Acta Académica, 77, Noviembre 2025, ISSN 1017-7507

Cine y literatura como pretexto estético-erótico que denuncia el abuso sexual infantil
“Film and literature as aesthetic-erotic devices exposing child sexual abuse”

Raquel Hernández-Castro*

Espero que, en este siglo, el XXI, seamos capaces de contar los unos sobre los otros, de reconocernos en pie de igualdad” (Kristeva,2023, p.84).

Resumen

El presente artículo analiza el pretexto estético-erótico como licencia artística para denunciar el abuso sexual infantil, para tal fin, se comparan dos manifestaciones artísticas, la novela Tocar a Diana, de Ana Cristina Rossi y la película The Tale, de Jennifer Fox; este contraste textual permite realizar una denuncia crítica en relación con el abuso sexual en la infancia desde la perspectiva del psicoanálisis lacaniano, para el cual, la dialéctica de la palabra contribuye en el proceso de sanación de las víctimas. Reconocer la gravedad de este tipo de abuso, a través del cine y la literatura, permite sensibilizar las conciencias de los lectores y espectadores para que se erradiquen los prejuicios e imposiciones patriarcales en el colectivo social, ya que las percepciones individuales y colectivas son enfrentadas a sí mismas ante estructuras de poder o con licencia artística, como las artes cinematográficas y literarias.

Palabras clave: ABUSO SEXUAL INFANTIL - EROTISMO - PREJUICIOS - PSICOANALISIS.

Abstract

The present article analyzes the erotic aesthetic pretext as an artistic license to denounce child sexual abuse. To this end, two artistic expressions are compared: the novel Tocar a Diana by Ana Cristina Rossi and the film The Tale by Jennifer Fox. This textual contrast enables a critical denunciation of child sexual abuse from the perspective of Lacanian psychoanalysis, for which the dialectic of the word contributes to the victims’ healing process. Recognizing the gravity of this type of abuse through cinema and literature helps raise awareness among readers and viewers, fostering the eradication of patriarchal prejudices and impositions within society, since both individual and collective perceptions are confronted with themselves when faced with structures of power or with the artistic license embodied in cinematic and literary arts.

Keywords: CHILD SEXUAL ABUSE - EROTICISM - PREJUDICES - PSYCHOANALYSIS.

Recibido: 18 de junio de 2025

Aceptado: 29 de octubre de 2025

Introducción

En este artículo se aborda la problemática del abuso sexual infantil, desde una perspectiva literaria-cinematográfica. El arte a través de dos manifestaciones: el cine y la literatura, empleando el recurso del erotismo como pretexto artístico, denuncia una problemática tan cruel y dolorosa como es el abuso sexual en la infancia. A través de este recurso estilístico, el cual utiliza el lenguaje: palabras, símbolos; seducción, y cortejo enamoramiento, para explorar al ser humano en un contexto más íntimo, un erotismo traducido por medio de un tejido textual en abuso de poder de un adulto hacia un menor de edad.

La propuesta metodológica que sustenta esta investigación corresponde a la función de la palabra en el psicoanálisis de acuerdo con Jacques Lacan, como la vía más efectiva para que la víctima de acoso sexual infantil logre pronunciarse ante este delito y sanar el trauma, por lo tanto , se realiza un análisis comparativo entre la dialéctica de la palabra, en dos formas textuales, una película y una novela, donde es tangible el empleo de la palabra como la solución para encontrar respuestas y dilucidar una realidad que para una víctima de abuso sexual infantil pertenece a un contexto inconsciente.

La aproximación teórica utilizada para realizar este artículo es un análisis psicologista, basado principalmente en el texto El Coraje de Sanar de Ellen Bass, y Laura Davis; y el artículo de Pablo Reyes Aplicación de las Teorías Lacanianas sobre el trauma al tratamiento de pacientes adultos víctimas de abuso sexual en la infancia, se hace referencia a otros artículos de investigación y análisis muy importantes para el sustento de esta investigación como: Reflexiones en torno a la novela Tocar a Diana de Ana Cristina Rossi, escrito por Paola Palma Madrigal y Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis de Jaques Lacan.

Asimismo, este análisis crítico pone de manifiesto que los recursos artísticos como el cine y la literatura son un medio efectivo para denunciar, porque es culturalmente aceptado, socialmente tiene poder, licencia para utilizar todos sus recursos estilísticos en pro de concientizar sobre las diferentes manifestaciones de abuso del que han sido víctimas las mujeres, y en este caso particular aquellas que han sufrido abuso sexual en la infancia.

Por tal razón, el principal aporte de este análisis crítico y comparativo es describir cómo el uso de la palabra es la mejor manera de sanar cuando se es víctima de abuso sexual infantil; el aporte es sustentado por una serie de argumentos obtenidos de acuerdo con el análisis de la palabra realizado por Lacan (2009), patente en las manifestaciones artísticas: en el caso del cine mediante la película The Tale, en español, El cuento, de la directora estadounidense Jennifer Fox y en cuanto a la literatura con la novela Tocar a Diana, obra literaria de la autora costarricense Ana Cristina Rossi.

Ya se dé por agente de curación, de formación o de sondeo, el psicoanálisis no tiene sino un medium: la palabra del paciente. La evidencia del hecho no excusa que se le desatienda. Ahora bien, toda palabra llama a una respuesta. (Lacan,2009, p.240).

Otro aporte importante del presente estudio es el comprobar mediante las referencias bibliográficas analizadas que el erotismo presente en ambas formas textuales no las define como tal para encasillarlas en ese género, sino que es un pretexto estilístico para denunciar el abuso sexual infantil. Se evidencian elementos eróticos en la novela de Rossi, pero no debe catalogarse como novela erótica, dado que en esta se hace evidente la connotación emocional; el personaje principal a lo largo de la novela intentan descubrir, mediante la conversación con su psiquiatra, cuál es la causa de su deseo sexual exacerbado que no le permite llevar una vida normal de acuerdo con lo establecido por las convenciones sociales.

Por su parte, en la película The Tale el personaje principal después de leer un cuento que escribió en la adolescencia decide enfrentar su pasado hablando, combatiendo a los fantasmas del pasado y, así, a través de la palabra revisar su inconsciente. Ambas formas textuales, utilizando los recursos estilísticos cinematográficos y literarios, logran romper el silencio, la punta del iceberg se quiebra, de modo que los elementos eróticos solamente serán el cincel que esculpe el hielo, pero son solo el pretexto para denunciar todo aquello que estaba bajo el hielo, la indiferencia, el miedo o tabú de una sociedad se quiera o no mundialmente patriarcal que evade, se escandaliza cuando se menciona el abuso sexual infantil, tal y como se ejemplifica en la película y la novela.

También, se aporta información obtenida de la UNICEF (2004) acerca de los porcentajes en relación con el abuso sexual en la infancia. Esta entidad hace un llamado mundial para revertir estas dolorosas cifras. Organizaciones gubernamentales, literatura, cine y otras manifestaciones artísticas tienen poder para denunciar y concientizar a la sociedad. Es su deber encontrar soluciones ante un conflicto tan desgarrador.

