Acta Académica, 73, Noviembre 2023, ISSN 1017-7507

Competitividad de la educación costarricense en un mundo globalizado
Competitiveness of Costa Rican Education in a Globalized World

Gabriel Segura-Ugalde*

Leonardo Ugalde-Cajiao**

Resumen:

El presente estudio analiza la competitividad de la educación en Costa Rica dentro de un contexto globalizado. Se examinan las políticas educativas de las últimas décadas y su capacidad para preparar a los estudiantes para una economía global cada vez más competitiva. Se discuten los desafíos de la globalización y se destaca la importancia de adaptar la educación a las demandas cambiantes. También se señala la necesidad de integrar la tecnología en la educación y fomentar la inclusión y la equidad. El texto concluye con recomendaciones para mejorar la educación costarricense en el contexto globalizado.

Palabras Clave:

EDUCACIÓN - GLOBALIZACIÓN - POLÍTICAS EDUCATIVAS -

COMPETITIVIDAD - TECNOLOGÍA - INCLUSIÓN - EQUIDAD -

INNOVACIÓN - DESARROLLO PROFESIONAL.

Abstract:

This study analyzes the competitiveness of Education in Costa Rica within a globalized context. Education policies of last decades and the ability to prepare students for an increasingly competitive global economy are examined. The challenges of globalization are discussed as well as the importance of adapting education to changing demands. The need to integrate technology in education and promote inclusion and equity is also pointed out. The text concludes with recommendations to improve Costa Rican education in the globalized context.

Keywords:

EDUCATION - GLOBALIZATION - EDUCATIONAL POLICIES -

COMPETITIVENESS - TECHNOLOGY - INCLUSION - EQUITY - INNOVATION - PROFESSIONAL DEVELOPMENT

Recibido: 8 de setiembre de 2023

Aceptado: 18 de octubre de 2023

Introducción

Entender la vinculación entre la calidad de la educación y la globalización es de vital importancia en la actualidad, por cuanto la educación es una herramienta clave para adaptarse a los cambios y oportunidades que surgen a partir de los procesos de globalización. La globalización crea más oportunidades para las personas, pero también plantea nuevos retos para los individuos y las sociedades. A medida que la globalización se acelera, los individuos y las sociedades se enfrentan a una mayor competencia y a una mayor necesidad de adaptación. Esto requiere que los individuos y las sociedades adquieran nuevos conocimientos, destrezas y habilidades. De ahí es que la educación deviene como un instrumento esencial para preparar a las personas para un mundo globalizado, en constante transformación e innovación. Una adecuada educación, en definitiva, proporciona las habilidades, destrezas y conocimientos necesarios para que los países y sus ciudadanos puedan adaptarse a los desafíos y aprovechar las oportunidades generadas a partir de las interacciones producto de la globalización.

El presente estudio busca concentrarse en la realidad educativa de Costa Rica de frente a las exigencias del mundo globalizado, partiendo en el capítulo primero de un análisis de las políticas educativas que han pretendido orientar los procesos educativos nacionales en los últimos 30 años, con el propósito de ajustar la práctica pedagógica al contexto nacional e internacional. Estas políticas pretenden que los países se preparen para una economía global cada vez más competitiva, con un mundo cada vez más interconectado en el que los trabajadores necesitan una educación cada vez mejor y más especializada. Y es que los países que no aplican políticas educativas adecuadas tendrán más dificultades para competir en un entorno globalizado, lo que limitará su crecimiento y desarrollo. Por lo que el propósito de esta investigación es evidenciar si los gobiernos han sido capaces de dar respuesta a las necesidades del contexto educativo nacional y hacerlo competitivo frente a las exigencias del mercado globalizado.

Por otro lado, el presente estudio refiere a la dificultades que presenta la educación frente a la globalización, de modo que en una sociedad globalizada es común que ciertos sectores se vean excluidos y esto conlleva a que el país no produzca un mayor desarrollo. Es por esto por lo que, se analizan algunos de los elementos que influyen ante esta situación y que deben ser evitados, para lograr que la relación entre educación y globalización obtenga los mejores resultados. A su vez, se entiende que la educación de nuestro país debe ser extendida a todos, pero esto siempre ha sido un factor que ha ido quedando rezagado, de modo que al no obtener una mejora en los aspectos educativos y de calidad, la sociedad se ha quedado atrás frente a otros países.

A su vez, es claro que hasta la aparición de la crisis por la pandemia por COVID-19, el sistema educativo de nuestro país comenzó a caer en un obsolescencia que debía ser corregida, por lo que de manera repentina se debieron adaptar nuevas técnicas y vincular la educación con algunas de las tecnologías que la globalización trajo consigo, para que de este modo se lograra una evolución en la educación. Ante esto, es imperante que nuestro país adapte estas tecnologías para que pueda competir frente a otros mercados, pues al consignar nuevos profesionales capacitados en las tecnologías, permiten un mayor desarrollo en nuestro país.

Finalmente, esta investigación busca conocer cuáles son los modos en que nuestro sistema educativo y, por ende, nuestra sociedad, es capaz de crear un modelo educativo que sea competitivo frente a los desafíos que la globalización ha traído, para que así los futuros profesionales sean capaces de generar beneficios, a partir de una inversión que produzca utilidades como algo a priori, para que a posteriori permita el desarrollo y crecimiento de nuestro país.

Estado actual de la educación en Costa Rica. Políticas Educativas

Las políticas educativas son importantes para un país porque ayudan a definir la prioridad de un gobierno en la educación, especificar los objetivos a largo plazo y establecer los mecanismos para alcanzar dichos objetivos. Estas políticas también establecen los estándares a los que todos los estudiantes deben ajustarse y pueden afectar la forma en que los maestros enseñan, los recursos a los que los estudiantes tienen acceso y la cantidad de inversión que se dirige a la educación. Por lo tanto, las políticas educativas pueden tener un impacto significativo en la calidad general de la educación en una nación.

La política educativa puede definirse, a criterio de Rojas (2016), como la manera en que el Estado organiza el sistema educativo y prescribe su actuación hacia las nuevas generaciones, con el objetivo de encauzar el desarrollo individual y colectivo de las personas, para lo cual se deben establecer leyes, directrices e instituciones que se encargarán de hacer cumplir la concreción de las aspiraciones e ideales sociohistóricos de un país en materia de educación. Eso sí, hay que tener claro que las políticas educativas, al estar enmarcadas en un momento sociohistórico y político ideológico determinado, están permeadas por los intereses de los grupos que ostentan el poder estatal, a través de los diferentes gobiernos e instancias político-administrativas.

A criterio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en su documento Políticas y estrategias de educación (s.f.), todos los niveles de la educación (desde la enseñanza para la primera infancia hasta la educación superior), así como los diferentes elementos que componen el sistema (por ejemplo, docentes, planes de estudio, pedagogía y evaluación), deben operar en sintonía a fin de apoyar el aprendizaje del alumno a lo largo de toda la vida y garantizar su integración social y económica. Por consiguiente, los ministerios o secretarías de educación deben definir de manera coherente y sistemática los objetivos del sistema, las prioridades políticas y las estrategias que es preciso desplegar para hacer realidad esa visión y elaborar opciones y actuaciones que sean realizables, accesibles, mensurables y transparentes.

Para los efectos de esta investigación, se abordarán las dos políticas educativas más recientes implementadas en Costa Rica, denominadas Política Educativa Hacia el Siglo XXI (1994) y Política Educativa: La Persona: Centro del Proceso Educativo y Sujeto Transformador de la Sociedad (2016), las cuales, al menos en el papel, han intentado adaptar el proceso educativo patrio al contexto internacional inmerso dentro del fenómeno de la globalización.

Política Educativa Hacia el Siglo XXI

Esta política fue aprobada el 8 de noviembre de 1994, en sesión número 82-94 del Consejo Superior de Educación, resultado de la propuesta presentada por el entonces Ministro de Educación Eduardo Doryan.

La Política Educativa Hacia el siglo XXI (1994) se orienta en una búsqueda concentrada en:

Concepción espiritual-humanista y humanizadora, sostenibilidad de los recursos naturales, tecnología al servicio del ser humano.

Incremento y mejoramiento en las habilidades y destrezas y una estrategia de desarrollo centrada en cada individuo, donde la educación asuma con protagonismo la responsabilidad histórica para lograr la meta exitosamente.

Cambio paradigmático: nuevas opciones de relación económica entre países y bloques, con un giro hacia una concepción integradora de los fenómenos de las ciencias de la naturaleza con los que han configurado a las ciencias sociales y las humanidades.

Concepción transdisciplinar: Disciplinas de naturaleza científica tradicional y las ciencias sociales y humanas se interconectan y se afectan dando paso a una transición hacia formas innovadoras de correlación e integración del conocimiento, hacia una ética del desarrollo y a un humanismo renovado que ubique al ser humano en el centro de las tareas del desarrollo y de la búsqueda del conocimiento.

Como bien apunta Rojas (2015), esta política nace de la necesidad de conciliar la realidad nacional con el entorno internacional mediatizado por los procesos de globalización, buscando que la educación sea parte de los cambios que sufre el mundo en todos los órdenes, y como contraparte al desarrollo material implementado por la globalización, por lo que la educación debe enfatizar el desarrollo humanista y propiciar la visión de desarrollo sostenible desde los procesos de enseñanza y aprendizaje. Esto se traduce en la formación de un ser humano distinto, que participe activamente del progreso, pero a la vez que permita al recurso humano apropiarse de las herramientas tecnológicas para participar de forma adecuada en la sociedad del siglo XXI, pero en armonía con los recursos naturales.

Añade Rojas (2015), que la educación debe renovar su modelo, y adecuarse a los tiempos y necesidades del país y del contexto mundial, pero respetando la idiosincrasia costarricense, en el cual el patrimonio cultural e histórico juega un papel de primer orden, así como los valores y tradiciones del ser costarricense (relaciones afectivas, identidad nacional, creencias y herencia histórica).

La Política Educativa Hacía el Siglo XXI (1994) se nutre de 3 visiones filosóficas:

Humanista: búsqueda de la plena realización del ser humano, de la persona dotada de dignidad y valor, capaz de procurar su perfección mediante la realización de los valores (individuales – sociales) estipulados en la legislación educativa.

