprensión y la expresión de estas.

La iconografía como disciplina del estudio, descripción y análisis de las imágenes fue creada por los artistas plásticos, bajo las leyes de la creatividad conocidas en el momento histórico y de los intereses, decisiones y reglamentos exigidos en los concilios. 

 

El culto iconográfico es por lo tanto una de las manifestaciones de la vida de la iglesia con diversos fines como religiosos, políticos y sociales.

 

Palabras claves: ARTE - SÍMBOLO - ÍCONO - IMAGEN - CRISTIANISMO.  

 

 

Abstract:

 

The Christian community was configured from the IV and V Centuries with the need to create images which took two strands when the Roman Empire divided, inheriting the characters of the Hellenistic and oriental world.            

 

The Byzantine Christian art has the purpose of embellishing the church in important places according to the liturgy and the need to make the worshippers literate with biblical themes. The images take symbolic form as a means of facilitating the understanding and expression of them.

 

Iconography as the discipline of the study, description and analysis of images was created by plastic artists, under the laws of creativity known at the historical moment and the interests, decisions and regulations required by the councils.

 

The iconographic cult is therefore one of the manifestations of the life of the church with diverse purposes; religious, political and social.

 

Keywords: ART - SYMBOL - ICON - IMAGE - CHRISTIANISM.

 

 

Recibido: 9 de febrero de 2022

Aceptado: 23 de abril de 2022

 

Introducción

 

Es importante en este estudio y análisis de la estética iconográfica comprender el concepto de arte, belleza, y verdad, esa relación que existe entre el ser humano, el contexto histórico, social, político y religioso de las Bellas Artes.

 

Las Bellas Artes consideradas como un fenómeno social, necesariamente, requieren un aprendizaje acerca de las leyes de la creatividad, las cuales comprenden entre otras, la teoría del color, composición, armonía y equilibrio, cuyo resultado determina la belleza en las artes plásticas. 

 

La belleza la podemos apreciar en un contexto objetivo y subjetivo. El contexto objetivo es lo que nos ofrece la naturaleza de la cual se inspira el artista y el contexto subjetivo, propio del ser humano, cuyo interés es plasmar en sus obras la realidad de acuerdo con sus propias vivencias, según la sociedad, cultura y momento en el cual se desenvuelve, creando así su propio universo artístico.

 

La iconografía religiosa nace y crece de la convicción y necesidad de la iglesia cristiana de occidente y de oriente a partir de los siglos IV y V, como de sus gobernantes y mecenas, en la creación de las artes pictóricas, esculturas, relieves y su determinante arquitectura, según la convención de los diversos concilios. Convencidos de transmitir el conocimiento bíblico, arraigados en la Fe, los lleva a un arte comprometido, sometido a los cánones o principios requeridos por la religión cristiana, por la iglesia, sus miembros y las necesidades sociales del momento.

 

Los artistas crearon un arte siguiendo dichos cánones establecidos por los cambios de renovación, de tradición y de recuperación del ideal estético, como es el caso de la Cultura Grecorromana, la cual se retoma en el   Renacimiento (María 1973).

 

El arte y la belleza van de acuerdo con estos parámetros, y en el caso de la iconografía tanto en el Occidente como en el Oriente surgen las imágenes como una necesidad didáctica, simbólica, íntima y espiritual, con el fin de llevar a los arquitectos, pintores y escultores a esta espiritualidad con Dios. Esa belleza, bondad y verdad toma conciencia de quienes trabajaron en dicha creación. 

El arte religioso cristiano surge de la necesidad de crear imágenes sagradas, con el fin de manifestar la profunda fe y devoción como testimonio de la creencia en la vida de Cristo, su evolución, su transformación en las diferentes generaciones de cristianos.   

 

La emoción de plasmar y contemplar la imagen depende de dos vertientes: la teología y el arte de la Iglesia oriental con su culto ortodoxo y la teología del arte de la Iglesia occidental, la cual mantiene herencia de la cultura romana.

 

Al inicio del siglo IV surgieron los primeros teólogos que justificaron las imágenes en el proceso del cristianismo ortodoxo (Jesús, 2003). Otero manifiesta que estas imágenes o más bien llamadas íconos fueron representadas por artistas, quienes influenciados y guiados por los padres de la iglesia debían plasmar lo espiritual, místico, incorpóreo de las imágenes, siendo más bien símbolos de fe en cada una de sus expresiones, ademanes, colores y poses.