Somos la primera generación plenamente consciente de la incidencia, las causas y los costes de la violencia contra la infancia, y la primera en conocer las soluciones que dan resultado”, afirmó Sheema SenGupta, directora de Protección de la infancia de UNICEF. “Si invertimos en medidas de prevención, en educación y en servicios de apoyo, podemos romper el ciclo de la violencia y construir un mundo en el que los niños y niñas estén seguros.” (UNICEF,2024).

La excusa artística como pretexto de una denuncia social

El abuso sexual infantil, escondido bajo una máscara erótica, en ambos textos artísticos, Tocar a Diana y The Tale, es un recurso para denunciar,bajo pretexto estético, un problema que aqueja a muchas mujeres, en el mundo, desde siempre. Lamentablemente, la ideología patriarcal es más fuerte, tiene poder social:

De tanto oír discursos sobre lo poco que son, las mujeres se llegaron a creer que son lo poco que se decía de ellas; de tanto escuchar mandatos sobre cómo comportarse para ser aceptables, se terminan comportando como el modelo” (Calvo, 2020, p.13).

De este modo, dichas artes, el cine y la literatura, evidencian la denuncia directa por parte de dos “personajes reales”, porque tanto Rossi, la escritora, como Fox, la directora cinematográfica, exponen a través de los personajes sus vivencias sexuales en la infancia, un conflicto ¡tan serio! que afecta la vulnerabilidad psíquica y física de un niño.

El título de la novela Tocar a Diana, obra literaria de Ana Cristina Rossi, es la llave para intuir que el texto narrativo en su totalidad describe a la perfección cómo las fibras de la mujer han sido tocadas de una y mil maneras desde hace muchos siglos, quizá desde la época de la caverna, ella ha sido tocada abruptamente, torpemente, tal vez con hipócrita delicadeza, enmascarada de manipulación, cortejo, seducción, validación social. Ese ejercicio del sentido del tacto la ha marcado poco para bien y mucho para mal, tanto que no logra racionalizar que; sí, ha sido una víctima: ““Ya basta de encubrimientos”, parece gritar Anacristina Rossi en su última novela Tocar a Diana”” (Palma, 2024, p.2).

Lacan (1953a), citado por Reyes (2012), introduce y revaloriza el orden simbólico en la experiencia analítica, sitúa el análisis como una experiencia sostenida por la palabra y el cual define el inconsciente estructurado como un lenguaje, señala que si bien existen estos elementos “fijados” en la estructura psíquica, como son los traumas y los fantasmas de los pacientes, ellos no han pasado por la dialéctica de la palabra, generando resistencias e inercia en el discurso de los pacientes. (p.85)

No resistirse a la palabra es la vía por la cual una víctima que ha sido tocada involuntariamente, abusada sexual y psicológicamente puede sanar el trauma y ser libre. La dialéctica de la palabra le permite a la víctima, reelaborar los significantes que han quedado ocultos en el inconsciente. De esta manera, los traumas fijados en la estructura psíquica pueden sanarse, ya que los individuos encuentran su verdadero significado.

Ahora bien, el verbo tocar, en relación con la mujer, tiene muchas acepciones en este siglo XXI, y no necesariamente implican erotismo, goce sexual, pasión, ejercitar el sentido del tacto, entre otros calificativos que han servido a la crítica en numerosas ocasiones para aseverar que Tocar a Diana, es un texto erótico. Todo lo contrario, es una novela que toca las fibras del lector. A medida que este se adentra en la novela, también se zambulle en el significado del verbo tocar, en relación con la definición de mujer en la sociedad del presente siglo y, con ese pretexto, Tocar a Diana como novela erótica.

El erotismo como pretexto de denuncia

La denuncia social, pretendida por las diferentes manifestaciones artísticas, no siempre será percibida con agrado por las estructuras de poder. En una sociedad, no conviene desestabilizar a las masas que la sostienen, por lo tanto, buscan pretextos para silenciar de maneras socialmente aceptables las voces de aquellos escritores, pintores, caricaturistas, actores, entre otros, quienes, a través de su arte, pretenden denunciar. Es vergonzoso para una sociedad reconocer que el abuso sexual infantil es una cruel realidad. Por lo tanto, es mejor ocultarlo y justificarlo mediante otras acepciones como el erotismo.

A pesar de haber sido publicada en el 2019, esta novela no ha recibido mayor cobertura por parte de la crítica literaria académica de Costa Rica. ¿A qué se debe? Si revisamos con detenimiento los resúmenes publicados en distintas librerías y sitios de venta como Amazon, Librería Internacional, Penguin Libros y otros, nos daremos cuenta de que la novela es publicitada como una novela erótica, pero ¿Tocar a Diana es realmente una novela erótica? (Palma, 2024, p.2).

Tocar a Diana no es una novela erótica, ambas manifestaciones, el cine y la literatura, tienen en común su autoridad artística, el erotismo como pretexto para denunciar una problemática social, común a muchas mujeres. Dicho poder común, sin excusas, sin enajenarse al discurso de control social y bajo su licencia artística, expone el complejo proceso psicológico que implica para la víctima reconocer en la vida adulta el abuso sexual sufrido en la infancia. Es la intención primordial de Anacristina Rossi, con su novela y la de Jennifer Fox, con su película. En relación con el discurso de control social, Madrigal Chaves (2020) afirma lo siguiente:

Mediante la obra de Rossi (2019), se percibe el discurso ejercido del control social y exclusión, ejemplo de lo referido es hacia la hermana de la protagonista, quien, por su estado mental, lo que diga carece de valor, esto mismo se refleja sobre Diana, ya que para su familia no posee un adecuado estatus moral. Además, es evidente el juicio social que se produce por la apertura con la que vive la sexualidad la protagonista, quien es mujer. (p.4).

Efectivamente, en Tocar a Diana, así como lo menciona Madrigal Chaves, existe ese discurso de control social. Diana debe asistir a terapias con su psicoanalista para entender el porqué de su adicción exacerbada al sexo, misma que se describe con imágenes eróticas bien trabajadas por Rossi, pero que no justifican que se deba catalogar como una novela erótica, cuando el fin en sí mismo es la denuncia del abuso sexual infantil, el cual tiene repercusiones en la vida adulta de los personajes y, sin embargo, cuando comprende lo que le sucede a ella y a sus hermanos: el abuso sexual cometido por su abuelo, Checho, a pesar de ello, Diana no se victimiza. Ella habla con su psicoanalista, en términos lacanianos, pasa por la dialéctica de la palabra y entonces su psicoanalista descubre el marcaje, la causa de su hipersexualidad. El final de la novela es abierto y le deja presupuesto al lector que continuará con las terapias, que el proceso de sanación es un continuo infinito: “—¿No cree que esto es un fin de análisis? —Aún no lo sabemos. —Yo lo llamaré cuando lo necesite —Está bien, Diana” (Rossi, 2019, p. 190).

Lo mismo sucede con Jennifer Fox en su película autobiográfica. La cineasta no se victimiza por el abuso sexual sufrido en la infancia por su entrenador de atletismo, incluso ella en su cuento, cuando lo lee ante la clase, una vez que logra desligarse de su abusador, no consigue reconocer públicamente que ella es la víctima y les dice a sus compañeros en el aula que ese cuento es mera ficción. Al final de la película, cuando ya es una mujer adulta enfrenta, ¡ahora sí!, públicamente a su abusador; nuevamente repite que no es una víctima y así se libera a través las palabras, mediante el reconocimiento pleno del otro.