Racionalista: el reconocimiento de que el ser humano tiene capacidad racional para captar objetivamente la realidad, construir y perfeccionar los saberes y hacer posible el progreso humano y el entendimiento entre las personas.

Constructivista: como el esfuerzo en el actuar considerando que la educación debe partir desde la situación cognoscitiva del alumno, de su individualidad, de sus intereses e idiosincrasia, por lo que debe reconocer su cultura y emprender una acción formativa que los transforme mutuamente.

Por último, bajo el principio rector de LA SOSTENIBILIDAD, la política curricular de esta política educativa del año 1994 se puede resumir de la siguiente forma:

1. La persona humana es concebida como un ser con potencialidad para alcanzar su perfección en interacción con el ambiente, debe desarrollarse en tres dimensiones: la cognoscitiva, la socioafectiva y la psicomotora.

2. La persona humana debe ser constructora permanente del bien común y la educación, propulsora del mejoramiento de la calidad de vida humana, personal y colectiva.

3. La educación debe ser un proceso formativo permanente, cuyo ejercicio es tanto un derecho como un deber inherente de la persona humana.

4. El proceso educativo de calidad involucra el proceso y los resultados de acuerdo con los fines. Además, ofrece igualdad de oportunidades y propone una oferta coherente con las necesidades, problemas y aspiraciones de los participantes en relación con su entorno.

5. La investigación fortalecida debe contribuir a la promoción de una educación pertinente con las demandas de los grupos culturales y regiones socioeconómicas del país y se desarrollará desde las aulas hasta las unidades administrativas más complejas y se hará evidente en la sistematización y cientificidad que se le otorgue a toda acción educativa.

6. El diseño y la programación deben evidenciar el enfoque participativo y promover la contextualización curricular regional.

7. La ejecución de la oferta educativa conviene que afirme una actitud democrática, participativa, cogestionaria y autogestionaria.

8. El proceso de mediación del aprendizaje de construcción y reconstrucción debe involucrar tanto procesos deductivos como con los inductivos.

9. La evaluación de los aprendizajes debe reflejar la coherencia entre el QUÉ, el CÓMO y el PARA QUÉ, que demanda la Política Educativa, atender tanto al proceso como al producto, retroalimentar al proceso educativo y coadyuvar en la determinación de la calidad de la educación mediante sus funciones diagnóstica, formativa y sumativa.

10. La didáctica está centrada en la actividad del educando como constructor de su propio aprendizaje.

11. El educando es el sujeto principal del currículo, quien lleva a cabo el proceso de aprendizaje y es portador de una cultura heredada del grupo social al que pertenece y de una libertad para elegir su camino.

12. El educador debe ser el facilitador, colaborador y orientador del aprendizaje del educando.

Política Educativa: La Persona: Centro del Proceso Educativo y Sujeto Transformador de la Sociedad

Política aprobada por acuerdo número 03-65, el 21 de noviembre del 2016, cuya redacción y entrada en vigor se da en el año 2017, resultado de la propuesta presentada por la entonces Ministra de Educación Sonia Marta Mora.

El marco filosófico y conceptual de la Política Educativa: La Persona: Centro del Proceso Educativo y Sujeto Transformador de la Sociedad (2017), se construye sobre tres paradigmas:

Paradigma de la Complejidad: el ser humano es un ser auto organizado y auto referente, con conciencia de sí y de su entorno.

Humanismo: se orienta hacia el crecimiento personal, aprecia la experiencia del estudiante, incluyendo sus aspectos emocionales. Cada persona se considera responsable de su vida y de su autorrealización.

Constructivismo Social: busca el desarrollo máximo y multifacético de las capacidades e intereses de los estudiantes, considerando el aprendizaje dentro del contexto social, tomando en cuenta las experiencias previas y las propias estructuras mentales de la persona que participa en los procesos de construcción de los saberes. Es decir, existe una interacción entre el nivel mental interno y el intercambio social.

Racionalista: se sustenta en la razón y las verdades objetivas como principios para el desarrollo del conocimiento válido.

Tal y como señala Mora (s.f.), el sistematizar esa nueva visión en un cuerpo de política que la integre y le confiera coherencia, de forma que guíe el desarrollo presente y futuro de la educación nacional es una prioridad. Esta nueva visión debe materializarse, entre otras iniciativas, en disposiciones, cambios normativos e innovaciones impulsadas por el Consejo Superior de Educación. Esta transformación educativa debe acelerarse, diversificarse y ampliarse, a través de orientaciones que respondan a las nuevas realidades.

A partir del principio nuclear orientador de esta nueva propuesta, el cual es LA CALIDAD, la Política Educativa: La Persona: Centro del Proceso Educativo y Sujeto Transformador de la Sociedad (2017), establece como los ejes de su política curricular, los siguientes:

1. Educación centrada en la persona estudiante y su proceso de aprendizaje: el sistema educativo se orienta a la conformación de un nuevo sujeto social, que ejerza una ciudadanía crítica. Los procesos educativos asegurarán competencias que propicien la comprensión, expresión e interpretación de conceptos, pensamientos, sentimientos, hechos y opiniones, para una interacción provechosa con contextos posibles y fortalecerán los procesos identitarios locales de la persona, desde una visión de ciudadanía planetaria con identidad nacional, que tome conciencia de la conexión e interacción global y retome su memoria histórica.

2. La educación como un proceso a lo largo de la vida: promoción de valores y actitudes que permitan el autoconocimiento y el desarrollo como ciudadano, en donde la familia sea parte esencial de ese proceso siempre.

3. La ciudadanía del siglo XXI: formación de personas que se desenvuelvan como miembros activos de una comunidad civil, con responsabilidad social; se continuarán implementando proyectos de multilingüismo que respondan a la diversidad y multiculturalidad; se consolidará la inclusión de las artes y el deporte como parte de una formación integral y se estimularán habilidades críticas (para nuevas formas de pensar y habilidades para la socialización y desarrollo colectivo), desde las siguientes dimensiones:

Nuevas maneras de pensar.

Nuevas formas de vivir en el mundo.

Nuevas formas de relacionarse con otras personas.

Herramientas tecnológicas para integrarse al mundo.

4. Ciudadanía digital e innovación: aprendizaje de nuevas tecnologías que propicien la creatividad, el conocimiento y formas de aprendizaje activas y participativas, propiciando la formación de una ciudadanía digital.

5. Espacios para el vínculo, la convivencia y el desarrollo del potencial de cada persona en el centro educativo, para impulsar la construcción de los principios éticos y democráticos, en entornos de equidad, probidad y sostenibilidad y el fortalecimiento de la participación estudiantil. Se tomarán en consideración las particularidades del contexto y promoverá la sostenibilidad, la salud y la cultura de paz. Incorporación de estrategias didácticas para la mediación, sistemas de apoyo y espacios de retroalimentación. Atención a la diversidad y búsqueda de la igualdad de oportunidades.

6. Desarrollo progresivo de habilidades y competencias del siglo XXI: desde la primera infancia, la educación primaria y secundaria, la educación técnica, la educación para adultos y jóvenes y la educación superior parauniversitaria y universitaria.

7. Evaluación de los procesos educativos: impulsar la institucionalización de un programa nacional de uso de resultados basados en evidencias. La evaluación en los procesos educativos incluirá la autoevaluación, la construcción integrada a los aprendizajes y el desarrollo de habilidades y competencias.

Semejanzas y diferencias entre ambas políticas educativas

Las diferencias y similitudes entre las dos políticas antes expuestas se explican a partir de los siguientes cuadros comparativos:

Tabla 1

Diferencias entre políticas educativas

Nota. Elaboración propia.

Tabla 2

Semejanzas entre políticas educativas

Nota. Elaboración propia.

Políticas Educativas y Globalización

Al referirse a la educación y la globalización, Venegas (2019) propone que la plafición educativa en nuestro país, al igual que en otros de América Latina, así como en el resto del mundo, debe estar desarrollada siguiendo la idea de que nos encontramos en un mundo globalizado, por tanto, la sociedad tiene por obligación adaptarse al contexto que en el que se desarrolla la globalización y permitir un avance según se generen cambios en este siglo XXI.

A partir de esta premisa, puede afirmarse que ambas políticas educativas anteriormente expuestas, constituyen un tímido intento de incorporar la agenda educativa del país a los procesos de globalización que demandan cada vez más una educación de calidad, competitiva y de excelencia. Si bien es cierto, ambas políticas incorporan aspectos claves como el mejoramiento de la calidad de la educación, la transformación de la infraestructura educativa, el desarrollo de la tecnología educativa, el incremento del apoyo financiero, el desarrollo y capacitación continua de la docencia, el fortalecimiento de la autonomía de los centros educativos, el desarrollo de la investigación y la extensión, el fortalecimiento de la cultura de la evaluación, entre otros, en la práctica el cumplimiento de estas metas ha quedado en deuda en muchos aspectos.

Estas políticas educativas contienen estrategias para hacer frente a la globalización y para lograr el desarrollo a largo plazo de la educación en Costa Rica. No obstante, la globalización es un proceso complejo y dinámico que abarca todos los aspectos de la vida, desde la economía y la política hasta la cultura y la educación. Las políticas educativas nacionales son un buen paso para hacer frente a la globalización, pero para hacerlo de manera eficaz, también necesitan invertir en innovación tecnológica, desarrollo sostenible y garantizar la igualdad de oportunidades y la cultura de la diversidad. Además, para enfrentar de forma efectiva los desafíos de la globalización, es necesario asegurar una educación de calidad, accesible y equitativa para todos los estudiantes en todos los niveles de esta.

Lamentablemente, en la actualidad, la falta de seguimiento y supervisión a la ejecución de las políticas educativas se ha venido a incrementar con la disminución, una vez más, del porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) destinado a educación, cada vez más alejado del mandato constitucional del 8%, pasando de un 6,4% en el 2022, a un 6% para este 2023. Como indica Sánchez (2022), estos recortes presupuestarios, afectarán inevitablemente la infraestructura y mantenimiento de los centros educativos, los comedores escolares, las becas estudiantiles y el transporte estudiantil, especialmente en las zonas rurales.