 

El arte de estas imágenes por lo tanto debía tener un sentido unitario tomando en cuenta las leyes establecidas con la idea de comunicar e instruir al pueblo visualmente, mejor que el orador por medio de la palabra. “San Gregorio Nacianceno claramente afirma las posibilidades didácticas de la pintura sobre la oratoria” (Jesús, 2003).

 

Al contemplar las primeras imágenes pictóricas y escultóricas, encontradas en la Prehistoria, vemos un contenido de formas y colores, realizado gráfica y simbólicamente según el sentimiento humano más antiguo de las actividades sociales religiosas, culturales y estéticas.

 

Esta actividad artística de cultivar las imágenes religiosas dedicadas a sus diferentes dioses continuará en el arte de las culturas tales como: la egipcia, sumeria, acadia, griega y romana, entre otras.

 

Con el surgimiento del cristianismo, el arte religioso nace como la expresión de las vivencias, creatividad e imaginación que se materializan en símbolos, más tarde en imágenes y son utilizados para infundir la fe del pueblo.

Tomando en cuenta la importancia del símbolo en la creación artística cristiana, se crea una idea o imagen simplificada utilizando esta forma más abstracta para la mejor comprensión y afinidad de creyente. El contenido del arte religioso está por lo tanto inspirado en los sentimientos y las creencias de los fieles, quienes plasman las imágenes como legado, dejando así una información didáctica para las nuevas generaciones de cristianos y sus nuevas formas de ver el cristianismo.

 

Sabemos que el arte y la belleza están admitidos como patrimonio universal.

 

Según Von Balthasar (Navarra, 2021) debemos tomar en serio las estructuras de lo estético, así como el carácter del acontecimiento. Y de este principio, que fundamenta la filosofía del arte y de la belleza, debemos sacar una indicación para lo que habría que hacer también en teología. La teología cristiana debe volverse sobre sí misma, reflexionarse, ser fiel a su punto de partida, la encarnación que ha sido antes que nada teoría de la presencia de Cristo, la Virgen y de su radical apariencia, una nueva estética.

 

Con esta teoría de la teología y la estética de Von Balthasar se establece la unión de la belleza y el arte como patrimonio universal. 

 

El Papa emérito Benedicto XVI (XVI, 2004) en su escrito Las vías de la belleza (la Via Pulchritudinalis) expone la belleza de la creación, la belleza de las artes y la belleza de Cristo, modelo y prototipo de la santidad cristiana. Una bella reflexión sobre la belleza de la creación. 

 

La pintura y la escultura de estos íconos surgen con sus propios cánones, o leyes, en forma didáctica convenientemente para la iglesia, con el fin de transmitir y profundizar el sentido espiritual a través de la imagen.

 

El sentimiento del cristiano se profundiza por el amor y la admiración de las imágenes, lo cual se describe como la emoción de revelación y manifestación espiritual. Esta admiración proviene de Dios quien se manifiesta por medio de las imágenes religiosas.

Así como se ha analizado, se aprecia la belleza artística, la sensibilidad personal y la fe religiosa junto con los reglamentos ya establecidos por la Iglesia y los propios creadores de las artes.  La disposición del arte al servicio divino se concibe como alabanza a Dios y predicación al ser humano, lo cual exige al artista cristiano la libre obediencia a la iglesia.

 

Considerando la belleza como una propiedad de las cosas, nos hace amar las imágenes generando tanto placer y deleite a los fieles, laicos, y eclesiásticos intimando y acercándolos más a Dios en una forma profundamente espiritual. 

 

La belleza la encontramos y apreciamos en la naturaleza, a diferencia de la estética en el arte, lo cual el artista plasma creativamente en sus obras. La obra de arte en este caso la iconografía religiosa nos transmite un mensaje, una belleza espiritual, un auténtico acto de fe.  

 

Esta relación de belleza y arte se diferencia de acuerdo con las épocas, culturas y formas de crear, siendo la mayoría de las veces coaccionada por parámetros religiosos, monarcas, aristócratas o dependiendo del objeto básico que se persigue.

 

Como resultado, el icono bizantino representa la confluencia de la creatividad, de la belleza y de la sacralidad, cuyo significado es la imagen o semejanza de una persona sea de tradición oral o escrita.  