En el caso del film, las imágenes visuales eróticas son más bien grotescas y aterradoras, por ejemplo, las sábanas manchadas de sangre simbolizan el clímax del horroroso abuso constante del cual es víctima Jennifer en plena pubertad y, cuando aún no había experimentado la menarquía, estas escenas transmiten cómo la inocencia infantil es cercenada bruscamente y la psique de la niña es hábilmente manipulada por parte del abusador. Entonces, al igual que en la novela de Rossi, este abuso tiene repercusiones en la vida adulta de los personajes ultrajados.

La decisión de sanar del abuso sexual en la infancia es una opción poderosa y afirmadora de la vida. Es un compromiso que cada superviviente merece hacer. Aun cuando se haya experimentado una cierta curación en la vida, gracias a los cuidados de una familia adoptiva, al cariño de una pareja íntima, o la satisfacción de un trabajo que gusta, la decisión de curar, de convertir en prioridad el crecimiento y recuperación, pone en marcha una fuerza curativa que aporta a la vida una riqueza y una profundidad que ni en sueños parecían posibles. (Bass y Davis, 1994 p. 9).

Ambas víctimas al final de la historia sienten una liberación, se enfrentan a los prejuicios para decir: ya basta, y son valientes, deciden empezar de nuevo. Quienes dan voz a estas formas artísticas, Jenifer Fox y Anacristina Rossi, con el discurso de sus obras de arte, continúan esa lucha contra el abuso sexual infantil. Es el reconocerse a sí mismas, con las palabras, su manera de empezar de nuevo.

Según el texto El coraje de Sanar de Bass y Davis (1994):

En sus talleres para mujeres víctimas de abuso sexual en la infancia, se les pide que escriban sobre la experiencia del abuso sexual que sufrieron de niñas. Escribir les ayuda a sanar porque logran expresar esas experiencias que con mucha frecuencia han sido normalizadas, negadas, minimizadas o distorsionadas. Cuando miran atrás y escriben, experimentan nuevamente el dolor, y reviven los recuerdos y es posible desahogar. De manera que logran comprender que son inocentes, no son culpables y no son víctimas en el sentido de que pueden darse una oportunidad para sanar. (p. 45).

Evocar el dolor, por parte de las víctimas de abuso sexual infantil es complejo, pero problematizar el trauma solo se sostiene a través de la palabra. Mediante este enfrentamiento, el individuo accede a los marcajes representativos de la realidad. Una realidad que se oculta o distorsiona precisamente por el miedo y la vergüenza que provoca el ultraje sexual a temprana edad, como cinematográfica y literariamente se ejemplifica en las obras Tocar a Diana y The Tale. Según Palma (2024) “el tema del abuso infantil es tan doloroso y tantas personas nos sentimos tocadas, directa o indirectamente, que resulta muy difícil encararlo, hablar al respecto, problematizarlo” (p. 2). Por tal razón, se evidencia cómo la frustración se esconde en situaciones complejas, ejemplificadas mediante imágenes eróticas en ambos textos en relación con la sexualidad desmedida en su vida adulta.

Problematizar el ultraje, como menciona Palma (2024) en la cita anterior, es muy difícil. Esa dificultad se evidencia tanto en el film como en la novela, un largo proceso lleva a los personajes de ambos textos discursivos, la película y la novela, a enfrentar el tema del abuso sexual vivido por ellos desde la infancia. A lo largo de ese proceso, se evaden y enfrentan a sí mismos algunos personajes como Vanesa, la hermana de Diana Tazio, la cual se anula, pues para ella, problematizar la conduce al suicidio. Mientras tanto, otros como su hermano Daniel olvidan.

Para protegerse, los niños suelen reaccionar ante el abuso olvidando qué ocurrió. Por eso es posible que uno no tenga ningún recuerdo consciente de haber sufrido un abuso. Es posible haber olvidado grandes periodos de la infancia. Sin embargo, hay cosas que sí se recuerdan. (Bass y Davis, 1994, p. 33).

En relación con esta reacción de olvido para protegerse ante el abuso infantil sufrido, como mencionan Bass y Cavis, Freud (1895), citado por Reyes (2012), “propuso entonces que toda la dirección del tratamiento consistía en conectar el afecto penoso para el sujeto con el recuerdo, es decir, conectar lo que viene del orden del cuerpo con el discurso del paciente.” (p.82) Los recuerdos conscientes del abuso no llegan por sí solos, están configurados en sombras, algunos vestigios quedan, los cuales serán una luz para sanar; así le sucede a Diana en la novela, cuando al final de la misma toma una revista y la imagen le hace recordar lo que le sucedió con su abuelo en la tierna infancia; igualmente le sucede a Jennifer en la película, cuando leyó el cuento que ella misma había escrito en su adolescencia en relación con el abuso recibido y empezó a recordar, a pesar de que al principio son difusos sus recuerdos o alterados, pero ambas mujeres solo en esa búsqueda constante en su interior logran dilucidar los espejismos, a través del discurso de la palabra, “el arte del analista debe ser el de suspender las certidumbres del sujeto, hasta que se consuman sus últimos espejismos. Y es en el discurso donde debe escandirse su resolución”. (Lacan, 2009, p. 244).

En el caso de Diana Tazio en la novela, ella debe asistir donde su psiquiatra para que le ayude a recordar, esto gracias a algunos recuerdos o comentarios de sus hermanos quienes sí están conscientes del abuso sexual sufrido en la infancia, no sin vivir graves consecuencias y dificultades para enfrentarlo, y que Tazio, guiada por su psiquiatra, logra recordar el abuso sexual cometido por su abuelo Checho, tanto a ella como a sus hermanos, durante su infancia. “Yo trato de oír su inconsciente. Y lo único seguro es que hubo un marcaje. Usted dice que el marcaje lo hizo Sergio. Yo le tomo la palabra. Pero ¿cuál Sergio?” (Rossi, 2019, p. 1115).

En relación con lo anterior, se evidencia cómo en ambas manifestaciones artísticas ese olvido, del abuso sufrido en su infancia, se oculta bajo la máscara del pretexto del erotismo como forma artística literaria. En The Tale, la madre a Jennifer le recuerda que se volvió promiscua; en Tocar a Diana, ella tiene deseos sexuales exacerbados que la llevan a poner en riesgo su trabajo, esto es retratado en algunas imágenes eróticas por Rossi, pero no con la intención de que se categorice su novela como erótica, sino como denuncia de la fragilidad mental en un ser humano que ha sido ultrajado. “cuando el abuso sexual ha ido acompañado de afecto, las necesidades de cariño quedan ligadas al sexo. La niña no aprende a satisfacer estas necesidades de otras maneras” (Bass y Davis, 1994, p. 51).

Es decir, hay una tendencia a la erotización y una sexualidad exacerbada debido a que es la manera en que se consigue satisfacer la necesidad de afecto. Esta, como resultado del abuso recibido en la infancia donde cognitiva, física y psicológicamente, aún no está preparada para una vida sexual. Dicho conflicto distorsiona la psique del niño, provocando así el trauma, el cual se puede traducir en una sumisión ante el agresor, en la novela Diana en su adolescencia se deja llevar por la seducción de Sergio, su primo y Jenny. Justifica como actos de amor los abusos sexuales cometidos por su entrenador de atletismo.