Son situaciones como la antes apuntada, las que dificultan el visualizar la educación nacional competitiva en un mundo globalizado, al menos en el corto plazo.

Para comprender el impacto de la globalización sobre la educación en la actualidad, es necesario entender cómo se articulan ambos procesos. Tal y como lo explican Bonal y Tarabini (2011), la globalización está conformada por una serie de procesos interrelacionados que tienen como objetivo la creación de relaciones económicas, sociales, políticas, culturales, tecnológicas y de información entre los Estados, las regiones, los sectores sociales y los individuos. Estos procesos tienen lugar a escala internacional, lo que significa que las decisiones y acciones tomadas en un lugar del mundo pueden tener repercusiones en otros lugares. Por otro lado, la política educativa se refiere a la forma en que los gobiernos nacionales y regionales, así como otros actores como los grupos de interés, organizaciones e instituciones, definen y regulan el sistema educativo.

A partir de este marco teórico, Bonal y Tarabini (2011), exponen el papel de la globalización en la política educativa, bajo el argumento de que los procesos de globalización tienen un impacto directo en la forma en que se definen, regulan y gestionan los sistemas educativos. Esto se debe a que los procesos de globalización han conducido a la creación de una variedad de mecanismos globales que influyen en la política educativa. Estos mecanismos incluyen la liberalización del comercio, la adopción de políticas de austeridad, la privatización de la educación, el establecimiento de alianzas internacionales y la creación de redes de cooperación entre gobiernos, entre otros. Los autores afirman que estos mecanismos globales de influencia se están convirtiendo cada vez más en un factor determinante en la definición de la política educativa.

Con el paso del tiempo, señala por su parte Fernández (2015), las organizaciones educativas se han convertido en sistemas extremadamente complejos y con un carácter muy cambiante. Así las problemáticas y acontecimientos que afectan a la educación no se pueden tratar de forma aislada. Las políticas educativas se hallan tremendamente influenciadas por el contexto que rodea tanto a países como a organismos. A su vez las ideologías y valores se encuentran profundamente arraigados en los actores, los cuales ejercen su poder de decisión ante el diseño y ejecución de las políticas. Las cuales, finalmente influyen y determinan los sistemas educativos nacionales.

En ese sentido, las políticas educativas costarricenses no escapan a esta clase de influencias, a factores internos y externos, ideologías y valores de los actores que diseñan las políticas y determinan los mecanismos de ejecución de estas, pero que no lograrán los objetivos deseados sino analizan el contexto dentro del que están inmersos e incorporan las demandas del mercado internacional ya comentadas, pero sin comprometer la identidad nacional, sino por el contrario, conciliando la concepción de ciudadanía planetaria con la idiosincrasia patria.

En consonancia con las políticas educativas aquí comentadas, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico OCDE (2017), en su más reciente estudio, resumió los principales hallazgos obtenidos en este de la siguiente manera, y atendiendo a todos los niveles del proceso formativo:

La educación y atención de la primera infancia deben recibir mayor prioridad de la inversión y la política pública, dado el papel vital que pueden desempeñar en la lucha contra las desventajas y la pobreza.

En educación básica la mejora de la calidad y la equidad de los resultados del aprendizaje deberá convertirse en el punto central de la política y práctica educativa.

La Educación diversificada debe hacerse más inclusiva para que refleje su nuevo rol como la etapa final de la educación secundaria y la puerta de entrada a oportunidades laborales y de estudio para todos los costarricenses.

El sistema de educación superior necesita una amplia reforma en el aseguramiento de la calidad, el financiamiento y la gobernanza para asegurarse de que respalda y responde a las metas de desarrollo de Costa Rica.

Sin espacio a dudas, todos los puntos antes expuestos por la OCDE son tarea por resolver en el corto plazo por parte de las autoridades educativas, si se pretende implementar en los próximos años un sistema educativo de primer mundo, acorde con las exigencias de los procesos de integración regional y globalización que permean las relaciones económicas, sociales, políticas, culturales y tecnológicas entre las naciones.

Calidad de la Educación Nacional y Principales Desafíos ante el Mundo Globalizado

La globalización ha representado para muchos sectores un obstáculo que, como tal, ha llevado a que se busquen alternativas que permitan enfrentar las situaciones que el mundo demanda. Si bien la globalización repercute en todos los campos, debe entenderse como desafíos que llevan a que existan mejoras, pues la globalización garantiza herramientas para el progreso, de modo que es importante que quien desee consignar mejoras, debe conocer de estas y, a su vez, capacitarse en su uso.

Este fenómeno, llamado globalización, se extiende por todo el mundo, y la educación al ser uno de los principales ejes de desarrollo para una sociedad ha sido ajustado bajo este mundo globalizado, al requerir de nuevos horizontes que permitan un mejor panorama; pero que claramente se ha visto afectado también por algunos nuevos paradigmas que la globalización ha traído consigo y a los cuales a veces parecen ser imposibles de alcanzar; sin embargo, la educación debe considerar todas las herramientas posibles que le permitan adquirir mejores destrezas y panoramas para el futuro de su utilización.

De este modo, converger en la importancia que conlleva enfrentarse a estos paradigmas educativos en un mundo globalizado para nuestro país resulta de vital importancia, a partir de los diferentes actores que disponen de las posibilidades de obtener resultados favorables y colocar nuestra educación en un espacio propicio.

Menciona Garnier (2006) que Costa Rica no puede disponer de otra presentación que la que nos lleva a ser vistos como un país en el subdesarrollo en aspectos como la inflación o el crecimiento insuficiente; pero, a su vez, detalla que en otros valores nuestro país siempre ha estado en un panorama que resulta favorable, como la educación.

Pero, al seguir el pasado de Costa Rica, este ha sido conocido por ser un país en vías de desarrollo el cual cavila en la necesidad de mejorar desde la economía y buscar mejorar, así como también tiene un mayor interés en generar mejores estándares de bienestar social, lo cual solamente se puede obtener a partir de mayor inversión en la educación, la salud y otros servicios públicos.

No obstante, menciona Garnier (2006) que, a pesar de esto, los niveles no son suficientes. De este modo, es importante señalar que, la importancia de un país con altos índices de educación radica en que poseerá una fuerza laboral más capacitada para las diferentes funciones requeridas en nuestra sociedad; por lo que, un país con mayor número de personas con niveles superiores de estudio derivará en una sociedad que irá en desarrollo. Es por esto por lo que, es importante que Costa Rica fomente más la educación y que accione medidas que permitan mejoras para los diferentes sectores de nuestra sociedad.

Gráfico 1

Tasa Bruta de Escolaridad en Educación Regular en Costa Rica

Nota. Tomado de Garnier (2006) desde MIDEPLAN.

De este modo, un mundo globalizado exige, por supuesto, una sociedad que se mueva a los pasos de este fenómeno, en todos sus aspectos; que conozca todas las nuevas herramientas y avances que a diario se presentan, que se eduque en estas nuevas formas de desarrollo. La educación, por tanto, es uno de los principales pilares que se deben fomentar desde la globalización, y según lo comentado por Garnier (2006), pues es favorable para una sociedad contar con ciudadanos estudiados en diferentes disciplinas y que se sepan mover dentro de este fenómeno, para que de este modo se puedan obtener mayores beneficios para nuestro país, lo que conlleve a un mayor desarrollo.

Asimismo, menciona Francisco Arias (2007) que la importancia de la educación radica en una apertura de mente, la cual, visiblemente debe desarrollarse en una era donde todos remite a un ambiente global:

Abrir la mente para llegar a ser un otro es el principio rector de la educación; de ahí que la educación es uno de los componentes más significativos en el proceso de desarrollo cultural de la sociedad; con ella se definen las diversas concepciones del ser humano para una época determinada de la historia, y desde ella se plantean, también, las prioridades sobre las que se ha de trabajar con el fin de lograr la tan anhelada humanización a que aspiran los individuos y grupos sociales. (p. 8).

Por otro lado, es importante reconocer que la globalización considera un mundo que se mueve a pasos agigantados en nuevas tecnologías y desarrollos, por esto, los profesionales no solamente deben conocer de su campo, si no también comprender las diferentes herramientas, así como las eventuales dificultades que pueden presentarse, dado que ante esta globalización habrá mayores exigencias para los futuros profesionales, pues su desarrollo incluye a una mayor competitividad.

A su vez, la globalización debe ser entendida como un fenómeno cultural, que, indiscutiblemente afectará a todas las personas que se desarrollen dentro de una sociedad, sin importar su estatus o su edad. Cabe señalar que, por supuesto, algunas personas se ven más interesadas que otras en el desarrollo global o el conocimiento de las herramientas, aquellas con mayor acceso a estas y, es claro, que las personas más jóvenes, pues nacen en una sociedad en donde el avance tecnológico y la globalización se ve impulsada más por los medios de comunicación, el internet y las diferentes plataformas que pueden ser utilizadas desde un aparato inteligente.

Por otro lado, menciona Leda Roldán (2004) que esta llamada aldea global repercute, sin lugar a duda, en la educación, pues es clave en el desarrollo de niños y jóvenes, pues ahora nos enfrentamos a un desafío importante en la educación y, por tanto, es menester preparar a los jóvenes estudiantes para que se adapten a una sociedad que está en una constante evolución. Esto es visible si pensamos en que la sociedad demanda cada vez más habilidades de aprendizaje, las cuales son esenciales en la educación. Esto significa que los estudiantes no solo deben adquirir conocimientos existentes, sino también aprender de manera más efectiva, y aplicar ese aprendizaje en sus futuros trabajos.

De este modo, el aprendizaje puede ir -y debe ir- de la mano con la globalización. Los estudiantes deben ser educados a partir de los diferentes procesos y estar siempre en una constante actualización y uso de conocimientos que devienen de las herramientas que aporta la globalización, a su vez que deben conocer todo lo que acontece en otras latitudes, sin perder su sentido crítico, pues no puede separarse la globalización de su sentido cultural, el cual, por supuesto influye en la educación del mundo.

