Acta Académica, 61, Noviembre 2017, ISSN 1017-7507

Historia General de la Masonería en Costa Rica desde el siglo XIX al siglo XXI; como punto de encuentro de los personajes más importantes del país y su influencia en la conformación del Estado-Nación

Didier Badilla-Ardón*

TERCERA PARTE

Resumen:

El presente artículo comprende la tercera y última parte de una serie de tres entregas en donde se analiza la historia de la francmasonería en Costa Rica -desde un punto de vista general-, a partir de su fundación hasta el tiempo presente y su influencia en la formación del Estado costarricense. En este tercer capítulo, se estudiará la última etapa del antagonismo entre la Iglesia Católica y la Masonería, el proceso de construcción del Templo Masónico en San José, (lo que representó un punto clave en la consolidación de la masonería en el país) y finalmente se analizará cómo la masonería se adapta a la nueva realidad nacional posterior a las reformas sociales de la década de los cuarenta y la guerra civil de 1948, hasta el año 2015.

Palabras Clave: MASONERIA - MASON - SECTA RELIGIOSA - IGLESIA - REFORMA SOCIAL - COSTA RICA - HISTORIA

Abstract:

This article comprises the third and final part of a series of three deliveries where the history of Freemasonry in Costa Rica is analyzed in a general point of view, from its founding to the present day and its influence on the formation of the Costa Rican State. In this third chapter, we will study the last stage of the conflict between the Catholic Church and Freemasonry, the construction process of the Masonic Temple in San Jose, (which was a key point in the consolidation of Freemasonry in the country) and finally we analyze how Freemasonry adapts to the new post-national reality to social reforms and civil war in 1948 until 2015.

Keywords: FREEMASONRY - FREEMASON - RELIGIOUS SECTS - CHURCH - REFORM SOCIAL - COSTA RICA - HISTORY

Recibido: 18 setiembre de 2017

Aceptado: 20 octubre de 2017

Introducción

En el artículo anterior se pudo observar cómo los miembros de las logias masónicas en el país jugaron un papel protagónico en la conformación del Estado costarricense, principalmente durante el auge del periodo liberal entre 1870 y 1890. Al iniciar el siglo XX, el Estado liberal entra en crisis debido tanto a factores políticos y económicos internacionales como la Primera Guerra Mundial, así como también a la incapacidad del Estado para ofrecer respuestas a las crecientes necesidades de los sectores populares. Como bien lo señala el historiador Jorge Mario Salazar (1995.38):

La crisis había provocado condiciones de deterioro socioeconómico en los sectores vinculados a pequeñas actividades agrícolas, comerciales e industriales, así como en individuos que dependían de un salario (peones, artesanos, empleados del Estado y del comercio, obreros, etc.). La contracción de la economía causó problemas sociales e inestabilidad política, por lo que hubo una serie de movimientos sociales, huelgas, protestas, etc.; a la vez que se dio un cuestionamiento del clásico Estado liberal no interventor y de la dominación oligárquica.

En este contexto, es natural que el protagonismo de la Masonería costarricense en los asuntos políticos fuera poco a poco cediendo terreno ante los nuevos actores sociales. A pesar de esto, a nivel interno, la Orden continuó fortaleciéndose. Este proceso se evidenció con la construcción del Templo Masónico de San José. Por otra parte, la controversia con la Iglesia Católica no da tregua, y entra en una nueva fase bajo la dirección de Monseñor Víctor Manuel Sanabria, quien ya desde 1928 venía publicando artículos acerca de la Masonería tanto en periódicos como el diario La Tribuna, así como el Eco Católico.