Al respecto, también Strauss (1996), citado por Reyes (2012), señala que:

El traumatismo es el encuentro con el deseo del Otro. Para este autor, este encuentro es estructural de todo sujeto, por lo que el traumatismo está en el centro de toda experiencia subjetiva, determinando la relación fundamental del deseo humano con el deseo del Otro, es decir, su alienación al deseo del Otro. Por lo tanto, el trauma insistirá en todas las experiencias en que su deseo emerja, ya que el deseo tomará su matriz de reproducción en el trauma inicial que produce la introducción del sujeto en el campo de la palabra y del deseo. (p. 3).

Esta insistencia del trauma inconsciente en su psique es lo que perturba conscientemente a Diana Tazio, su hipersexualidad retratada en la novela través de una cornucopia de metáforas sexuales, es la que la lleva a buscar ayuda psicológica para superar el trauma y, en el caso de Jenny, en la película, cuando su madre le hace recordar el cuento que escribió en la infancia y le recalca su promiscuidad en la vida adulta, ella reconoce la hipersexualidad como la consecuencia del abuso sexual recibido durante su infancia niñez. Abuso igualmente retratado que en la novela, mediante un juego de imágenes que inclusive en algún lugar del film pierden al espectador, para que le cueste percibir de momento el abuso, oculto en el espejismo de las imágenes eróticas que finalmente lo impresionan y deduce el cruel abuso sexual sufrido por el personaje.

Con relación a lo mencionado, en la novela de Rossi (2019), se percibe el descubrimiento de los placeres corporales, los cuales resultan ser transgresores, debido a que no se encuentra sujeto a la normativa y hegemonía de la época, además mediante la terapia psicoanalítica se indaga el porqué de dicha erotización, la cual está vinculada a la historia familiar, de tal forma la autora aboca por una narrativa franca y llena de imágenes. (Madrigal Chaves, 2020, p. 2).

Pero, de ninguna manera estas imágenes eróticas deben categorizar a Tocar a Diana como novela erótica, ya que este es un texto de un profundo tejido intertextual, sociocultural y psicológico, cuyo fin principal es dotar de voz a la denuncia contra el abuso sexual infantil. La novela de Rossi no es erótica, más bien, este recurso estilístico es un pretexto, para denunciar el miedo, el ultraje que viven muchas mujeres durante la infancia; la psique es tan vulnerable que evade lo traumático y lo oculta, como se logra evidenciar tanto en la novela como en la película. Estas manifestaciones artísticas tienen poder como medios de difusión, de manera que validan el conflicto socialmente y se evita el juzgamiento de las víctimas.

Otra consecuencia de un inadecuado desarrollo de la sexualidad en la primera infancia son las problemáticas relacionadas con el temor y los sentimientos de vergüenza que repercuten a la luz de la teoría psicoanalítica en la evolución de patologías, como son los trastornos de identidad sexual, y trastornos posteriores en la edad adulta, como el voyerismo o el exhibicionismo, o diversos problemas de sexualidad madura, entre otros (Madrigal Chaves, 2020, p. 7).

La cita anterior confirma que las imágenes eróticas que utiliza Rossi en su novela son el medio para evidenciar cómo ha sido víctima Diana Tazio del abuso sufrido en la infancia, y de su vulnerabilidad en la vida adulta, por causa de este ultraje. Como menciona Foucault en palabras de Madrigal Chaves (2020)

Es notorio la apropiación del otro-femenino, como un objeto al cual se aprisiona y se inspecciona, es decir la mujer se reduce a un objeto de posesión, sexuado y de tentación, en el cual, como señala Foucault se sujeta, clasifica y rige el comportamiento humano, en el que se dirige el cuerpo así como su posible utilidad y por consiguiente el cuerpo de la mujer incita las miradas masculinas. (pág. 8).

Ese abuso infantil sufrido y olvidado lleva a Diana Tazio a cosificarse ante varios hombres, pero, sin darse cuenta, es decir de manera inconsciente, por lo tanto, será incapaz de aceptar que es realmente una víctima inocente.

En el caso de Diana, su amor extremo por su abuelo materno y abusador provoca que sea convocada por la primera respuesta ante el abuso. Se hipersexualiza desde muy joven y repite el ritual de ser vista debido a que es la orden que da su abusador. Además, busca relaciones con varios hombres simultáneamente, debido a que fue abusada por varios hombres a la vez, cuando apenas era una bebé de brazos que no había desarrollado aun su lenguaje articulado. (Palma, 2024, p. 8).

Por su parte, lo sucedido a Jenifer Fox, y que manifiesta en su película autobiográfica, es distinto. En esta película, los rasgos de erotismo en todas sus formas, la licencia artística o pretexto para denunciar el abuso infantil, es, más bien, un recurso de manipulación que recae sobre las líneas del personaje abusador, este seduce a la niña con palabras, haciéndole ver lo linda que es y por ende le ordena desnudarse de una manera sutil, apelando a la fragilidad de la psique infantil, con respecto al conocimiento de sí misma y al reconocimiento exagerado del otro.

Como lo menciona Foucault (1981) citado por Madrigal Chaves (2020), el concepto de deseo sexual se encuentra interpelado por la noción de poder, que determina lo prohibido como lo permitido: El poder es en esencia relaciones; esto es, hace que los individuos, los seres humanos, estén en relación unos con otros, no meramente bajo la forma de la comunicación de un sentido, no meramente bajo la forma del deseo, sino también bajo cierta forma que les permite actuar los unos sobre los otros y, si se quiere, dando un sentido más amplio a esta palabra, ‘gobernarse’ los unos a los otros. (p. 1).

A partir de lo anterior, se puede dilucidar que justamente es lo que le sucede tanto a Jenny como a Diana, que no son dueñas de su cuerpo en la infancia, por lo que no logran gobernarse a sí mismas, puesto que no tienen las herramientas que la misma sociedad les ha negado, por diversas razones como la falta de comunicación familiar, subestimación de sus mayores. Y es por esto que sucumben al poder que ejercen sobre ellas las relaciones humanas desiguales. El juego con el subconsciente por parte del abusador gana la partida, haciendo creer a la víctima que es una adulta en cuerpo de niña, que puede incluso físicamente soportar una relación sexual obligada en un cuerpo fisiológicamente inmaduro.

Prejucios y normalidad como evasión del abuso sexual infantil

La autoridad artística que el cine y la literatura difunden en la sociedad es que no se debe normalizar el abuso sexual infantil, tampoco ser cómplice. En la película, los padres de Jenny parecen darse cuenta de que algo extraño sucede y más aún la abuela, cuando mira al abusador, Bill, el profesor de atletismo de Jennifer, un hombre de 40 años, besar en los labios a una niña de 13 años, quien es incapaz de racionalizar lo que le está sucediendo. Pero, la abuela parece ser ignorada por todos, incluso por la misma Jennifer. En Tocar a Diana, se percibe con terror impactante cómo la madre, aun cuando ha sido descubierta la verdad, su padre Checho es el abusador de sus propios nietos, pretende seguir normalizando la situación, ocultarla ante el poderoso lema social del qué dirán o bien normalizar en sentido patriarcal que la mujer es la culpable: “—No. No voy a permitir que una zorra, una puta, ensucie la imagen de una familia ilustre y del hombre admiradísimo que era mi papá” (Rossi, 1981, p. 188).