A esto menciona Rosalinda Cabrera (2019) que hablar de aspectos culturales implica hablar de educación, ya que la cultura y la educación están estrechamente vinculadas en la vida de los países de América Latina. En el mundo actual, que se está volviendo cada vez más interconectado, la información y las imágenes de eventos lejanos llegan instantáneamente, a lo cual la autora llama una “aldea global”. La comunicación pasa a pasos agigantados, por lo que muchas personas en el mundo forman parte e interactúan con similares experiencias culturales, especialmente en áreas como el arte, la información y la educación, lo que hace que sus gustos, percepciones y preferencias se unifiquen.

Menciona Francisco Arias (2007) que, la globalización puede representar un problema que indiscutiblemente debe ser enfrentado por los niños y jóvenes, por tanto el alcance de enseñanza debe ser el correcto. Es así como, debemos considerar que la competitividad y las diferentes degeneraciones que propicia la globalización, a partir, por ejemplo, de la extensión mayor de los medios y cómo afectan el pensamiento crítico de las personas, deriva en una constante lucha de conocer mejor las fuentes y que requieran un aprendizaje que debe ser estructurado, de modo que el desarrollo humanista, racional y constructivista, anteriormente mencionados, deben ser puntos principales.

La globalización es un fenómeno que hoy hace presencia al margen de nuestras particulares valoraciones sobre su bondad o maldad. En ella la educación de niños, niñas y jóvenes como generaciones que han de afrontar la tarea y consecuencias de este proyecto de globalización-mundialización en un futuro inminente, es fundamental; la educación se constituye en el espacio social privilegiado para generar conciencia de lo que la globalización es, e implica su modus operandi y los tipos de hombres y mujeres que su realización exige. Desde una visión crítica se puede formar a las futuras generaciones teniendo clara la globalización como alternativa de desarrollo y de relaciones específicamente más humanas. (p. 7).

Es por esto por lo que, la globalización bien entendida y utilizada en la educación puede derivar en mejores oportunidades para los niños y jóvenes, pero que debe ser destinada a un proceso de desarrollo de nuevas habilidades, sin afectar el desarrollo crítico y la determinación en la consciencia humana, para que se pueda consignar una mejor orientación de las capacidades.

Continúa diciendo Arias (2007) que en este contexto, la educación desempeña un papel fundamental como un vehículo cultural esencial para recuperar el aspecto positivo, constructivo y creativo de la globalización, puesto que ayuda a las personas a conectarse y comprender el mundo que les rodea, lo que les permite descubrir un propósito significativo en sus vidas y desarrollar su humanidad de manera más completa con el tiempo.

Por otro lado, cabe recordar que la globalización vista desde el concepto económico ha afectado a algunas sociedades de América Latina y, a su vez, la cultura identitaria de los países que la componen, de modo que resulta imperante que la educación de los niños y jóvenes remita a un aspecto cultural identitario desde un mundo globalizado. Pues, si bien la globalización desde el alcance económico resulta importante, cabe detallar que es un proceso que abarca muchos más elementos de las diferentes sociedades, tal como lo mencionan Avendaño y Guacaneme (2015).

La globalización es un concepto que concierne al alcance global, es decir, la internacionalización de las prácticas, costumbres, ideologías, tecnologías, teorías, etc., producto de la interrelación de las sociedades gracias a los viajes, el comercio, las migraciones, la ciencia y la tecnología. Por lo que podría hablarse de la globalización financiera, tecnológica, ecológica, de las comunicaciones, económica, cultural, social... (p. 3).

Por lo que, cabe señalar, tal como se ha venido mencionando que, la globalización no solamente en su descripción o conceptualización, sino también en su desarrollo considera diferentes factores y elementos que permiten que diversos grupos, incluso distantes, sean capaces de generar una interacción, lo que permite compartir diferentes aspectos culturales que parecían aislados o propios de una región o grupo. Ahora esto puede ser aprendido o conocido por otros. A su vez, mencionan Avendaño y Guacaneme (2015) que es innegable que los avances en estas áreas han provocado un cambio en la configuración de la población mundial en diversos aspectos, como lo social, cultural, político y económico. Esto ha tenido un impacto en la manera en que entendemos conceptos como ciudadanía, identidad, territorio, nación y derechos, entre otros.

Es por esto por lo que, la globalización debe ser explicada desde las oportunidades que brinda en materia de desarrollo, de alcances y tecnología; pero, y principalmente desde la educación, debe tratarse de un uso que permita el progreso intencional de los estudiantes, desde su carácter crítico, social e identitario.

Esta pérdida de identidad es uno de los elementos que más se discuten sobre su afectación con la llegada de la globalización, pues repercute en el aprendizaje de los estudiantes, dado que no consideran lo cultural de su país, si no que asumen el carácter identitario de otros países. Rosalinda Cabrera (2019) menciona:

Pero, por otra parte, se está de frente a la influencia cultural expresada por las interrelaciones con otros países, la cual se ha acelerado por medio del fenómeno de la globalización. Este último aspecto tiene un impacto profundo no sólo en el campo económico, sino también en el intercambio de información, ideas, valores y comportamientos que asimilan las personas por medio de conductas, símbolos y significados que tienen que ver con la imitación de modelos culturales foráneos. (p. 10).

Por lo tanto, y continuando con Cabrera (2019), el salón de clases debe ser entendido como un sitio ideal, el cual sirve para observar cómo los estudiantes, como miembros de una comunidad, se pueden relacionar o no hacerlo. En este espacio, tanto los alumnos como los profesores comparten no solo información, sino también virtudes y cualidades que son parte de ellos como seres pertenecientes a una cultura y, por ende, con una identidad propia. Es el ambiente donde los jóvenes reciben influencias culturales diversas que los caracterizan y que los hacen distintos a otros. De modo que, no se busca que en este espacio se definan aspectos que separen a un individuo de su condición cultural, sino que realcen su naturaleza y sea capaz de conocer y distinguirse ante otros.

De este modo, la identidad cultural como enseñanza en la educación resulta un proceso importante en la formación de los estudiantes de cualquier cultura, por supuesto que en la costarricense no es la excepción, de modo que al ser el aula uno de los sitios donde se enseñan estos conocimientos, es imperante que la globalización no entorpezca este saber, de modo que los valores y los símbolos puedan ser parte de la formación de los niños y los jóvenes.

Por otro lado, la globalización a su vez puede ser causante de que derive su desarrollo en una exclusión social, para ciertos grupos de la sociedad que o bien no tienen acceso a los mismos medios que otros o por su desconocimiento. Desde este aspecto, menciona Arias (2007) que:

Se puede advertir que las políticas educativas se enfocan no en la globalización como posibilidad de inclusión social, sino como medio de exclusión (a ello conducen los procesos de privatización de la educación, la educación contratada y la entrega de colegios en concesión al sector privado). Es aquí donde puede darse la perversión del sistema, pues mientras la globalización es una posibilidad para generar mecanismos en los que todos los individuos se sientan efectivamente con potencial para desarrollarse humanamente, ésta se viene aplicando como mecanismo exclusor, aprehendida por los modelos políticos y económicos que la ponen a su servicio e impiden que la globalización y la educación se reconozcan, en una visión más amplia, como mediaciones apropiadas para procurar y batallar por el desarrollo humano de los integrantes de la sociedad. (p. 9).

Es por esto por lo que, los estudiantes deben verse favorecidos por igual, y es en este aspecto en donde Garnier (2006) recordaba la importancia de una educación igualitaria para todos y que favorezca de igual modo a cada joven y niño de la sociedad. Sin embargo, a lo largo de los años, ha repercutido en nuestro país, pues la economía costarricense se ha visto diezmada, lo que ha contribuido a que los sectores de mayor pobreza crezcan y, con esto, muchos niños y jóvenes de distintas familias abandonen sus estudios.

Asimismo, continuando con el aspecto negativo que presenta la globalización, para muchos autores la relación existente entre educación y globalización enfrenta muchos retos que deben verse tratados, pues hasta no encontrar el punto de equilibrio pueden afectar de mayor manera a ciertos países del orbe y de cada país, a algunos sectores. Exponen Sánchez y Rodríguez (2011) que existen algunos problemas con sus repercusiones y consecuencias, vistos desde la influencia negativa de la globalización hacia la educación, siguiendo la misma disposición propuesta antes por otros autores:

• Reconfiguración según las demandas y las leyes del mercado: privatización, falta de financiación de la educación pública, pérdida de soberanía del Estado sobre la misma, presión evaluativa y competitividad, transformación de los centros educativos en empresas y de la educación en una mercancía, y políticas educativas que responden a los intereses laborales y del mercado.

• Conversión en una fuente de desigualdad y exclusión social: acceso restringido a determinados centros y tipos de educación según recursos económicos o humanos, reproducción, aparición de un ranking de centros según resultados y de una libre competencia entre los mismos, precarización y guetificación de la enseñanza pública, fomento del individualismo, el conformismo, la competitividad, la excelencia y externalización del fracaso.

• Transformación en una herramienta de control: reproducción del nuevo orden mundial, manipulación y control del currículo, modificación de los valores y del pensamiento, fomento de la capacidad de adaptación y asimilación a los cambios, y destrucción del pensamiento crítico en favor del único.

• Convergencia internacional: en la dimensión curricular, estructural, de la administración y gobierno de la educación y de las políticas educativas. (p. 3).

Y que de igual manera, Cabrera (2019) menciona, con idea similar que la globalización está generando una serie de problemas, consecuencias negativas y repercusiones en el ámbito educativo. Esto incluye cambios en respuesta a las demandas del mercado, como la privatización de las escuelas, la falta de financiamiento para la educación pública, la pérdida de control estatal sobre la educación, la presión por la evaluación y la competitividad, la transformación de las instituciones educativas en empresas y la educación en un producto comercial, así como políticas educativas que están más enfocadas en los intereses laborales y del mercado que en el bienestar de los estudiantes.

Todos estos elementos llevan a que la globalización desde ciertos grupos sea vista como degenerativa en el proceso educativo, por un lado, porque no favorece a ciertos sectores, porque no repone en aplicarse a todos por igual; a su vez que puede llevar a pérdida de valores culturales e identitarios, así como la utilización mediática, que al final rompe con la necesidad de la criticidad de los estudiantes.