 

En occidente y en oriente se crea profundamente la tendencia didáctica, cuya percepción la vemos desde dos puntos de vista. Por un lado, la religión del Catolicismo Occidental que concibe las imágenes más humanas, naturalistas, llenas de detalles descriptivos. La otra tendencia, el Catolicismo Ortodoxo plasma las imágenes desde un aspecto simbólico y esquemático comprensible, que lleva a los fieles a sentir una dimensión espiritual diferente de la imagen.

 

 

La estética en la iconografía ortodoxa

 

Desde el punto de vista artístico, el ícono bizantino obtiene raíces del arte del imperio romano, de la cultura helénica y de la influencia del arte oriental. La pintura más antigua de la Virgen con el Niño surge en el arte sacro y se encuentra en las catacumbas de Priscilla en Roma datada por arqueólogos en el siglo III (José, 2018) Esta pintura se le atribuye a San Lucas al igual que otra imagen bizantina venerada en Roma, la Salus Populi Romani. (Maria, 21) F2 Según la leyenda la pintura permaneció en Jerusalén, luego fue trasladada a Constantinopla y por último a Roma por Santa Elena donde fue colocada en la Basílica de Santa María la Mayor. En la iconografía bizantina el icono de Cristo llamado Cristo Pantocrator (todo poderoso ) del siglo IV  F1 se conserva en el Monasterio de Santa Catalina en el Monte del Sinai.

 

 

 

Figura 1

 

Pantocrátor del Sinai

 

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Fuente: 4.bp.blogspot.com/-6BIM3w 

Figura 2

 

Virgen Salus Populis Romani

 

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Fuente: Aleteia. https://es.aleteia.org/

 

Figura 3

 

Mosaico del Cristo Pantocrátor en Iglesia de Santa Sofía

en Estambul

 

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Fuente: Tomado de El Guisante Verde Project.

https://www.guisanteverdeproject.com/2015/02/

 

Figura 4

Virgen de Vladimir, Ícono Ruso

 

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Fuente:  La Devozione. Tomado de

https://www.madredelbuonconsiglio.it/iconografia

 

 

Como en todo saber artístico, existe un proceso, una conexión de diferentes corrientes en la participación de la Iglesia en las propuestas abstractas y simbólicas del arte, comprometiendo al artista a cumplir con los preceptos y deseos de las necesidades de la comunidad eclesiástica.

 

La pintura de íconos es un servicio divino y los iconógrafos deben realizar un ritual antes de iniciar una obra. Recibirán una consagración especial, el ayuno, la oración, la confesión y comunión, la lectura de la Sagrada Escritura la cual lo llevará a obtener tanto humildad como piedad, que conlleva a la preparación espiritual y así vivir el evangelio.

 

Las actividades eclesiásticas en sus inicios vieron la necesidad de crear una nueva forma arquitectónica que se ajustara a la liturgia y comunión de la Iglesia Ortodoxa, la cual difería de la Iglesia Occidental y su culto. También la forma de administrar, diseñar y decorar las basílicas, ya que consideraban que no debían colocar imágenes en la casa de Dios, por lo parecido a las figuras talladas condenadas por la Biblia. Más tarde en su evolución, relacionada con el concepto de belleza muy ligado al arte, se va creando la necesidad de transmitir mensajes didácticos acerca de la fe, la historia bíblica y los mandatos de la iglesia.

Nace la necesidad de que los maestros de la pintura, escultura y relieves trabajen con una estética religiosa, capaz de demostrar una belleza espiritual basada en símbolos, siendo el símbolo una forma perceptible, sencilla e inmaterial, tomando en cuenta la escogencia de los colores, formando así un estilo propio del arte religioso medieval.

 

Todo el concepto de cómo debe ser el arte religioso surge en los concilios de Nicea, Éfeso y Auxerre, determinando así la estética religiosa del momento.

 

El lenguaje iconográfico se rige por cuatro aspectos generales:

 

 

El gesto, la posición, la expresión y la actitud

 

La dimensión en las miniaturas medievales tiene un valor simbólico: muestra una jerarquía y una gradación en lugar de representar la realidad. Lo mismo sucede con la posición de la figura, sea en el centro “lugar privilegiado” o derecha mejor que el lado izquierdo. La expresión se nota en los ojos, la boca, y la serenidad en el rostro. El gesto lo vemos en la actitud y seña de las manos y los brazos.