En el presente artículo, se tratará de analizar el proceso de consolidación y adaptación que atravesaría la masonería en Costa Rica durante los años de reformismo estatal, y cómo han sido los últimos años de la misma a partir de 1951, año en el cual se publicó el último trabajo de historia de la masonería del historiador y masón Rafael Obregón Loria. En cuanto al análisis de la historia más reciente de la Orden masónica, se ha encontrado poca disponibilidad de bibliografía o investigaciones por lo que se ha recurrido al análisis de fuentes primarias como periódicos, revistas masónicas y entrevistas a miembros de la Orden, como el señor Marco Aurelio Salazar, Gran Maestro de la Gran Logia de Costa Rica, así como también se ha utilizado diversas fuentes bibliográficas para apoyar esta investigación.

I. Continuación del conflicto entre el clero y la masonería, construcción del Templo Masónico de San José y consolidación de la Masonería costarricense (1936-1951)

En 1936, año de la campaña electoral en el que resulta electo el Lic. León Cortés, miembro de las logias masónicas, se da un avivamiento de los ataques del clero hacia la masonería. Para la Iglesia Católica del país, la masonería había representado el enemigo a vencer durante mucho tiempo. Sin embargo, para esta época entra en el escenario de las luchas por la hegemonía nacional una nueva amenaza para esta institución: el comunismo.

Según explica el historiador David Díaz (2015.57), en 1935 la Iglesia Católica aprovechó la celebración de los trescientos años del “hallazgo” de la imagen de la Virgen de los Ángeles para organizar una marcha para rechazar el comunismo soviético y promover rezos masivos a la Virgen para proteger a Costa Rica de la lucha de clases. Sería razonable presumir que esta marcha representaba una especie de demostración del poder y la influencia de la Iglesia en la nación; y el mensaje bien podía ir dirigido a todos aquellos grupos adversos a la misma, entre ellos la Masonería.

Como bien lo señala José Daniel Gil (2004):

La Iglesia costarricense, luego de dictadas las leyes liberales, debido a que vio amenazada su hegemonía con respecto a sus feligreses, buscó con más ahínco consolidar la citada devoción, para así no ver menoscabada su posición de privilegio dentro de la sociedad.

Aunque la fecha de la aparición de la imagen de la Virgen nunca estuvo clara, ni siquiera para las mismas autoridades eclesiásticas (Gil Zúñiga. 2004, 45-51), la fecha que más se aceptó fue la de 1635. Por lo tanto, un año antes de la campaña de León Cortés (1935) se celebra el tercer centenario de su aparición, lo que fue utilizado hábilmente por la Iglesia Católica para renovar la fe de sus feligreses al fortalecer el culto a la misma (Gil Zúñiga. 2004, 52-54) y a la vez, tratar de restar poder a sus nuevos enemigos: la masonería y el comunismo.

Según nos relata Rafael Obregón (1950.66), durante esta campaña (1936) se hicieron afirmaciones sin fundamento, tales como la de que el comunismo y la masonería eran la misma cosa y que el triunfo de Cortés significaría el establecimiento inmediato de una tiranía funesta por estar apoyada por la secta secreta de la masonería. Como había algunos sacerdotes que apoyaban la candidatura de Cortés, se hizo la siguiente afirmación:

Se pretende justificar la candidatura de un francmasón afirmando que la mayor parte de los sacerdotes pertenecen a ese partido. Recuerde el pueblo costarricense que detrás de la Cruz está el Diablo...los sacerdotes o han sido engañados o se han dejado engañar... el triunfo de León Cortés es el triunfo de la masonería en Costa Rica. (Obregón, 1950, p.166)

A pesar de los constantes ataques en su contra, la Masonería se fortalece y para el año de 1937, el nuevo Gran Maestro de la Gran Logia de Costa Rica, don Stanley Lindo, inicia conversaciones con la compañía constructora Eric C. Murray para llevar a cabo el ansiado proyecto de la construcción del Templo Masónico.

En marzo de ese año, la Gran Logia aprobó los planos propuestos por dicha empresa y el presupuesto de la misma con un costo de sesenta mil colones. Durante el tiempo que duró la construcción, las logias simbólicas costarricenses llevaron a cabo sus reuniones en el Templo de la Logia Maravilla No. 10 (Obregón. 1950, 172).