A todo esto, cabe a su vez añadirle que es indiscutible pensar que durante muchos años la educación se ha visto forzada a un aspecto de memorización de conocimientos sin mayor sentido de aplicación. Esto también deriva en una afectación social, pues los estudiantes no logran adecuarse a una sociedad en constante desarrollo frente al fenómeno de la globalización. Roldán (2004) menciona que, desde un acuerdo unívoco, el aprendizaje debe derivar no solo en acumular conocimientos, sino en la integración de nuevos, sin perturbar los anteriormente obtenidos, provocando una mejora en el aprendizaje.

Sin embargo, tampoco puede dejarse de lado el lado positivo de la relación que existe entre la educación y la globalización, como también veremos más adelante, a partir de su utilización durante afectaciones que en otra época podrían provocar no solo el fracaso educativo por la falta de aplicación, sino que más allá determinaría en la ruptura de mercados internacionales.

Rosalinda Cabrera (2019) menciona que la globalización a su vez tiene muchas ventajas que favorecen el desarrollo oportuno de los estudiantes. Esto puede verse por ejemplo en los intercambios estudiantiles, que permiten que a partir de sus experiencias mejoren sus habilidades afectivas y cognitivas. A su vez, otra de las ventajas que para Cabrera (2019) tiene la relación que existe entre globalización y educación es que:

Con la globalización los estudiantes tienen mejores oportunidades de trabajo una vez culminados sus estudios, aquí o en otro país, ya que las puertas del mundo están abiertas a los nuevos profesionales especializados, que hablan distintos idiomas. Una de las grandes ventajas de la globalización para la educación es una significativa mejora en la calidad de esta, ya que en un mundo competitivo en el que todos luchan por ser el mejor, la educación es la herramienta primordial para lograrlo. (p. 5).

A esto, añade Arias (2007) que, la relación entre la educación y la globalización va de la mano en el carácter de que el estudiante debe conocer más allá del mundo visible y la realidad interna de nuestro país, dado que la educación se encuentra intrínsecamente vinculada a la globalización, ya que es un agente globalizador por sí misma, puesto que, a través de la educación, el individuo se abre a un mundo más amplio, reconociendo sus limitaciones pero trascendiendo las fronteras, lo cual le permite establecer conexiones dinámicas y creativas con otras sociedades, capacitándolo para participar en un diálogo constructivo que fomenta la creación de una ciudadanía global. La educación facilita el paso de lo local a lo global, revelando que las aspiraciones de hombres y mujeres son en última instancia las mismas, ya que es el planeta el que nos convoca a preservar y desarrollar de manera sostenible.

Por supuesto que la globalización influye en el desarrollo educativo, y es pertinente que así sea, sin embargo, debe entenderse mejor esta acción de cómo afecta la globalización en el aprendizaje de miles de niños y jóvenes de distintas sociedades, y por supuesto la nuestra, de modo que el aprendizaje pueda ir de la mano con las herramientas de la globalización de la mejor manera posible, sin embargo, hemos visto a lo largo de este estudio que la afectación de la globalización deriva en aspectos negativos también, como la pérdida de cultura o la exclusión social.

Es por esto por lo que, cabe cuestionarnos de qué otra forma afecta la globalización en la educación. A esto, Primitivo Sánchez y Juan Carlos Rodríguez (2011) proponen que la revitaliza por medio de dos factores principales:

Factor estructural: La globalización necesita la educación como una fuente de la que obtener su máximo rendimiento y desarrollo. Sin ella, las estructuras en las que se sustenta, tanto a nivel ideológico como material, se vendrían abajo y con ellas todo el proceso.

Factor económico: La educación representa un ámbito desde el que se puede obtener un gran beneficio económico, pero también en forma de recursos humanos para el mundo laboral. (p. 3).

A su vez, se debe detallar que la educación es un factor determinante para la globalización, la cual también presenta retos a los que se enfrenta, pero, tal como antes se mencionó, la educación siempre afronta muchos desafíos que devienen de otros factores y los que nuestra sociedad debe advertir, de manera que se puedan subsanar, para generar mejores opciones para los niños y jóvenes.

Algunos de estos retos son mencionados por Garnier (2006):

El reto social de contribuir a cerrar esa creciente brecha de oportunidades y bienestar que se refleja cada vez con más fuerza tanto en las estadísticas como en las calles.

El reto económico de crear las capacidades humanas necesarias para competir e integrarnos a la economía global a base de productividad, de ingenio, de conocimiento y destreza: ¡nunca a base de pobreza!

El reto ecológico de enseñarnos a vivir en armonía con nuestro ambiente.

El reto cultural de ayudar a descubrirnos, entendernos, expresarnos y reconstruirnos como ciudadanos del mundo pero con plena conciencia de nuestra propia identidad, rica y diversa.

El reto ético y estético de brindar los criterios que nos guíen en esa búsqueda permanente y crítica de lo que es justo y bueno y de lo que es bello: criterios que dan su verdadero sentido a la vida humana. (p. 33).

De este modo, estos retos detallados advierten la situación a la que se enfrenta la educación desde un espacio en el que se desarrolla antes y durante la globalización. Muchos de estos retos a su vez crecen mayormente ante este fenómeno de modo que se requieren mejores oportunidades y acciones que permitan el desarrollo oportuno y la continuidad de una educación de calidad.

Por ejemplo, el reto económico es uno de los que visiblemente se ve más afectado con la globalización, por lo que debe ponerse en tela de juicio para que no se vea perjudicado, sino más bien crear mejores recursos para enfrentar cualquier situación que este conlleve. Es claro que la economía es uno de los procesos que requiere mayor atención ante la globalización, desde la visión de los mercados y las economías mundiales, por lo que, por supuesto, es uno de los elementos que se deben distinguir como retos en la educación.

A esto, Corrales y Bedoya (2022) aluden que la economía ofrece un punto de vista único acerca de la educación, puesto que, a diferencia de los docentes, quienes plantean un enfoque principal relacionado con el proceso de aprendizaje de los estudiantes, los economistas se centran en la importancia de la educación como un producto, el cual involucra inversión y consumo; por tanto, estos ven la educación como una actividad que requiere una considerable inversión de recursos sociales para lograr objetivos que se presuponen como aquellos que deben ser manifestados. Desde esta perspectiva, estos se preocupan por determinar cómo utilizar de manera eficiente estos recursos para alcanzar esos objetivos, sin importar cuáles sean manifiestos.

Es así como, la educación debe ser vista como una inversión y no como un gasto, pues la educación generará mejores calidades de profesionales que intervendrán en el desarrollo de un país, de modo que serán capaces de generar un mayor crecimiento en lo que refiere, posteriormente, a los diferentes sectores que componen nuestra economía. A esto, agregan Corrales y Bedoya (2022):

Actualmente la educación es un activo no solo por su valor intrínseco, sino también porque proporciona habilidades a las personas y actúa como un indicador de estas habilidades. La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, ha llegado a la conclusión y la inversión en educación produce altos rendimientos en el futuro (OECD, 2020). Es por esto, que el objetivo de los Estados es, por tanto, poder ofrecer a su ciudadanía la posibilidad de proporcionar una educación de calidad que fomente la movilidad social, por lo que uno de los retos fundamentales de todos los países en la actualidad es eliminar las desigualdades en el acceso a las oportunidades de aprendizaje. (p. 6).

Sin embargo, a su vez debe ser considerado el hecho de que la globalización recurre a la educación para sus propios intereses, tal como lo expresa Rosalinda Cabrera (2019) cuando menciona que la globalización influye directamente en la educación al promover intereses específicos, pues facilita el acceso a información y aprendizaje a gran escala, transformando el enfoque educativo de aulas tradicionales hacia un modelo más flexible y universal.

Entonces, cabe destacar que la asociación de la globalización con la educación busca el beneficio de la segunda, sin tomar siempre en consideración las afectaciones que puedan tener sobre la sociedad y lo que refiere a su educación, por lo que es importante, tal como antes se mencionó, conocer los elementos que deben estar presentes en la enseñanza de los niños y jóvenes.

El papel de la economía de la globalización en la educación tiene alcances que deben ser considerados; ya se ha discutido a lo largo de este capítulo cómo una economía que está en crecimiento permite que los sectores más afectados puedan verse incluidos en el avance de la sociedad y, a su vez, una sociedad que permite mejoras en la educación, de modo que logra un mayor número de profesionales, conocedores de las mejores herramientas que la globalización trae, y que las utilizan para la mejora del país, conlleva a que la economía crezca, que haya un mayor desarrollo en cualquier sociedad.

Tal como antes se evidenció, ha sido un reto desafiante, pues la globalización no se detiene para poder determinar a qué individuos puede favorecer y a cuáles no, de modo que, los mayormente afectados son los sectores más pobres de una sociedad, y es el mayor reto de los gobiernos el optar por no crear una línea que divida las condiciones de los diferentes grupos sociales que conforman una sociedad. A esto, Arias (2007) se refiere:

La globalización es desafiante para el sistema educativo, sobre todo en lo que tiene que ver con la internacionalización de la cultura; por todos los retos que implica educar en la aldea global, esta acción se constituye en algo maravilloso e intimidante. El problema de la globalización está no en la intencionalidad del proceso sino en la gestión que de ella se ha hecho, pues ha sido un sistema de exclusión de las mayorías, esto es, de los pobres en los países en vías de desarrollo. (p. 13).

De este modo, debe entenderse esto como una especie de pirámide. Los países menos desarrollados se ven afectados, pues no reciben los mayores beneficios de la globalización, en muchos casos no están a su alcance y esto lleva a que la economía no pueda competir muchas veces frente a mercados que sí poseen todas estas herramientas. Entonces, un país en vías de desarrollo que no logre estos beneficios no logrará crecer.

Cabrera (2019) menciona que la globalización lleva consigo a muchos analistas que lo ven como un mal, así como aquellos que lo señalan como un beneficio, pues algunos de ellos, critican que el intercambio comercial produce desempleo y desigualdad, dados algunos desbalances, de modo que afectan la democracia de los países latinoamericanos, como parte de un grupo de pueblos que buscan su desarrollo, pero que ante las políticas que propone un mundo globalizado lleva a que no exista una igualdad, al contrario, derive en mayores pérdidas. Esto se debe a que los ingresos y las riquezas están en pocas manos, de modo que son solo algunas grandes empresas quienes reciben los beneficios.