 

En primer lugar, admiramos la importancia de los colores aplicados en los íconos y la luz, la cual los ilustradores la concentraban en la imagen que querían destacar por su importancia jerárquica, emitiendo cada uno su propia luz.

 

El uso del color dorado proviene de la admiración de la luz solar, la luz de Dios. Dios se manifiesta por medio del arte. Los mantos del Cristo Pantocrátor, F3 la Virgen, F4 Santos y Ángeles son decorados con hermosos dibujos dorados, los cuales completan la ornamentación, de acuerdo con las imágenes concebidas. 

 

Estas representaciones toman como características, ojos grandes almendrados y expresivos, rigidez de los gestos, aureolas, frontalidad del cuerpo y rostros. Estas imágenes pictóricas y escultóricas se van a repetir en las diferentes obras   arquitectónicas, como en los manuscritos sagrados.  

Como ejemplo vemos la influencia Sirio Palestina, donde al Cristo lo plasman vestido con túnica, manto de la época, barba y larga cabellera. A la virgen se le envuelve con el velo-manto tradicional de las mujeres sirias.

 

La iglesia en la época medieval no estaba tan interesada en el aspecto artístico como lo veían claramente los artistas. La mayoría sabía que su objetivo más que buscar la belleza en sí de las imágenes era servir a Dios. Como consecuencia de ello, las artes adquirieron un carácter simbólico, demostrativo y ejemplar.

 

La posición y expresión de los íconos se ubican según su importancia o jerarquía en los pórticos, ábsides, altares, capillas, paredes y techos de las iglesias. Por ejemplo, la cabeza de frente “en majestad”, inclinada simboliza humildad, ternura o petición.

 

 

El gesto

 

El origen y desarrollo de los íconos se conoce por medio de algunos mitos y otros que quedaron en testimonios, como por ejemplo el que Constantino ordenó confeccionar, la imagen de la Cruz sobre el estandarte.

 

En los concilios como el de Nicea en el año 787, se permitió realizar imágenes afirmando la práctica. El Concilio de Auxerre en el 587 prohibió las expresiones de agradecimiento a las fuentes, árboles sagrados y otros objetos, ya que se generaba una confusión al combinar las prácticas paganas, que todavía realizaban los cristianos, con las nuevas tradiciones.

 

Se tiene conocimiento de que las primeras representaciones cristianas reciben la influencia del arte Helénico, románico, de Siria y Egipto, específicamente de sus representaciones de dioses como príncipes o reyes en sus tronos acompañados de dioses menores, o pintados relatando historias y episodios de sus vidas. Estas composiciones fueron tomadas como modelos para crear las imágenes religiosas bizantinas y romanas.

 

Toda la actividad artística y estética de las imágenes, y la necesidad de organizar su propia liturgia, dio como resultado el templo bizantino, adaptado a una mayor participación de las alabanzas y ceremonias con un marcado acento de espectacularidad, creando  la planta basilical centralizada, como la Iglesia de Santa Sofía en Estambul S. IV D.C.,  la planta octogonal de  San Vitale en Ravena, y en ocasiones en forma de planta de cruz griega, como por ejemplo la Basílica de San Marcos en Venecia de leve influencia siríaca.

 

Este estilo basilical ortodoxo se repite en el S. XIX con el advenimiento de los nuevos materiales, como consecuencia de la revolución industrial; el hierro y el cristal.

 

Con la aparición de los nuevos materiales del S XIX los arquitectos hacen un revival de estilos pasados iniciando obras como el neoclásico, Neogótico y en este estudio mencionamos el neobizantino en la necesidad de construir y continuar las tradiciones en las diferentes sociedades, en las que la religión patriarcal se hace necesaria por las comunidades religiosas de carácter litúrgico ortodoxo, ayudado por los inmigrantes, generalmente rusos. Como ejemplo vemos en Costa Rica, la Iglesia de Nuestra Señora Virgen de Vladimir en Dulce Nombre De Coronado. F5 La Iglesia de San Manuel y San Benito en Madrid España, F9 la Fachada Neobizantina de la Catedral de Westminster en Londres, la Iglesia de San Judas Tadeo en Miami, Florida y La Sacra Catedral de la Virgen de Kazán, construida en Cuba. F7

 

Podemos ver hoy la insistencia de la iglesia católica en señalar la Via Pulchritudinalis en busca de la belleza en las imágenes religiosas, donde en la creación esta Dios.