Por su parte, González Hernández (2024) menciona lo siguiente al respecto ante la mujer sometida a una sociedad patriarcal:

Las mujeres no solo son vistas como seres inferiores, sino que han sido reprimidas por la misma sociedad que las presiona a seguir un rol específico y de vasallaje ante la figura masculina. Así que, tradicionalmente, nacer mujer es crecer con ideologías ya impuestas por una sociedad que implanta y guía al sexo femenino a ser obediente, sumiso y servicial, como la imagen del “ángel del hogar.” (p. 22).

Esta cita permite justificar la actitud de la madre de Diana Tazio a pesar de ese ultraje que ejerce su padre Checho, sobre sus propios familiares. Ella menciona que su padre es un hombre admiradísimo, aun sabiendo que es el germen de todos los conflictos que posteriormente vivirán niños inocentes, ella pretende ocultar esa realidad, prefiere no recordar, “los contenidos de los recuerdos no siempre muestran la verdad inconsciente, sino que la disfrazan en consistencia con las fantasías que subyacen a la vida anímica del paciente” (Reyes, 2012, p. 82). En The Tale, sucede algo similar, pero en este caso no se normaliza el abuso sexual, más bien se ignora, se omite. Jenny disfraza su pasado, ella se recordaba físicamente más fuerte, más desarrollada, su entrenadora de equitación tampoco muestra su verdad inconsciente: cuando Jenny le muestra una fotografía, curiosamente, recuerda a todas sus alumnas menos a ella, la niña de la cual abusó sexualmente en su infancia.

Bass y Davis, (1995) mencionan que:

Algunas supervivientes han crecido en familias donde el abuso está tan integrado en la vida diaria, que creen que lo que les ocurrió es algo normal. Para estas supervivientes, comenzar a sanar supone aprender lo que se ha de esperar de una familia sana. (p. 30).

En relación con los textos analizados en la novela, se hace patente la normalización del abuso, como que es mejor callar, no decir nada, por miedo o por vergüenza, por prejuicios y continuar rotos por dentro. En la película, la salida más fácil es ignorar, no prestar atención, nadie tiene tiempo para Jenny. De modo que, será la dialéctica de la palabra, en dos formas oral y escrita, la técnica sanadora por excelencia, pero antes de recurrir a ello, el daño podría evitarse, a través de la comunicación; un niño no debería ser ignorado por sus padres, tanto Jenny como Diana fueron ignoradas, nadie les escuchó, nadie confió en ellas, por lo tanto Diana se refugió en Sergio y Jenny en sus entrenadores, ella no fue escuchada cuando pidió permiso para salir con un joven de su edad, su padre subestimó lo que podría estar sintiendo cuando la vio llorando por causa del permiso negado, al tener una cita con un joven de su edad. Indiferente a las emociones de su hija, le dice que le parece conocer al padre del chico, cierra la puerta y se va.

Sin embargo, este como la madre de Jenny se sintieron honrados cuando Bill, el entrenador de Jenny, el abusador, llegó a recogerla, les llevó flores y chocolates, tradición típica estadounidense correspondiente a una cita amorosa, notaron algo extraño, pero no le dieron importancia y la entregaron a un desconocido; nuevamente prevalece el prejuicio social, es un adulto, reconocido, además, vestido con saco y corbata; el otro era solo un joven adolescente de quién no se sabe mucho. Desconocidos los dos para los padres de Jenny, pero uno tiene cierto estatus social y es adulto, el otro es joven y sin estatus, otra vez, los prejuicios sociales obtienen la victoria.

El afecto que no es recibido por sus padres, las niñas lo buscaron en otros adultos, distorsionando negativamente el afecto, se anulan en el otro pensando que es lo correcto. Diana se refugió primero en Sergio y luego en otros hombres e inclusive se enamora de una mujer para tratar de encontrarse. Mediante la dialéctica de la palabra, impartida por su psicoanalista, logra cerrar ese ciclo. Jenny, de igual manera, alza la voz, enfrenta muchos años después a su agresor sexual y cierra el ciclo. Al respecto, las autoras Bass y Davis (1994), platean una serie de estrategias, para que las mujeres víctimas de abuso infantil tengan el coraje de sanar y, como se mencionó anteriormente, ellas plantean la escritura como una técnica terapéutica sanadora.

En síntesis, ambas manifestaciones artísticas, utilizando recursos estilísticos aceptables por una sociedad enajenada por los prejuicios que silencian problemáticas tan serías como el abuso sexual infantil, sacan a la luz la falta de comunicación familiar, la sociedad patriarcal y “cadenas familiares que solo se cortan hablando” (Rossi, 2019, p. 189). Ambos personajes principales, Diana y Jenny, cortan esas cadenas a través de la palabra. Se liberan y encuentran la salida a ese laberinto de vergüenza, miedo, dudas, incertidumbre, hipersexualidad. Solo la palabra les ayuda a encauzar su rumbo.

Bass y Davis (1994) mencionan que:

En las familias incestuosas las relaciones se distorsionan. Faltan la confianza, la comunicación y la seguridad, que son esenciales, y en su lugar hay secretos, aislamiento y miedo. Cuando niña es una víctima de abuso sexual por parte de un familiar, puede haber sido un chivo expiatorio de la familia, a la que se le dice una y otra vez que es tonta, loca o mala. La niña se sintió aislada, marginada de la relación afectiva con los demás. (p. 53).

La cita anterior se puede relacionar con lo sucedido a los personajes de Rossi: Diana Tazio, es la mala, Vanesa siente miedo, culpa y se suicida, lo mismo con Rodrigo, el cual se aísla y, finalmente, Daniel prefiere guardar el secreto, olvidar; pero todos ellos fueron víctimas de abuso infantil por parte de su abuelo Checho. Este es sinónimo de poder, no en vano le decían el Cid, era honrado y respetado por todos, por lo tanto, bajo está imagen de poder, las víctimas serían incapaces de luchar. El inconsciente utilizará diversos mecanismos para que repriman el ultraje, depresión, ansiedad, locura, hipersexualidad, narcisismo, entre otros.

En la película de Jennifer Fox, la ficción vivida por su personaje transmite una realidad desgarradora, ella a través de su película intenta otorgarle voz, para ayudar a otros niños víctimas de abuso sexual.

Si el abuso tuvo lugar fuera de la familia y en la familia no le prestaron la debida atención, la niña recibió el mensaje de que su sufrimiento no era importante, que no podía confiar en que su familia la protegiera ni comprendiera. (Bass y Davis, 1994, p. 53).