Por otro lado, un país que de igual manera no favorece a aquellos con menores condiciones, o en donde la riqueza y los beneficios solamente están en poder de algunos, no logra que haya un avance en la sociedad y que la estabilidad de muchos sectores siga menguando. Por lo que, si un país favorece a todos por igual, frente a los desafíos de la globalización, generará mejores resultados, lo que a su vez elevará el crecimiento económico, tecnológico y profesional, dando así pie a que la economía pueda competir frente a otros mercados con mayor apertura. A esto, añade Arias (2007):

Para la educación la globalización genera alta incertidumbre, pues está obligada a decidir a quién educar, si a la totalidad de los ciudadanos y ciudadanas o a unos pocos privilegiados y privilegiadas para que ingresen al mundo global, pues el dominio del conocimiento, que como ya se dijo es condición para ello, hace caducos los oficios no calificados. Este es un problema que hay que resolver desde el punto de vista ético y social; lo primero, por el derecho a participar en los avances de la humanidad, y lo segundo porque la igualdad de oportunidades es la base para la democracia. Desde lo social la educación se descubre como la vía hacia la integración nacional, el crecimiento económico y la superación de la pobreza. (p. 13).

Este debe entonces ser el aliciente que la sociedad busque, por supuesto que la costarricense debe ser parte de esta disposición, pues desde el avance de la educación y con igualdad de oportunidades, se puede determinar el desarrollo de nuestro país, a partir de la generación de profesionales que puedan devolver todo lo que les fue dado. Recordando así que la educación y la globalización pueden ir de la mano, siempre de modo que confluyan en una situación de aprovechamiento. Arias (2007) menciona que esto es posible, siempre y cuando se sigan algunos aspectos que debe contemplar el sistema educativo.

El sistema educativo busca ser eficaz para justificar su existencia, y lo ha de ser siempre que cumpla con las exigencias que se le hacen: adaptar a educadores, educadoras, educandas y educandos a las nuevas formas y condiciones del desarrollo en el mundo de la globalización; pensar la educación al margen de este imperativo es estar fuera de lugar, entrar en un tipo de autismo social... lo que inhabilita para pensar de manera alternativa, propositiva y transformadora el desarrollo de la sociedad. Desde el sistema educativo se viene asumiendo esta forma de enfrentar el mundo y la realidad; sin embargo, es indispensable pensar la globalización desde otras condiciones que acojan las aspiraciones humanas de emancipación de los pueblos, especialmente de los países en vías de desarrollo, lugar donde se palpan decididamente marcadas desventajas. (p. 16).

La educación y la globalización deben generar resultados que favorezcan por igual a todos los individuos y que a su vez, deriven en beneficios para una sociedad. Bien utilizada, la globalización puede traer mejoras en la calidad educativa, así como en el aprendizaje de los estudiantes, de modo que es oportuno que se dé una revolución de la educación hacia la apertura global, sin restar importancia a los factores humanísticos y racionales de los individuos.

Esta relación tuvo su mayor desarrollo dadas las necesidades que generó la pandemia alrededor del mundo y nuestro país no fue la excepción, pues la pandemia por COVID-19 llevó a que las aulas se cerraran, a que la economía se paralizara, así como todos los sectores de nuestro país. Corrales y Bedoya (2022) recuerdan esto:

Este panorama desata una emergencia nacional y el 16 de marzo del año 2020, fueron enviados a sus hogares la totalidad de estudiantes, personal docente, administrativo y se declara la suspensión temporal del sistema educativo en todas las modalidades públicas y privadas en todo el territorio nacional, bajo el Marco del Decreto N° 39225-MP-MTSS- MICIT con el fin de salvaguardar la vida, frente a una voraz pandemia que amenazaba el país. (p.5).

De modo que hubo que buscar soluciones prontas, las cuales, por supuesto venían dadas por las herramientas facilitadoras que la globalización ha traído, a partir de las nuevas tecnologías y el beneficio de poder conectarse a distancia. La emergencia que afectó al mundo entero vio cómo el aprovechamiento de la era digital se veía como una respuesta oportuna. A esto, continúan Corrales y Bedoya (2022):

El 2020 marca un precedente en la educación costarricense, si bien es cierto pone en que evidencia la falta de planificación en el sistema educativo, también ve una oportunidad de mejora y de reinvención. Con este panorama, la educación da un paso gigantesco a la globalización y la tecnología, según la Superintendencia de Telecomunicaciones (Sutel), el 88% de la población costarricense tiene acceso a Internet. (p. 7).

Cabe mencionar que, dada la necesidad creada por la pandemia en todo el mundo, el aprovechamiento de las tecnologías debe exigir una continuación. La educación tuvo que verse condicionada ante las herramientas, de un modo impetuoso migrar hacia estos usos, en lo que duró la parte más cruda de una pandemia que cobraba la vida de millones de personas a lo largo del mundo, pero que a su vez generó nuevos artilugios para el desarrollo de las clases y que suscitó en la capacitación de muchos docentes que no conocían del uso de las nuevas tecnologías.

Finalizan ante esto Corrales y Bedoya (2022) mencionando cómo la pandemia llevó a una transformación y evolución de un sistema educativo, de modo que la educación llegó a experimentar una transformación acelerada, gracias a este suceso que aquejó al mundo, y que ahora se dirige hacia nuevos métodos de enseñanza; de modo que, el principal desafío al cual se enfrenta actualmente el sistema educativo es continuar la evolución que la pandemia ha impulsado. Esto, entonces, consiste en un proceso de reinvención de las formas tradicionales de enseñanza y aprendizaje, la cuales se han adaptado y deben seguir haciéndolo según las necesidades globales de los estudiantes y de toda la sociedad, mediante la mediación de la tecnología y el desarrollo de habilidades para aprender de nuevas maneras. Esto implica aprovechar mejor los recursos y el tiempo, reconocer la importancia de la educación como impulsora del progreso social y buscar constantemente maneras de mejorar la condición humana.

Es por esto por lo que, la educación debe retomar las herramientas que desde la pandemia ha consignado para su desarrollo, permitiendo así que los estudiantes y profesores sean partícipes de un mundo globalizado, pertinente en la utilización de tecnologías que generen mayor desarrollo del conocimiento.

Esto resultará en un constante crecimiento del país, frente a un mundo que se mueve de modo acelerado frente a las nuevas tecnologías, las cuales propician la era de la globalización. Esto es señalado por Arias (2007), de modo que las tecnologías permiten un avance que favorece a los diferentes mercados y sectores de una sociedad, pues este avance tecnológico ha convertido a los medios de comunicación en una herramienta clave para impulsar la globalización, permitiendo la expansión de influencia en ámbitos como el mercado financiero y de capitales, que a menudo operan sin restricciones geográficas.

Por su parte, Corrales y Bedoya (2022) agregan que, estas tecnologías aplicadas a la educación no solamente llevarán a que genere beneficios a largo plazo para un país, sino también porque el aprendizaje puede permitir una mayor aceptación y entendimiento por parte de los niños y jóvenes en su desarrollo, de modo que se retoma el objetivo de la educación provisto y que menciona que la educación no debe ser vista solamente como la memorización sin sentido de contenidos, más bien debe resultar en el aprendizaje oportuno de conocimientos.

Por su parte, la teoría de la administración de la tecnología, aporta un elemento indispensable, permite el desarrollo de técnicas y estrategias con el apoyo de la tecnológica para aplicarlas en ambientes de aprendizaje educativos más innovadores, lúdicos, tomando como base la mediación docente con la incorporación de las tecnologías de la información y comunicación (TICS). (p. 6-7).

Las tecnologías, dada su inserción en el sistema educativo por la pandemia, han permitido que la educación se renueve a partir de nuevas técnicas y estrategias que favorecen a los estudiantes y profesores en una era globalizada, en donde contribuye a su mayor desarrollo creativo y funcional, desde su aprendizaje y aplicación, que de manera oportuna deben continuar siendo aprovechadas por nuestra sociedad.

Hacia la Construcción de un Modelo Educativo Competitivo

A partir de todo lo anteriormente mencionado, se hace alusión a que la globalización en su desarrollo con la educación conlleva a que estos procesos puedan verse favorecidos. Esto para cualquier sistema educativo de cualquier país, y en Costa Rica la necesidad de desarrollarnos a partir de estas tecnologías es oportuno. Menciona Leda Roldán (2004) que “La tarea no es combatir el proceso de globalización, sino tratar de encausarlo para que favorezca la educación universitaria (p. 48), de modo que el sistema educativo de nuestro país no debe ir contrario a lo que la globalización permite, sino más bien que debe buscarse una asociación que favorezca a la educación.

Ahora bien, a partir de todo lo anteriormente visto, es factible pensar que desde lo que nos generó la pandemia, se puede rescatar algo bueno y fue la aproximación necesaria que tuvo el sistema educativo de nuestro país hacia las diferentes tecnologías, de modo que los estudiantes desde sus hogares pudieran desarrollar sus conocimientos. A esto, añade Roldán (2004) que “El avance vertiginoso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación permite no solamente que seamos receptores pasivos sino también protagonistas y emisores (p. 44).

Entonces, para la construcción de un modelo educativo competitivo, el país debe apostar no solo por la permanencia de las tecnologías y herramientas que la globalización introdujo de manera precipitada en nuestra educación, sino también estar constantemente actualizándolas, apostando por ellas, invirtiendo en estas, de modo que luego esta inversión derive en ganancias. Arias (2007) menciona que:

Si la tecnología era un factor cultural que garantizaba a quien la producía una ventaja comparativa y competitiva que se volvía hegemónica en el mercado de bienes y servicios, esta garantía sólo es posible hoy para quienes hacen la inversión que lleva a su producción; la tecnología incrementa el consumo que es a su vez el iceberg para monopolizar y posicionar su dominio en el mercado mundial. Se da por entendido que pueblo o sociedad que no produce ni invierte en la producción de tecnología está obligado a importarla; así se incurre en una asimilación de culturas que les son extrañas, carentes de sentido para sí, lo que hace que estos pueblos se eximan de la responsabilidad en la búsqueda y construcción humana de su entorno. (p. 7).