Templo Masónico de San José

original de la Gran Logia de Costa Rica, construido en 1937


Fuente: Obregón Loría Rafael. La Masonería en Costa Rica. Cuarto Periodo.

Una vez concluida la construcción del edificio, el nuevo Templo Masónico de la Gran Logia de Costa Rica fue consagrado en la noche del 6 de noviembre de 1937, viniendo a representar la consolidación de la institución en el país.


Vista interior del Templo Masónico de San José

Fuente: Obregón Loría Rafael. La Masonería en Costa Rica Cuarto Periodo.

En 1940, el clero envía un nuevo proyecto de ley al Congreso para insistir en la enseñanza de la religión en las escuelas y colegios públicos, y acabar con la enseñanza laica en Costa Rica. El masón Rafael Obregón Loria envía una carta por medio de periódicos nacionales a diferentes personalidades políticas e influyentes del país de reconocida afiliación liberal para que se manifestaran en contra de este proyecto. Algunos de estos personajes no dieron respuesta, pero otros como el profesor Roberto Brenes Mesén, Vicente Lachner, Clodomiro Picado, Luis Castro Ureña, Tomás Soley Güell, Ricardo Jiménez, Isaac F. Azofeifa y algunos otros respondieron al llamado de Obregón por medio de elocuentes cartas.

A pesar de esto, el 8 de noviembre de 1940 el Congreso aprueba dicha ley y dos días después el Presidente Calderón Guardia le da el “Ejecútese”; lo cual fue considerado por muchos como un retroceso para nuestro país (Obregón. 1950, pp. 184-85). Es importante tomar en cuenta que Monseñor Sanabria tenía amistad con el presidente Calderón (Salazar, 1995.192), y conocía sus ideas socialcristianas, su imagen de católico creyente y su intención de reformar el Estado. A pesar de la desilusión que estos hechos pudieron haber causado a los masones de la época, el 17 de diciembre de ese año, la Gran Logia de Costa Rica aprueba por decreto la creación de un Museo Masónico a iniciativa de Rafael Obregón Loría.

Dos años después, en julio de 1942, un diputado del Congreso presenta un proyecto de ley para derogar las leyes que impedían el ingreso al país de las órdenes monásticas, lo cual permitiría el ingreso de los jesuitas al país. En las sesiones del Congreso hubo acaloradas discusiones al respecto, uno de los Representantes, don Jorge Calzada se manifestaba de esta manera:

Se pretende que en una noche oscura, tenebrosa, como esta que vamos a pasar aquí, ruede por el suelo una conquista gloriosa de cincuenta y ocho años. Una conquista alcanzada por los hombres de pensamiento robusto del 84 y del 94 que nos dieron esta paz y esta alegría de vivir en una Costa Rica comprensiva. Pero los señores dela mayoría, que antes que mirar a la república, miran los intereses políticos suyos, quieren que en esta noche lóbrega termine el derecho de la ciudadanía costarricense a la paz y a la libertad.

A pesar de estas y otras palabras en contra, la batalla fue ganada por el partido clerical, y la derogatoria de las leyes anticlericales de 1884 es aprobada por el Congreso, entrando en vigencia, como consuelo, un año después (Obregón. 1950, 192). Sanabria era seguidor de la teología comprometida con los pobres (neotomista) y, en el contexto político de la época, era antiliberal y anticomunista. No obstante, adoptó una postura más conciliadora para favorecer la justicia social, por lo que en 1943 concretó una alianza con el Estado y el Partido Comunista para defender la legislación social recién promulgada (Salazar, 1995.194). Por otra parte, el Estado necesitaba la legitimación ideológica de la Iglesia y esta, por su parte, añoraba los viejos tiempos de luna de miel con el Estado, sin los nubarrones de 1884 y sus secuelas (Salazar, 1995, 195).