En relación con lo sucedido a Jennifer y a Diana, ninguna de las dos mujeres ficticias, pero representativas de mujeres reales, se victimiza; más bien, ellas buscan una solución, una vez que el trauma da paso al recuerdo; ambas intentan explicarse a sí mismas que no son culpables. Todo esto comienza con el haber sido ignoradas por sus padres, quienes normalizan o minimizan sus afectos. Nunca les preguntaron qué sentían, por lo que no pudieron expresar sus emociones, estas fueron castradas, ocultas en el consciente, pero gracias a la dialéctica de la palabra la punta del iceberg se quebró y sus sentimientos tuvieron que ser valorados y la culpa olvidada. Las víctimas son los otros, el marcaje quedará en los otros, como culpa, miedo o vergüenza antes oculta bajo la etiqueta: normalización. En relación con lo mencionado anteriormente, Bass y Davis (1994), citan:

No hay motivo alguno para avergonzarse. Hiciste lo mejor que pudiste cuando eras niña en circunstancias muy difíciles, terribles. Te has ganado el nombre de «superviviente». Ahora eres una mujer adulta que tiene el poder para cambiar. Desde una actitud de aceptación y amor puedes hacerlo. (p. 88).

La dialéctica de la palabra

Existen diversas maneras de sanar, de perdonarse y de no sentirse avergonzados y culpables por haber sufrido abuso sexual infantil, pero, lleva tiempo lograrlo. Jennifer Fox, directora de la película The Tale, con su película logra, con exitosa maestría, problematizar el abuso sexual, lo hace público, lo expresa en la siguiente cita:

En la película de lo que hablo es del increíble poder que tiene la mente para protegerte de lo que te pasó cambiando los hechos. No quiero comparar los dos hechos porque son igual de terribles, pero hay una diferencia entre violación y abuso sexual, porque la violación es una violencia en la que se ve al atacante como alguien malo, pero el abuso sexual es algo incidido donde el adulto le hace a un niño para entrar lentamente en su mundo y que piense que ese adulto es amable, cariñoso y que se preocupa por el bienestar del niño, entonces cuando empieza la invasión de sus límites físicos, se genera una confusión, y queda en el ADN, y odio decirlo las víctimas de abuso sexual, tardamos décadas en descifrar y a menudo la mente bloquea todo lo relacionado con ello. (Canal Democracy Now, 2023, 10m 27s).

Así, Jennifer Fox, menciona que cuando es adulta tiene la idea de hacer la película, lo anterior porque se perdona a sí misma y dice: “me convertí en una heroína, soy la heroína de mi propia historia.” (Canal Democracy Now, 2023, 10m 52s). De este modo cierra el ciclo, sana sus heridas y continúa. Tanto Diana como Jenny representan en la ficción a mujeres resilientes, pero no todas lo consiguen, es por eso que las autoras del Coraje de Sanar escriben su manual, plantean diferentes estrategias para ayudar a tantas mujeres que han sido víctimas del abuso sexual en la infancia, es un marcaje que se impregna en el ADN. Una manera de sanar sugerida por Bass y Davis (1994) y, como se mencionó en párrafos anteriores, es la escritura. La autora de Tocar a Diana, en un sentido lacaniano, sugiere que la forma más efectiva para sanar las heridas del abuso sexual infantil es hablando sobre el tema, levantando la voz.

Las palabras curan liberan. Sobre todo, cuando uno se abre a la familia, cuando uno llega y dice parece que pasa esto y esto y se hace pública, o sea que la voz salga. No hablarlo solamente con la terapeuta, con uno mismo, sino poder decirlo sin vergüenza, sin pudor. (Canal Café sin ego, 2020, 34m 57s).

En el sentido psicoanalítico, el trauma sería lo que se opone, por su fijación y repetición a la dialéctica de la palabra. (Reyes, 2012, p. 85). La cita anterior se reafirma en las palabras de Anacristina Rossi “Gracias a que los lacanianos están muy fijados con la cuestión de los nombres, había un nombre que se repetía, así el psicoanalista va encontrando las huellas del crimen y luego sale” (Canal Café sin ego, 2020, 4m 34s). Un crimen de terror, cercenar el cuerpo inocente de un infante que debe mantener su castidad hasta que la biología continúe su curso. De esta manera, hablando y sacando a la luz los recuerdos se sana “incluso si no comunica nada, el discurso representa la existencia de la comunicación; incluso si niega la evidencia, afirma que la palabra constituye la verdad; incluso si está destinado a engañar, especula sobre la fe en el testimonio.” (Lacan, 2009, p. 244)

Al respecto, en una entrevista, realizada por Democracy Now, Jennifer Fox menciona lo siguiente:

Una voz dentro de ella le decía que no podría descansar hasta que dijera públicamente el nombre de su agresor. “Es muy importante contarle al mundo esta historia y mostrar esta otra cara del hombre a quien la gente puso en un pedestal y convirtió en un dios”, señala Fox, quien cree que aún puede haber otras mujeres que se animen a denunciar a Nash. “Es muy significativo el hecho de confrontar al poder de esta manera, tanto para mí como para otras personas”. (Democracy Now, 2023).

De acuerdo con las estéticas artísticas utilizadas para analizar el tema de este artículo y, de acuerdo con la percepción de dos mujeres víctimas que han logrado ficcionalizar a la perfección su abuso sexual infantil, que finalmente hipersexualizan en la vida adulta como un recurso inconsciente para olvidar, se podría afirmar que según el psicoanálisis lacaniano, el manual de Bass y Davis (1994), así como las vivencias de las mismas víctimas, que lo han expresado con maestría artística en su película y novela, esa ruptura emocional con su propio cuerpo, esa enajenación a la estructura patriarcal aún vigente, se puede superar, “ las personas tienen la capacidad de transformar el mundo por medio de la gestualidad, los sentimientos, las percepciones sensoriales, las conductas corporales y los cuidados que se presentan frente al cuerpo” ( Cruz Cardona, 2024, p. 35).

Rossi en su novela, a través del psicoanalista que sigue la pista de su marcaje, logra finalmente cerrar la herida o por lo menos descubrir su curación para poder continuar viviendo. “—Tenemos una pista, Diana. —¿Ah sí? ¿Cuál? —El exceso de sol. El encandilamiento. Y los Sergios” (Rossi, 2019, p. 184). Será a través de la palabra del nombre “Sergio”, que Tazio resuelve el conflicto. Los hombres de quienes fue víctima de acoso sexual se llaman igual, Sergio; su abuelo, Checho, quién abuso de ella cuando era una niña muy pequeña, bajo un sol abrazador en la playa y el otro Sergio, el primo quien abusa de ella física y emocionalmente en la adolescencia.

Jennifer Fox logra alzar la voz y denunciar públicamente a su violador infantil, y posteriormente regalarse a sí misma la creación de un film, el cual denuncia su realidad y la de muchas mujeres más. Ellas resuelven su trauma hablando, sin embargo, no todos los investigadores están de acuerdo con esta terapia lacaniana, ya que esta se basa en la experiencia, en la veracidad de los recuerdos.

Sin embargo, en Tocar a Diana se puede establecer que esos recuerdos siempre han estado ahí:

Agarro una revista. Ojeándola topo con un reportaje. Hay una chiquita preciosa, de poco más de un año, que fue víctima de abuso sexual. De inmediato sé que esa niña soy yo y los recuerdos me inundan incontenibles. Cancelo la cita, me voy a la casa y allí, llorando, recuerdo.” (Rossi, 2019, p. 185).