De este modo, la inversión que nuestro país puede realizar para obtener siempre las tecnologías que favorezcan el desarrollo educativo proporcionará a futuro profesionales que permitan una mejor construcción de la sociedad, una exportación de conocimiento que deriva de nuestros estudiantes, a partir de beneficios obtenidos por nuestro país, en un crecimiento que favorece el mercado y, por ende, la economía, de modo que todos los sectores se ven influidos de manera positiva.

Por otro lado, señala Cabrera (2019) que no se debe olvidar que el concepto de un mundo globalizado y en la educación conlleva a una exclusión y pérdida de la identidad, como anteriormente fue señalado, por lo que es importante que, aunque se disponga de nuevas tecnologías, se vea a su vez favorecido el pensamiento crítico, humanista y cultural de los estudiantes. Pues de este modo, se logran obtener los mayores beneficios para el desarrollo profesional de los niños y jóvenes.

De modo que, y siguiendo con Cabrera (2019), la globalización nos hace creer que podemos tener acceso a todo y mejorar nuestros sistemas educativos, repensando los planes de estudio y la manera de enseñar y aprender. La clave está en utilizar la abundante información de forma responsable y con un enfoque educativo sólido, por lo que el beneficio que conlleva para un país la utilización de las nuevas tecnologías, de la mano de la globalización, como bien se mencionó, no solamente permite mejoras en el sector económico de un país, sino que favorece a todos los sectores que integran una sociedad. De este modo, aquellos que han apostado por estas herramientas logran mayores crecimientos.

En teoría, las empresas exitosas pueden salir triunfantes en el proceso de globalización, sin que se pueda decir lo mismo de los trabajadores profesionales de los que hacen uso; en los países subdesarrollados, a mediano plazo, los egresados universitarios que estén familiarizados con las nuevas tecnologías o los elementos que forman parte de la globalización del conocimiento, podrán beneficiarse tanto de mejoras salariales como de mejores puestos en sus empleos, donde harán uso de la transferencia tecnológica, siempre y cuando apliquen los parámetros de calidad que exige la competitividad, pero esto obligará también al Estado a presionar a las instituciones educativas, sociales y políticas para que mejoren la productividad y la institucionalidad. (p. 9).

Asimismo, menciona Pedro Venegas (2018) que de un tiempo para acá, en nuestro país, se llegó a un desajuste entre educación y el mundo de trabajo, lo que ha generado que se experimenten dudas acerca de nuestro sistema educativo, en cuanto a los procesos de enseñanza-aprendizaje. Por lo que, es importante que en nuestro país se desarrolle una planificación oportuna en temas de educación de modo que se amplíe el panorama. Esto lo explica a partir de cuatro pilares que deben ser considerados en nuestra educación ante un sistema globalizado: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser.

Figura 1

Elementos de la planificación educativa en el entorno global

Nota. En la ilustración se agrupan elementos básicos de la planificación, en el contexto de la globalización y los cuatro pilares de la educación. Elaboración propia a partir de investigación y propuesta de Pedro Venegas Jiménez en 2018.

De este modo, la figura 1 detalla que la planificación desarrollada a partir de estos cuatro pilares puede derivar en una mejor convicción educativa en esta era globalizada. Esto, dado que, desde aprender a conocer permite que el aprendizaje sea permanente e implica solamente un estímulo que va hacia el sentido crítico. Por su parte, aprender a hacer significa que se deben poner en práctica los conocimientos adquiridos, esto al hacer frente a diversas experiencias y situaciones reales a partir del trabajo en equipo. A su vez, aprender a convivir trata de la participación y colaboración con otros, de modo que se obtiene por medio del respeto a los valores y pluralismo, a partir de la comprensión y el diálogo para tratar conflictos. Finalmente, aprender a ser requiere de la autonomía, de la iniciativa, de la creatividad, de la innovación, a partir de los intereses que se tengan, pues trata el desarrollo y el enriquecimiento integral que se obtiene a través de la libertad de pensamiento y el juicio.

Menciona Marta Venegas (2022) que esta planificación debe verse a su vez establecida para diversos sectores de la sociedad. La educación debe presentar cambios en su proceso sin olvidar todos los sectores, pues la educación en Costa Rica ha sido siempre centralizada; de modo que, se debe reconocer que el cambio es una constante en la vida y en todas las actividades humanas, puesto que el sistema educativo ha permanecido inmutable. Sin embargo, para ser relevante en la sociedad en constante evolución, es necesario que el sistema educativo también se renueve y se adapte a las dinámicas sociales. Aceptar el cambio como parte integral de la vida implica la necesidad de transformar el sistema educativo.

A su vez, esa planificación debe ser entendida desde la importancia, por supuesto, siguiendo lo mencionado por Venegas (2022) en donde se contempla a todos los sectores, de que estamos ante una sociedad donde debe conocerse todo el contexto. Según menciona Miguel Melendro (2008):

Un primer paso para ese “hacernos conscientes” del mundo en que vivimos vendrá apuntado por los nuevos espacios educativos que se van construyendo en la sociedad del siglo XXI, por los cambios que se vislumbran en el ámbito de la pedagogía de mano de la mundialización de la economía, de la revolución tecnológica de la información y las comunicaciones, de la lenta e inexorable homogeneización cultural, sin perder de vista los diferentes contextos en que esos cambios se van implantando, ni las referencias que una reforzada generación de derechos –derechos humanos y del ciudadano, ecológicos, de las diferentes comunidades que habitan el planeta,…- nos aportan. (p. 9).

Costa Rica debe desarrollar esta conciencia e interpretarla desde su concepción pedagógica, de modo que favorezca el tratamiento en las aulas tanto para los docentes como para los estudiantes. Debe existir dentro de la planificación una concepción del entorno global. Esto, continúa Melendro (2008), se desarrolla desde el ámbito educativo a partir de distintos espacios, y que debe ser determinado a partir de tres factores que favorecen así el buen desarrollo de la planificación en el sistema educativo.

Hacia la participación de la sociedad en la toma de decisiones sobre su propio futuro, utilizando los nuevos espacios sociales de la educación –la educación virtual, la educación no formal e informal, interactuando de forma peculiar con la educación reglada- y recuperando las propuestas de “sociedad educativa” ya formuladas el pasado siglo. Se trata aquí de abordar, desde el ámbito educativo, ese carácter endógeno, “hacia dentro”, descrito por Robertson en el proceso de globalización.

Educando, esta vez en sentido exógeno, para la comprensión de los escenarios globales y las nuevas redes de relaciones que en ellos se tejen. Como paso previo, formando desde el conocimiento, la comprensión y la toma de conciencia de los límites del sistema en el que vivimos, y planteando simultáneamente un modelo de sociedad y de educación “sostenibles” que actúe sobre las emergencias del sistema, aquellas de sus cualidades que sin estar localizadas específicamente en alguno de sus componentes, tienen una importante capacidad de transformar el sistema mismo. Estamos aquí hablando de una educación global “hacia fuera”, desde la frontera más o menos nítida entre lo próximo y lo global.

Provocando, por último, la reflexión sobre los desequilibrios de la educación a nivel local -entre las sociedades hoy dominantes y sus periferias- y sobre la mundialización educativa, que aborda en este momento el crucial debate sobre la educación entendida como servicio público o su consideración como bien de consumo. (p. 9).

Por su parte Luis Castellón (2020) advierte que uno de los aspectos que más olvidamos algunos cuando nos referimos al desarrollo productivo de nuestra sociedad a través de la globalización es la alfabetización, dado que un gran sector de nuestra sociedad no se ha podido desarrollar en este campo; al igual que mencionaba Venegas (2022), estos sectores se ven constituidos principalmente en zonas rurales, y que deben ser de igual modo tratados. Pues, continuando con Castellón (2020), es importante que se creen habilidades que permitan a todos los ciudadanos adecuarse ante la nueva era global.

Si bien el concepto de alfabetización parte del sentido más básico de la lectoescritura tradicional, actualmente también se refiere a un proceso que incluye los entornos digitales. De hecho, según la UNESCO (2011) la alfabetización digital implicaría habilidades para leer e interpretar información disponible en medios digitales, reproducir datos e imágenes a través de la manipulación digital, e incluso evaluar y aplicar el nuevo conocimiento obtenido en este tipo de entornos. (p. 5).

De modo que, la sociedad se vea beneficiada porque es capaz de reponer en sentido crítico sobre lo que escucha, lo que se ve y lo que debe ser entendido. Así continúa Castellón (2020) diciendo:

En este contexto, Cassany (2012) plantea que el desafío de la educación es estimular la capacidad crítica del estudiantado y las habilidades estratégicas para que desarrollen el potencial para discriminar información relevante, leer y escribir desde medios digitales, algo indispensable para desenvolverse en el mundo contemporáneo. La ciudadanía del siglo XXI implica así competencias para utilizar y aprovechar los recursos tecnológicos disponibles y en constante actualización, herramientas que posibilitan la comunicación, localización, evaluación, uso o creación de información.

De este modo, cabe recordar que el principio que propone la educación siempre es el de generar iguales oportunidades para todos, por lo que se pueda integrar y educar a todos los sectores, lo que permitirá una mayor disposición de crecimiento en nuestro país. A esto, explica el Ministerio de Educación (2015) que, una nueva educación, aun en el marco de la globalización debe ser integradora e inclusiva.

Educar para una Nueva Ciudadanía implica la implementación de enfoques educativos integradores e inclusivos, que propulsen la accesibilidad y la incorporación de todas las personas participantes en el proceso educativo. En tal propuesta, cada estudiante es el centro de todos los esfuerzos que se realicen, pues es la persona que habitará el mundo y tendrá posibilidades y responsabilidades planetarias con un arraigo local. Este ser humano, altamente diverso, requiere de estímulos en la mediación pedagógica y la evaluación. Por ello, se debe procurar que todas las personas que participen en este proceso sean autores y actores en ambientes de aprendizajes retadores y reflexivos. La tecnología y la comunicación, el desarrollo sostenible y el desarrollo profesional son factores esenciales para el éxito de la transformación propuesta. (p. 24).