Superada esta situación, el 28 de diciembre de 1943, la Gran Logia concede Carta Provisional a la Logia Torre Alba, que había iniciado trabajos en la ciudad de Turrialba, Cartago. En enero de 1944, la logia inicia trabajos oficiales en un local facilitado por Stanley Lindo, el 9 de abril reciben Carta Constitutiva con el número 13, y el 15 de ese mes inauguran oficialmente su Templo. Al año siguiente (1944), la Gran Logia acuerda la creación de becas para estudiantes en los colegios o en la Universidad. También se compró un mausoleo en el Cementerio General de San José. Además se obtiene un lote por medio de la United Fruit Company en Limón, para la construcción de un Templo Masónico en dicha provincia que albergara a la Logia Unión Fraternal No. 2.


Antiguo Templo Masónico de la Logia Unión Fraternal en Limón

Para ese mismo año, las Cámaras Filosóficas del país, que dependían del Supremo Consejo Centroamericano en Guatemala, emiten un decreto constituyéndose primero en Supremo Consejo Centroamericano y luego en Supremo Consejo para Costa Rica, desconociendo con esto al de Guatemala. Aun así, este y las logias simbólicas costarricenses continúan siendo independientes las unas de las otras. En octubre de 1945, la Logia Maravilla No. 10 construye un nuevo edificio para albergar su templo masónico, gracias principalmente al esfuerzo de los masones Bejo M. Yamuni y Jaime Granados (Obregón. 1950, 206).

El 19 de mayo de 1947, con motivo del fallecimiento del distinguido masón Roberto Brenes Mesén, la Gran Logia de Costa Rica efectúa primero un funeral masónico en su Templo, y posteriormente le sigue un desfile fúnebre por las calles de San José. Los masones que seguían dicho desfile portaban sus mandiles, lo cual representó la primera vez que en Costa Rica estos salían a la calle revestidos de sus insignias. Este hecho es de gran trascendencia, ya que demuestra que la masonería ya no guardaba ningún temor a represalias al exponerse abiertamente ante la sociedad costarricense. El cortejo llegó hasta el cementerio general y los restos de Brenes Mesén fueron colocados en el Mausoleo Masónico, propiedad de la Gran Logia de Costa Rica, de acuerdo a su voluntad. Además, para esa época, el Templo Masónico ya había sido ampliado.


Cortejo fúnebre masónico de Roberto Brenes Mesén por las calles de San José el 19 de mayo de 1947

Fuente: Obregón Loría Rafael. La Masonería en Costa Rica. Cuarto Periodo

Con respecto a Roberto Brenes Mesén, resulta muy sugerente notar que, aunque los masones de la época fueron perdiendo influencia en la política, esta no desapareció por completo, y se dio de una u otra forma. Según nos explica David Díaz (2015.126), en julio de 1940 una representación de la Asociación Cultural de Estudiantes de Derecho (ACED), entre la cual se encontraba Alberto Cañas, visitó la casa de Roberto Brenes Mesén. De acuerdo con Cañas, Mesén, en un acto emotivo, y pareciera que casi espiritual, se identificó a sí mismo como la flama que iluminaría el camino a los jóvenes del país que se convirtieran en sus seguidores.

Brenes se había convertido en una especie de maestro para los miembros de la ACED y según Cañas, después de su contacto con este, la ACED decidió hacer viajes cada domingo a la zona rural del país para hablar con la gente acerca de su situación social. Al parecer, este contacto, aunado a la metáfora de Brenes Mesén sobre la luz y la oscuridad, había persuadido a este grupo de que eran ellos, y no Calderón Guardia, los escogidos para transformar el país. Por lo tanto, ese mismo año, decidieron fundar el Centro de Estudios de los Problemas Nacionales, con el objetivo de encontrar soluciones técnicas a los problemas sociales del país (Díaz, 2015.127). Nuevamente, aquí se podría hablar de una posible evidencia de la influencia de los masones en el desarrollo de los acontecimientos nacionales, sobre todo tomando en consideración el papel fundamental que jugaría el CEPN en la época anterior y posterior a la guerra civil de 1948.