 

 

Figura 5

Iglesia de la Virgen de Vladimir, Dulce Nombre de Coronado

 

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Fuente:  Elaboración propia.

 

Figura 6

 

Íconos de la Iglesia de la Virgen de Vladimir

Dulce Nombre de Coronado

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Fuente:  Iglesia Ortodoxa Rusa en Costa Rica. Facebook.

https://www.facebook.com/IglesiaortodoxarusaCR/

 

Figura 7

 

Catedral de la Virgen de Kazán en Cuba

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Fuente:  Tomado de https://es.dreamstime.com/foto-de-archivo-nuestra-se%C3%B1ora-de-kaz%C3%A1n-la-habana-cuba-image88367045.

 

Figura 8

Iconostasio de la Catedral de la Virgen de Kazán en Cuba

 

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Fuente: Tomado de https://es.dreamstime.com/foto-de-archivo-nuestra-se%C3%B1ora-de-kaz%C3%A1n-la-habana-cuba-image88367045.

Figura 9

Iglesia de San Benito y San Martín en España

 

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Fuente: Tomado dehttps://www.laurelcatering.com/blog/bodas-en-san-manuel-y-san-benito/.

 

Las imágenes más comunes ciertamente fueron las de Jesús, María y el niño, aunque nunca se describieron ni por tradición oral ni escrita, la religión cristiana con el tiempo vio la necesidad de representarlas. Existen mitos y algunos datos de estudios realizados por antropólogos, historiadores y científicos que han llegado a describir a Jesús como un campesino de piel oscura. Este estudio lo dio a conocer la BBC en el año 2001, por el forense Richard Neave (2015) de la Universidad de Manchester, donde describe a Jesús de pelo negro, y rizado, nariz grande, pómulos prominentes y cara ancha.

 

 

 

Figura 10

 

Mosaico de la Virgen María, el Santo Constantino y Teodora su esposa en Hagia Sophia, Estambul

 

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Fuente: Tomado de https://pasionporestambul.files.wordpress.com/2014/04/commenos.jpg.

 

 

Otros datos que se han obtenido del rostro de Jesús es el rostro de Manoppello (Italia) (Nuestra. Voz, 2019), la de Mandylion (Clarin.com , 2016), leyenda de la pintura que mandó a hacer el rey Abgar originando el rostro de Edesa. Uno de los rostros más controversiales es el rostro que aparece en la Sábana Santa de Turín (la vanguardia.com, 2019), llamado también como el sudario de Turín. Es una tela de lino que muestra una imagen de un hombre que presenta marcas y traumas físicos propios de una crucifixión.

Según Plazaola (Juan, 1996), en su libro Historia y sentido del arte cristiano, describe la representación de la imagen del crucificado, la cual se conoce en el S. V, en diferentes escritos, grabados en madera, marfil, esmaltes, pintura mural y estelas. El Modelo medieval más antiguo que inspiró a los artistas cristianos fue el famoso Crucifijo de Gero original de Colonia, Alemania.

 

 

Figura 11

 

Crucifijo de Gero Colonia, Alemania

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Fuente:  Toma de https://www.facebook.com/TodosPorAmoralArte/posts/1193561654081990/.

 

 

En la época románica los pintores, escultores y joyeros, muy poco representaban a Cristo crucificado, plasmaban a Cristo como un Rey sentado en un trono victorioso, el cual lleva una corona real como vencedor del pecado y de la muerte.

 

Los grandes y almendrados ojos expresivos simbolizan su poder. Su cuerpo lo cubren con una túnica en parte al cuerpo y un paño hasta la rodilla. Un verdadero salvador de los fieles.

 

Dentro del estilo románico y bizantino cabe mencionar que carecían de perspectiva y proporción, dominaba la frontalidad tanto en pintura, relieves, esculturas y joyas, ligeros modelados en el ropaje y las túnicas.  Los colores con más frecuencia usados son el azul, dorado o púrpura. Un ejemplo muy claro lo vemos en la imagen de Jesús.