Es a través del enfrentamiento constante con el otro, el psicoanalista, empleando las palabras constantemente que el recuerdo traumático sale a la luz, sin obviar que la interpretación sigilosa del psicoanalista es lleva a la obtención de respuestas.

La terapia lacaniana, a pesar de que algunos autores no están de acuerdo, le permite al psicoanalista entender que la veracidad de los recuerdos es la parte del discurso significativa que le debe interesar desde interpretar un simple lapsus o una declaración harto compleja, y hasta el suspiro de un silencio por todo el desarrollo lírico al que puede encubrir (Lacan, 2009, p. 245).

Para los siguientes autores citados por Reyes (2012), los objetivos de los tratamientos pueden ser los siguientes.

Walton (2005) señala que el objetivo del tratamiento debe ser el olvido y el perdón del agresor, siendo la solución subjetiva más elaborada que un paciente puede conseguir en un tratamiento psicológico. En cambio, Spitzer & Myers (2006) plantean la problemática de la regulación sobre cuánto se debe hablar en psicoterapia de los recuerdos traumáticos, señalando que no siempre es apropiado hablarlo directamente y que, en algunos casos, lo mejor es evitarlos. (…) Por último, Courtois (2010) señala los riesgos del abordaje directo de los recuerdos de abuso sexual, advirtiendo a los clínicos de las posibilidades de la sugestión por la interpretación misma de los eventos, que incluso muchas veces pueden no ser precisos, siendo recomendable mantener la posición de incertidumbre y señalarle al paciente que incluso nunca podrá determinar si lo que vivió fue o no real. (p. 6).

Algunos investigadores en la cita anterior plantean que mediante el olvido y la evasión se supera el trauma. Pero en los textos estéticos que interesan a este estudio, cine y literatura, Lacan (2009) menciona

Seamos categóricos, no se trata en la anamnesis psicoanalítica sino de verdad, porque es el efecto de una palabra plena reordenar las contingencias pasadas dándoles el sentido de las necesidades por venir, tales como las constituye la poca libertad por medio de la cual el sujeto las hace presentes. (p. 248).

Entonces, no es solo la información aportada por el paciente a su psicoanalista, es la palabra que expresa una verdad innegable, y no es mejor olvidarla como sugiere Courtois, sino más bien antes debe reconocerse, enfrentarse, como propone Lacan, por lo tanto en el presente análisis comparativo, la aproximación psicológica de Lacan, Ellen Bass y Laura Davis evidencia que la postura de Walton, Spitzer & Myers y Courtois en relación con el olvido del trauma y perdón al victimario, no es una opción para sanar el trauma.

Expresarse tanto por escrito como verbalmente serán técnicas apropiadas para sanar y poder confirmarse a sí mismas, en el caso de las víctimas de abuso sexual infantil, que son más bien mujeres, como todas, y deben aprender a reconocerse. Así lo afirma Rossi en su entrevista con Mónica Salmón: es un largo viaje para encontrarme a mí misma que me permite que se hable, se cure, se sane y se pueda vivir la sexualidad plenamente (Canal Café sin ego, 2020,14m 47s).

En el caso de Jennifer Fox, ella menciona: solo llegué a pronunciar la palabra abuso, al hablarme a mí misma. (Canal Democracy Now, 2023,10m 27s). La evasión o el olvido por parte de la víctima de abuso sexual no es una solución, en consonancia con Bass y Davis (1994), sanar requiere de coraje, es enfrentándolo, verbalizándolo según la postura de Lacan (2009), revalorizar el orden simbólico en la experiencia analítica a través de la dialéctica de la palabra, ya que ese poder confrontativo de la palabra, el diálogo la fuerza transformadora del lenguaje, le permite al individuo, racionalizar el trauma, como le sucede a Diana Tazio en la novela, cuando el marcaje, del abuso sexual infantil, es investigado por su psiquiatra quien le pregunta: “ —¿“Oy”? ¿Qué asocia? —Nada. Absolutamente nada. —Diga… —… —¿Cuál era el nombre de su abuelo Checho?” (Rossi, 2019, p. 171). Y a partir de entonces diciendo-hablando cuando Diana empieza a recordar.

De acuerdo con la postura lacaniana, los traumas se resisten a salir de la estructura psíquica, la poca libertad para sanar se encuentra en la palabra, a pesar de Courtis y otros autores quienes recomiendan, que es mejor mantener la posición de incertidumbre y olvido. Pero, si por ejemplo, Diana no hubiera sido escuchada por su psicoanalista y Jenny no hubiera tenido el coraje de enfrentar a su abusador, ambas mujeres ficticias, representativas de víctimas reales, continuarían viviendo entre sombras y las consecuencias serían graves como el suicidio, la depresión, ansiedad, disfunción de la personalidad, adicciones, hipersexualidad, entre otras.

Las palabras construyen soluciones

Sí existen alternativas para que las víctimas logren sanar, puede notarse esta posibilidad en ambos textos artísticos analizados, Tocar a Diana y The Tale. Los personajes, tanto en la novela como en la película, lo manifiestan expresamente. El enfrentamiento consigo mismo a través del otro individuo, ya sea el psicoanalista o el victimario permite que los recuerdos ocultos en el inconsciente se liberen a través de las palabras y permitirle a la víctima reconstruirse, “pues en ese trabajo que realiza de reconstruirla para otro, vuelve a encontrar la alienación fundamental que le hizo construirla como otra, y que la destinó siempre a serle hurtada por otro”. (Lacan, 2009, p. 242).

Como parte de la solución al abuso sexual infantil, además de la perspectiva artística y psicológica, existe el ámbito legal, el documento más traducido a nivel mundial es La declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París el 10 de diciembre de 1948, durante su sesión plenaria número 183, en su artículo 19 establece que:

Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión. (ONU, s.f.).

Ambas mujeres Rossi y Jennifer Fox, hacen valer sus ideas, son ejemplo a través de su arte, para una sociedad en la cual levantar la voz y dar testimonio de sus propias vivencias de agresión sexual durante su infancia es sinónimo de prejuicio, tabú, miedo o vergüenza para muchas mujeres en el mundo, pero ellas con ingenio artístico para escribir Tocar a Diana y dirigir The Tale, le aclaran al espectador y al lector que un conflicto como tal no puede ser ignorado.

Denunciar del abuso sexual infantil.

Como parte de la solución al abuso sexual infantil, también debe considerarse la perspectiva legal internacional, el documento más traducido a nivel mundial el cual es La declaración Universal de los Derechos Humanos, fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París el 10 de diciembre de 1948 durante su sesión plenaria número 183, en su artículo 19 se establece que “todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.” (ONU, s.f.).

La agresión infantil, en cualquiera de sus manifestaciones, constituye una crisis global que ocurre en el hogar, en las escuelas, en las comunidades e incluso en los contextos digitales. Deja grietas profundas, puede provocar lesiones, infecciones de transmisión sexual, trastornos de salud mental como ansiedad o depresión, situaciones que pueden llevar a la muerte. Cuando la población infantil es expuesta a la violencia, “puede experimentar un estrés tóxico que afecta el desarrollo cerebral, fomenta la agresividad y aumenta el riesgo de consumo de sustancias o conductas delictivas” (UNICEF, 2024).