En 1948 se dan los hechos políticos que perturban no sólo al país, sino también las actividades masónicas. La campaña para las elecciones de ese año fueron intensas y llenas de polémica; y al estallar la guerra civil, la situación se volvió tan crítica y llena de incertidumbre que el Gran Maestro de ese entonces, Rafael Obregón, decide suspender temporalmente todas las actividades de las logias. En esos momentos, algunos extranjeros que habían ingresado con anterioridad al país y que habían logrado ocupar puestos en la policía, dirigieron sus ataques en contra de la masonería, por lo que muchos masones fueron arrestados y puestos en prisión en la Penitenciaría de San José. Ante estos hechos, la masonería guatemalteca envía una carta de protesta al Presidente de la República de Costa Rica (Obregón. 1950, 240). Los hechos relacionados a esta guerra civil y la división que trajo como consecuencia en la sociedad costarricense afectarían de alguna manera a la masonería de Costa Rica, aunque esta división se evidenciaría varias décadas después.

Pasado el conflicto armado del 48, las actividades masónicas recuperan su normalidad. En junio de 1950 varios masones acompañados de familiares hacen una visita a Cuba en donde fueron recibidos con grandes atenciones y fueron homenajeados. La Gran Logia de Costa Rica se establece firmemente en el país y continúa siendo reconocida por otras grandes Logias internacionales, alcanzando un gran prestigio.

II. La Masonería en Costa Rica desde 1950 al 2015, (año del sesquicentenario de la Orden en el país)

Desde el año 1950, la masonería costarricense continúa su más reciente faceta de crecimiento y consolidación. Por ejemplo, el domingo 11 de marzo de 1951, luego de un largo proceso; la Logia Torre Alba No. 13, que operaba en la ciudad de Turrialba, Cartago, efectúa una tenida extraordinaria cuyo propósito era la colocación de la primera piedra del Templo Masónico que sería construido para sus trabajos. Según explica el masón José Luis Mora Calvo de dicha logia (en un discurso efectuado en marzo del 2012 con motivo de la celebración del aniversario de la fundación de la logia), esta tenida fue presidida por el Gran Maestro de ese entonces Eric C. Murray, acompañado por varios miembros de la Gran logia de Costa Rica y muchos miembros de las otras logias simbólicas del país. La construcción de dicho templo tardaría alrededor de ocho meses, y en la cual participarían muchos obreros de esa ciudad.

El 15 de diciembre de 1951, el Gran Maestro Eric Murray, consagró en inauguró oficialmente el Templo Masónico de la Logia Torre Alba No. 13. (Mora Calvo. 2012, 6).


Templo Masónico de la Logia Torre Alba en Turrialba, Cartago.

Fuente: Tarjeta de Invitación al 25 aniversario de la Fundación de la Logia Torre Alba No. 13 del 19 de abril de 1969.

Es importante notar como, posterior a la guerra civil de 1948 y el proceso de la fundación de la Segunda República, la masonería costarricense replantea su enfoque y vuelve su mirada hacia sí misma, perdiendo el protagonismo político propio del Estado liberal y volviéndose una institución más discreta, orientada hacia la filosofía y la filantropía; sin embargo, este proceso venía sucediendo desde mucho tiempo atrás.