 

En este estudio de la Iconografía Sacra debo mencionar la importancia del documento del emérito Papa Benedicto XVI al traer a colación las artes iniciadas en el mundo de la Edad Media y la continuidad en este siglo. Benedicto XVI dice en el documento que la primera belleza es la belleza creada, el hombre debe recuperar la admiración frente a la belleza y dignidad de la criatura Humana. El compromiso de la iglesia católica ha sido permanente a lo largo de la historia como vehículo de enseñanza y primordialmente de manifestación de la belleza de Dios.  El fin del arte sacro es mostrar la belleza suprema que es Dios.

 

La Vía Pulchritudinalis es una vía pastoral.  Dios de Amor, fuente de toda belleza, de toda verdad y bondad lo cual esto conduce a Dios. 

 

 

Figura 12

 

Ícono de Jesús bendiciendo con las Sagradas Escrituras

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Fuente:  Tomado de https://m.facebook.com/sedeiato/photos/a.2338960159693798/2778175452438931/?type=3

 

Conclusión

 

Según el análisis de algunas premisas, características y conceptos que abarcan una pequeña parte de la imaginería religiosa, llegamos a la conclusión de que la teología por sí sola no puede reducirse al sentimiento de la Fe; sino que también debe contemplar el arte, la belleza   y el culto iconográfico, que ejercen una acción mediadora. Como vemos la iglesia toma como alfabetismo la forma didáctica, al inculcar, enseñar y transmitir   dicha Fe.

 

Para comprender tan compleja manifestación del arte bizantino, es preciso considerar la obra de arte, al artista, a un grupo de artistas, el estado general del espíritu, de las costumbres y el proceso histórico.   

 

El hecho de que las imágenes se representan en forma frontal, hieráticas, es debido a la idea de no producir las imágenes como seres humanos, tal como la cultura grecorromana representaban a sus dioses. 

 

La iconografía tiene por objeto representar la esencia de las imágenes, transmitir un sentimiento religioso, el contexto histórico, las creencias, hábitos y tradiciones de la comunidad con un carácter simbólico, espiritual y espléndido. 

 

Por lo tanto, podemos apreciar y conocer mejor la creación del arte iconográfico, del espíritu de quienes lo crearon, quienes plasmaron las imágenes utilizando los medios obtenidos, ya sea de la naturaleza, o fabricando sus propias herramientas.

 

El lujo del arte bizantino consiste en el brillo, en la luz, el intenso uso de los colores, especialmente el dorado, que en su mayoría cubrían con láminas o pan de oro, los cuales representan un carácter místico de gran belleza.

 

La imagen como medio de expresión artística inspira espiritualmente a los fieles a la revelación e identificación con Dios, la belleza, bondad y verdad propio del arte sacro.

 

Referencias

 

Artola, J. (1996). Historia y sentido del Arte Cristiano. Editorial BAC

 

Castel, J. (2018). La Cámara del Arte. Editorial LCDA Zone 

 

Daud, M. (2021). Las 7 imágenes de la Virgen María en Roma. Editorial Aleteia.

 

De Azcarate, J., Pérez, E. y Ramírez, J. (1973). Historia del arte. Editorial Anaya

 

Domínguez, M. (2019). La Sábana de Turín.  La Vanguardia.

 

Esteves, J. (21 Enero 2019). Manoppello. Editorial: Catholic News Service

 

Grau y Dieckmann, P. (2009). El Mandylion del Rey Abgaro. Editorial Clarín.

 

Neave, R. (2015). Así era la cara de Jesús. Editorial: La Vanguardia

 

Otero, J. (2003). Estética y Culto Iconográfico. Editorial BAC Estética y Culto Iconográfico. Editorial Bac.

 

Otero, J. (2003). Estética y Culto Iconográfico. Editorial Bac Estética y Culto Iconográfico. Editorial Bac.

 

Universidad de Navarra. (2021). Hans Urs von Baltazar (1905-1988): Biografía https://biblioguias.unav.edu/balthasar

 

Papa Emérito Benedicto XVI.  (2004). La Vía Pulchritudinalis, Consejo Pontificio de la cultura.  Editorial Home

 

 

 

 

 

*          Maestría en Ciencias de las Bellas Artes. Universidad de Comenio, Bratislava Checoslovaquia, República de Eslovaquia, Profesora de Arquitectura en la Universidad Autónoma de Centro América. Costa Rica. Correo electrónico: margaritalucke@hotmail.com