A esto agrega Castro Mena (2020) que de este modo, el uso de las TIC permite que la globalización se desarrolle de manera oportuna e inclusa, tal como se ha mencionado, desde un desarrollo que permita una mayor criticidad de todos por igual ante esto, y en donde es importante por tanto una alfabetización digital, la cual la expone citando a Katz:

La adopción elevada de TIC (incluyendo banda ancha fija y móvil, así como el uso de redes sociales y servicios de comercio y gobierno electrónicos) se traduce en un aumento de la digitalización. El desarrollo de la digitalización de un país es medido sobre la base de un índice multidimensional compuesto integrado por los siguientes pilares:

1. Asequibilidad: precio de diferentes servicios de telecomunicaciones, lo que determina la posibilidad de su adquisición por parte de individuos y empresas (particularmente microempresas y Pymes).

2. Confiabilidad de infraestructura: nivel de robustez y poder de recuperación de las redes que transportan información digital.

3. Accesibilidad a las redes: adopción de terminales que permiten a individuos y empresas acceder a las redes que transportan información digital.

4. Capacidad: capacidad de las redes de telecomunicaciones para transmitir volúmenes elevados de información digital a velocidades adecuadas.

5. Utilización: adopción de plataformas de TIC y cambios en los procesos de negocio en la economía, lo que indica una asimilación creciente de tecnologías digitales.

6. Capital humano: porcentaje de la población económicamente activa calificada para utilizar y desarrollar productos y servicios digitales. (p. 22).

Así, Castro (2020) expone uno de los mayores problemas que suscitan en algunas de las zonas rurales de nuestro país. Pues muchos de estos beneficios no son obtenidos por todos, por lo que algunos sectores se ven más afectados, a su vez que hay un incremento en la baja alfabetización tecnológica de nuestro país. El gobierno debe optar por una mayor cobertura y facilidades desde las diferentes tecnologías para el uso de todos.

Entonces, las TIC vienen a generar una mayor apertura ante una construcción de un modelo educativo competitivo de nuestro país frente a otros países que están desarrollando a su vez la globalización. Castellón (2020) menciona que el uso de las TIC facilita a su vez los diferentes procesos educativos.

En la educación pública, las TIC son un aporte importante para lograr los objetivos de aprendizaje y facilitar muchos procesos educativos. Pero al mismo tiempo permiten dotar al estudiantado de criterios para la toma de decisiones acerca del uso de dichos medios en la sociedad, un empoderamiento que es acorde con las ideas de Freire (2005), Chakravorty-Spivak (2012) o Cassany (2012). El proyecto de una educación problematizadora y desarrollo de pensamiento crítico es siempre necesario en tiempos de alfabetización digital. El uso de tecnología digital, herramientas de comunicación, la evaluación y creación de datos, es crucial que sea descolonizado para no ser solo consumidores de información sino también creadores de conocimiento. (p. 13).

Las diferentes tecnologías que otorga la globalización deben ser instauradas en el beneficio de la educación como herramientas propicias de conocimiento, esto porque, y siguiendo a Castellón (2020):

Posibilitan tanto al estudiantado como a profesionales de la educación, experiencias de conocimiento que serían difíciles de lograr en algunos contextos por la lejanía, el tiempo o condiciones geográficas, entre otras.

Son potenciadores de las habilidades intelectuales.

Sirven como medios expresivos para comunicar ideas, los sentimientos y las opiniones del estudiantado o docentes.

Permite mantener de manera estable o incluso inalterable la información, puesto que se puede conservar y almacenar la información en diversos dispositivos.

Los recursos utilizados son, al mismo tiempo, medios de información y objeto de estudio porque se requiere aprender a interactuar con estos en la cotidianidad. (p. 13).

De este modo, frente a un mundo que constantemente se encuentra en desarrollo, Costa Rica debe facilitar su avance a partir de elementos que permitan una mejor disposición que faciliten un mayor crecimiento, de modo que favorezcan a su vez a todos los actores. Para ello, es pertinente que derive en un mejor uso de las tecnologías, además de que sea algo al alcance de todos, permitiendo igualdad de escenarios para los diferentes sectores de nuestro país y que otorgará una mejor y mayor apertura.

Es oportuno el buen uso de las tecnologías porque generan un mayor desarrollo crítico en una sociedad globalizada, de modo que en la educación la capacitación de estas TIC conlleva a una mejor apertura de los diferentes sectores de una sociedad, en una educación que puede generar mejores conocimientos desde un mundo globalizado.

Conclusiones

Es una realidad que los postulados teóricos y aspiraciones pedagógicas expuestas en las políticas educativas nacionales son insuficientes para poder afirmar que estas constituyen un instrumento eficiente y eficaz para acceder a un modelo educativo que esté a la altura de las demandas actuales del mundo globalizado. Es imperativo el replantear las condiciones bajo las que opera el sistema educativo nacional, en temas de capacitación docente, actualización, inversión en infraestructura y tecnología, desarrollo de la investigación, inclusión, accesibilidad, sostenibilidad y organización interna, que garanticen una educación de calidad. Para su implementación, esto va a requerir un mayor esfuerzo por parte del Estado como ente regulador del mejoramiento de los procesos educativos, es decir, de una mayor inversión a nivel económico para sacar adelante y de manera exitosa la tarea.

La educación es uno de los pilares más importantes que tenemos, si deseamos que nuestro país se proyecte más al mundo debe aumentar la pretensión de lograr mejor calidad en la educación, desde profesores más capacitados en una era global que marcha a pasos agigantados, como profesionales que se desarrollen en un entorno que les resulte normal, pues la globalización es un fenómeno que no se marchará si no que seguirá en constante transformación y para ello es imperante que nuestras futuras generaciones sean conscientes de cada uno de estos cambios.

Asimismo, sin importar cuáles sean las herramientas que se utilicen, se debe fomentar el pensamiento crítico y el desarrollo humanista-racional de una sociedad que, gracias a los medios, no reportan un mayor pensamiento más allá del que es impuesto a partir de cualquier intervención disponible en redes. De igual manera, es imperante que el gobierno busque los medios para establecer una educación para todos, incrementando así las posibilidades que deben tener todos ante las igualdades de estudio, de modo que se eviten las exclusiones y rechazos ante esta era globalizada. A su vez, es importante que se fomente la alfabetización digital para todos los sectores, para que de esta forma todas las personas puedan desarrollar mayor criticidad frente a todo lo que exponen los medios y la globalización.

El buen uso de las diferentes tecnologías, así como la relación oportuna entre la globalización y la educación puede llevar a mejores oportunidades para nuestro país. Costa Rica debe apostar por la inversión en nuevas tecnologías, de modo que este gasto luego derive en una ganancia, pues permitirá un mayor número de profesionales que admitirán el crecimiento adecuado de nuestro país, a través de la economía y aspectos sociales, que facilitarán a su vez una mejor competencia en un mercado global, sin necesidad de perder nuestra idiosincrasia.

A manera de resumen, se puede afirmar que para aspirar a una educación nacional que sea competitiva en un mundo globalizado, se requieren tomar las siguientes medidas:

1. Mejorar la infraestructura de los centros educativos, de manera tal que los estudiantes tengan acceso a un entorno adecuado para el aprendizaje. Esto incluye herramientas modernas de tecnología para la enseñanza, así como recursos adecuados para apoyar la educación.

2. Aumentar el presupuesto destinado a la educación, en cumplimiento del mandato constitucional de que al menos un 8% del PIB debe destinarse a educación. Costa Rica necesita aumentar significativamente sus presupuestos destinados a la educación, para poder brindar a los estudiantes una educación de calidad. Esto incluye aumentar el salario de los maestros, los recursos para la investigación, la formación docente y el desarrollo curricular.

3. Promover el uso de la tecnología en la educación. Esto incluye el uso de herramientas digitales para el aprendizaje, así como el mejoramiento de las plataformas de aprendizaje en línea para mejorar la calidad de la educación. A partir de las debilidades detectadas en el tema de cobertura y accesibilidad del internet, producto de la pandemia del COVID-19, se hace urgente la implementación de una política educativa que incluya el apoyo a la educación en línea.

4. Implementar programas de formación para el desarrollo profesional. Esto incluye programas para ayudar a los maestros, profesores y estudiantes a desarrollar sus habilidades profesionales para ser competitivos a nivel mundial. Estos programas pueden abarcar desde cursos de formación hasta programas de investigación para el desarrollo de la educación costarricense.

5. Promover la inclusión y la equidad. Todos los estudiantes, sin importar su origen, deben tener acceso a una educación de calidad. Para lograr esto, es necesario promover la inclusión y la equidad en el sistema educativo costarricense. Esto incluye medidas como el apoyo financiero para estudiantes de bajos recursos, el aumento de las tasas de graduación entre estudiantes de grupos étnicos minoritarios, y la creación de programas destinados a ayudar a estudiantes con necesidades especiales.

6. Establecer una cultura de la innovación para fomentar una mentalidad emprendedora y creativa.

7. Establecer y fortalecer los vínculos entre la educación y el mundo laboral para promover la formación dual.

8. Establecer un plan efectivo de evaluación para verificar el cumplimiento de los objetivos educativos y aplicar las acciones correctivas que sean necesarias en caso de que se evidencie que las metas planteadas no se están ejecutando según lo proyectado.

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* Licenciado en Filología Española de la Universidad Autónoma de Centro América, Bachiller en Filología Clásica de la Universidad de Costa Rica, estudiante de la Maestría en Administración Educativa de la Universidad Americana. Director de la Escuela de Filología de la Universidad Autónoma de Centro América. Correo: gsegura@uaca.ac.cr

**       Máster en Ciencias de la Educación con énfasis en Docencia de la Universidad Americana, Licenciado en Derecho de la Universidad Escuela Libre de Derecho, estudiante de         la Maestría en Administración Educativa de la Universidad Americana. Director de la Escuela de Derecho de la Universidad Autónoma de Centro América. Correo: lugalde@uaca.ac.cr