Como bien lo demuestra Ricardo Martínez Esquivel en su artículo (2008), desde 1865 a 1899 el porcentaje de masones en puestos destacados de los tres poderes de la República fue disminuyendo conforme pasaba el tiempo. El cuadro 1 de este artículo ilustra de una mejor manera este fenómeno:


Cuadro I

Fuente: Martínez Esquivel Ricardo. Masones y su participación política en Costa Rica (1865-1899).2008, 1819

El cuadro anterior muestra claramente el proceso de despolitización paulatino de la masonería durante el siglo XIX, proceso que continuó en el siglo XX. Como ejemplo, se observa el siguiente cuadro del artículo de Martínez acerca de los masones que ocuparon el puesto de Presidentes de la República o de Ministros:


Cuadro II

Fuente: Martínez Esquivel Ricardo. Masones y su participación política en Costa Rica (1865-1899).2008, 1822

Aunque no se tienen a mano datos recientes acerca de la cantidad de masones que ocuparon puestos políticos posterior a la guerra civil del 48, es razonable presumir que, aunque sí los hubo, estos fueron muy pocos en relación al periodo 1865-1899. Incluso, como se vio en el capítulo anterior, los últimos masones en ostentar el cargo de Presidente de la República fueron León Cortés Castro y finalmente don Otilio Ulate.

Este hecho es importante ya que, al reducirse el protagonismo político de la masonería, las instituciones que veían en ella una amenaza, como la Iglesia Católica, dejan de considerarla como tal, al menos de manera temporal y aparente. Esto hace que la masonería vaya desapareciendo del espectro público y que, como se dijo antes, se vuelva mucho más discreta.

Reconstruir la historia reciente de la masonería no es tarea fácil. Las fuentes historiográficas son aún más escasas que las de los períodos anteriores, a pesar de las herramientas tecnológicas que facilitan esta labor en la actualidad. Lamentablemente, parece que no ha existido la suficiente preocupación por guardar el registro histórico de las actividades masónicas en las últimas décadas, aparte del archivo de actas, correspondencia y decretos oficiales, documentos más relacionados a cuestiones administrativas que a registros históricos. Algunos datos se pudieron obtener por medio de una entrevista con la secretaria administrativa del edificio de la Gran Logia de Costa Rica efectuada en abril del 2015, y con don Marco Aurelio Salazar, Gran Maestro de la Gran Logia de Costa Rica en enero del 2016, además de algunos otros datos obtenidos por medio de escasas fuentes primarias.

Dentro de los datos que se han podido encontrar, se sabe que durante el año 1950 hasta 1953, el historiador Rafael Obregón publica una revista llamada “Gaceta Masónica”, de la cual es su director. En esta se publican ensayos de algunos masones tanto nacionales como extranjeros, además de artículos de interés relacionados a la masonería y algunas referencias a hechos históricos y acontecimientos actuales de la institución. De esta revista se ha podido rescatar algunos datos relacionados al quehacer de la Orden en el país en esos años. Por ejemplo, en la primera página de la edición No. 58 del año III se informa de la visita de una delegación oficial masónica de la Gran Logia de Guatemala a Costa Rica, que se efectúa el 27 de diciembre de 1952.

En esa misma fuente, en la página 11, se informa de un terremoto que azotó la ciudad de Limón, en el cual resulta destruido el Templo Masónico de la logia Unión Fraternal No. 2. El Gran Maestro de ese año, don Jaime Granados, viaja en aeroplano a dicha provincia para constatar los daños y estudiar la posibilidad de levantar un nuevo templo en un terreno propiedad de la Gran Logia de Costa Rica en esa ciudad.

Además, según informó la Secretaría Administrativa de la Gran Logia de Costa Rica, en el mes de setiembre del año 1955 se establece otra logia simbólica en San José, llamada Francisco Calvo No. 15, en honor al principal fundador de la masonería costarricense.

Tiempo después, la Gaceta Masónica deja de publicarse durante algunos años por motivos que no quedan claros; sin embargo, para el año 1964 esta vuelve a entrar en operación, esta vez bajo la dirección de don Jaime Tormo Ortiz. La primera edición de este año es la No. 78 del año IV, del 15 de enero de 1964.