Además, quienes sufren este tipo de violencia tienen más posibilidades de quedar atrapados en ciclos de trauma y violencia durante la adultez, lo cual impacta así a toda la sociedad, independientemente de la nación, como se ejemplifica en los textos artísticos que fueron comparados a lo largo de las páginas de este artículo; es en la vida adulta cuando los personajes logran sanar el trauma. La misma Jennifer Fox lo mencionó “odio decirlo las víctimas de abuso sexual, tardamos décadas en descifrar y a menudo la mente bloquea todo lo relacionado con ello” (Canal Democracy Now, 2023, 10m 27s).

Esas décadas para descifrar el abuso, tiempo infinito para las víctimas, debe erradicarse por completo, así lo titula la UNICEF (2024) en su artículo del 10 de noviembre: “DATOS URGENTES: La violencia contra la infancia está muy extendida y afecta a millones de niños y niñas en el mundo.”

Según los últimos datos disponibles de alcance mundial recopilados por la UNICEF (2024).

Cada cuatro minutos, en algún lugar del mundo, un niño o una niña muere a causa de un acto de violencia, se estima que alrededor de 90 millones de niños y niñas vivos hoy en día han sufrido episodios de violencia sexual.650 millones de niñas y mujeres (1 de cada 5) vivas en la actualidad fueron víctimas de violencia sexual en su infancia, de las cuales más de 370 millones (1 de cada 8) sufrieron violaciones o agresiones sexuales. Cada año, la violencia se cobra la vida de un promedio de 130.000 niños, niñas y adolescentes menores de 20 años. Cerca de 550 millones de niños o niñas (aproximadamente 1 de cada 4) viven en un hogar donde la madre ha sido víctima de actos de violencia causados por su compañero sentimental. (parr.4).

Son alarmantes las cifras, nadie está exento, de acuerdo con los datos anteriores se puede establecer que alrededor de 90 millones de infantes son víctimas de abuso sexual, no se debe olvidar que cada 4 minutos un menor muere por ello; además, uno de cada siete niños son abusados sexualmente, nadie está exento, niños y niñas pueden ser víctimas.

Para concluir la presente denuncia crítica de este artículo, el arte cine y literatura tiene licencia para empezar a dar la lucha, Rossi lo evidencia con maestría en su novela, el primer eslabón del abuso a sus personajes fue el abuelo Checho. Tanto The Tale como Tocar a Diana y en su tejido textual corroboran los datos estadísticos de la Unicef que dicen que: “En entornos frágiles, las niñas se enfrentan a un riesgo incluso mayor, ya que la prevalencia de violaciones y agresiones sexuales en la infancia es ligeramente superior a 1 de cada 4.”

Conclusiones

El abuso sexual infantil no es un tema que deba subestimarse, este artículo tiene como fin concientizar a un colectivo social global ante un conflicto como este que debe erradicarse. Por medio de un análisis comparativo de dos formas de expresión artística que denuncian bajo pretexto erótico una problemática de importancia mundial, el arte en cualquiera de sus manifestaciones es un medio con autoridad social para denunciar, sin ser juzgado, situaciones humanas anómalas. Esa máscara erótica permite redirigir con maestría estética al espectador hacia la arista del interés principal, el abuso sexual en la infancia, así reacciona y toma una postura ante ese colectivo que tiende a normalizar aquello que se escapa de la ética de lo moralmente correcto, pero que el arte ha logrado institucionalizar bajo pretexto erótico, de manera que la denuncia crítica ha valido la pena.

La evidencia estadística demuestra, de acuerdo con la UNICEF, que el abuso sexual infantil es una problemática a la debe encontrársele solución. Esta investigación y revisión bibliográfica permitió realizar este análisis crítico, mediante la recopilación y análisis de información veraz para establecer argumentos y poder concluir que existen herramientas no solo legales y universales, sino también artísticas y psicológicas para denunciar el abuso sexual infantil.

Sí existen alternativas para que las víctimas logren sanar, puede notarse esta posibilidad en ambos textos artísticos analizados Tocar a Diana y The Tale, los personajes tanto en la novela como en la película lo manifiestan expresamente. Es a través de la palabra que logran reconstruir su vida y continuar. Es por medio del enfrentamiento consigo mismo, a través del otro individuo, ya sea el psicoanalista o el victimario, que los recuerdos ocultos en el inconsciente saldrán a flote a través de las palabras para permitirle a la víctima reconstruirse.

Es importante, comprender que muchas veces la sociedad patriarcal, donde el poder radica en la fuerza masculina, dígase física, ideológica, intelectual o emocional, las formas de arte como lo es The Tale, una película de denuncia social , o una novela con ciertos matices eróticos, como Tocar a Diana, son formas de expresión humana que permiten dignificar, problematizar terrores como el abuso sexual infantil que atentan contra la fragilidad humana, de modo que no puede continuar ignorándose o bien normalizándose lo grotesco, lo brusco y terrorífico a la luz de un esquema social patriarcal.

Por lo tanto, la solución para poner punto final a este conflicto la tienen las palabras. Un análisis en relación con esta problemática a la luz de un análisis textual comparativo específicamente latinoamericano es una posibilidad para un futuro artículo, para el cual se pueden tomar en cuenta los sistemas jurídicos latinoamericanos como referentes. Es imperante el compromiso individual y colectivo para cambiar radicalmente la convivencia entre los seres humanos.

Referencias

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Goodman, A. (30 de marzo de 2023).  La cineasta Jennifer Fox habla sobre los abusos sexuales que sufrió en su infancia. [video]

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Goodman, A. (30 de marzo de 2023). La creadora de la película “The Tale”, Jennifer Fox, habla de su experiencia como sobreviviente de abuso sexual infantil y la importancia de haber podido nombrar a su abusador

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Lacan, J. (2009). Escritos I. Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis. Escritos I. Siglo XXI Editores.

https://www.mariategui.org/wp-content/uploads/2021/05/06-Lacan-J.-1975-1966-Escritos-1.pdf

Madrigal, G. (2020). Huimos de lo que queremos: una mirada de la novela Tocar a Diana. Wimblu, Rev. Estud. de Psicología UCR, 15(2), 25-43.

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Palma, P. (2024). Reflexiones en torno a la novela Tocar Diana de Anacristina Rossi.

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Reyes, P. (2012). Aplicación de las teorías Lacanianas sobre el trauma al tratamiento de pacientes adultos víctimas de abuso sexual en la infancia. Un estudio de caso.

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Rossi, A .( 2019). Tocar a Diana. Editorial Alfaguara. Naciones Unidas Derechos Humanos. Oficina de Alto Comisionado. (s.f.). Declaración Universal de los Derechos Humanos.

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United Nations International Children’s Emergency Fund. (6 de noviembre de 2024). DATOS URGENTES: La violencia contra la infancia está muy extendida y afecta a millones de niños y niñas en el mundo.

https://www.unicef.org/es/comunicados-prensa/violencia-contra infancia-extendida-afecta-millones-ninos

* Licenciatura en Docencia con énfasis en la Enseñanza del Español. Docente en el Colegio de San Luis Gonzaga. Estudiante de la Licenciatura en Filología Española de la Universidad Autónoma de Centro América. San José, Costa Rica. Correo electrónico: raquelhernandezc79@gmail.com