En la edición No. 83 del 15 de junio de ese año, se puede leer en la página 5 una referencia acerca de la fundación de una nueva logia dos años antes. Esta sería llamada Caridad No. 16, nombre que se le da en honor a la primera logia oficial del país fundada por el cura Francisco Calvo. Esta recibió su carta constitutiva en agosto de 1962. También para ese año, se autoriza por medio de decreto a la logia Unión Fraternal a operar temporalmente en el Templo Masónico de San José mientras se estabiliza su situación. (Gaceta Masónica. No. 83, p. 10).


Gaceta Masónica” de 1965.

Transcripción de Carta Constitutiva Logia Caridad No. 26

En 1965, se celebra el centenario de fundación de la Masonería en Costa Rica. Con este propósito se celebra un tenida especial en la que el Gran Maestro de ese año, don Rafael Obregón Loria, ofrece un elocuente discurso en el que conmemora los principales aspectos relacionados a dicho acontecimiento. Además, en la primera página de la Gaceta Masónica de Junio, se reproduce la Carta Constitutiva de la Logia Caridad No. 26, que fue otorgada por el Gran Oriente Neo Granadino en 1865.


Artículo sobre los cien años de la Masonería en Costa Rica

Fuente: Periódico La Repùblica del 19 de agosto de 1965

Los trabajos masónicos continúan con normalidad durante varios años, siempre manteniendo un carácter menos protagónico que el que tuvo durante el período liberal. En el año 1974, se funda una nueva logia que opera en la ciudad de Cartago y es llamada Coris No.17. Esta se funda oficialmente el 12 de Octubre de ese año. Además, en julio de 1976 se funda otra logia en San José llamada Lautaro No. 18, la cual trabajó durante más de una década pero cesó de operar en 1989.

Para el año 1978, el edificio del Templo Masónico de San José sufre algunas transformaciones. Entre estas, se acondicionan varios locales que serán posteriormente alquilados a particulares para desarrollar actividades comerciales. Alrededor de ese año, el Presidente de la República en ejercicio, don Rodrigo Carazo Odio, es invitado a una tenida blanca (tenida a la que pueden asistir personas que no son miembros de la Orden). El presidente atiende la invitación y participa de una velada con los masones costarricenses.

Durante la década siguiente, la masonería costarricense continuaría operando con relativa normalidad. Para finales de los años ochenta, en 1989, se dio un breve periodo de división entre varios miembros de la institución por motivos personales que provocó que algunos fueran expulsados de la Orden al año siguiente.; sin embargo, pocos años después, en 1993, el Gran Maestro de ese año emite un decreto de amnistía a esos y todos los demás ex miembros de la masonería que les permite regresar a la misma y logra que muchos retornen a las actividades con renovado vigor.

Entre 1996 y 1997, la Gran Logia de Costa Rica publica la revista masónica llamada Leyenda, que fue una publicación oficial de la Gran Logia. En la 1era edición de esta revista, del tercer trimestre de 1996, se informa que el 6 de marzo de ese año, el Gran Maestro, don Jorge López Vallejo, emite un decreto que regulariza los trabajos de la logia Unión Fraternal No. 2 en Limón. El 9 de marzo, un grupo de varios masones de diferentes logias desfilan por las calles de Limón encabezados por el Pabellón Nacional y los estandartes, desde donde se encontraba el antiguo templo (que se había derrumbado a causa de un terremoto) hasta el lugar en donde se había construido uno nuevo. Posteriormente proceden a efectuar la consagración del mismo. (Leyenda No. 1. 1996, 4).

Según la información obtenida de la Secretaría Administrativa de la Gran Logia de Costa Rica, durante casi una década, la masonería costarricense continúa con sus actividades de forma regular, consolidándose como una de las instituciones más antiguas del país. Las logias simbólicas trabajan normalmente todos los meses, se celebran tenidas, aniversarios, se realizan actividades filantrópicas y se participa en eventos regionales como Congresos Masónicos Internacionales. Para el año 2010, la masonería costarricense es anfitriona del Congreso Masónico Centroamericano (COMACA) el cual se celebra en la ciudad de San José. Para este congreso, acuden delegaciones masónicas de toda Centroamérica y algunos países del Caribe, y se invita a los presidentes de los Tres Poderes de la República a que participen de una actividad de gala en el Templo Masónico. El presidente de la Corte Suprema de Justicia de ese entonces, el presidente del Tribunal Supremo de Elecciones, y un representante del poder ejecutivo asisten a dicha actividad.

En el año 2010, un grupo de masones organiza una logia que trabaja en el idioma francés, la cual recibe Carta Constitutiva el 1º de octubre de ese año y es llamada Le Sentier Caché No. 19. Posteriormente, en el año 2012, la Gran Logia de Costa Rica realiza un pequeño esfuerzo por volver a recuperar un poco del protagonismo que alguna vez tuvo en la esfera política del país. Para esto, se reedita el libro de Rafael Obregón Presbítero doctor Francisco Calvo (Ganganelli): organizador de la masonería en Costa Rica. El libro es presentado en la Sala de Expresidentes de la Asamblea Legislativa de Costa Rica en el mes de agosto de ese año. A dicha actividad acuden no sólo muchos miembros de la masonería, sino también políticos, periodistas y público en general interesados en la historia de la institución.

Alrededor del año 2013, se organiza una nueva logia llamada San Juan de la Perseverancia, que recibe su Carta Constitutiva el 23 de mayo del 2014, otorgándosele el número 20. Esta logia realiza sus reuniones en la ciudad de Escazú y utiliza un rito antiguo un poco diferente al usado por las otras logias simbólicas del país. Finalmente, en el 2015, año del ciento cincuenta aniversario de la fundación de la masonería en el país, la Gran Logia y la logia Caridad No. 16 se preparan para celebrar esta importante fecha con ceremonias conmemorativas.

Otro hecho importante a destacar, es que en el mes de marzo del año 2014, un grupo de masones reorganiza un Capítulo del Real Arco, que es el equivalente a los grados filosóficos pero dentro del Rito de York. Estos habían sido traídos al país en décadas anteriores, pero habían dejado de funcionar, por lo que este nuevo grupo renueva las actividades del capítulo, aportándole nuevos bríos y con esto enriqueciendo aún más las actividades de la masonería en el país.

Además, la Muy Respetable Gran Logia de Costa Rica suscribe un Acuerdo de Paz y Concordia con las Cámaras Filosóficas o Supremo Consejo de Soberanos Grandes Inspectores Generales del 33° y Ultimo Grado del Rito Escocés Antiguo y Aceptado para la Jurisdicción Masónica de la República de Costa Rica, con quienes se había dado cierto distanciamiento histórico, a pesar de que los miembros de ambos cuerpos son los mismos que trabajan en ambas logias. Este acuerdo se suscribe el viernes 13 de marzo del 2015 en el Templo Masónico de San José, firmado por el Gran Maestro de la Gran Logia de Costa Rica y el Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo. Este hecho es aplaudido por gran número de miembros de la Orden, representado un nuevo comienzo en la historia de la masonería costarricense, llenando de optimismo a muchos masones de Costa Rica.

Finalmente, el 6 de noviembre del 2015, la Gran Logia de Costa Rica y la Universidad de Costa Rica suscriben un convenio para el desarrollo de actividades científicas y culturales, con intercambio de información, programas de formación en temas como museología, museografía, archivística y bibliotecología, entre otros, lo cual representó para la masonería el reconocimiento por parte de la academia de la huella que ha plasmado la institución en la historia del país.

Artículo del diario El País.cr


Fuente: http://www.elpais.cr/2015/11/06/ucr-firmo-convenio-con-logia-masonica-de-costa-rica/

III. Consideraciones Finales

A lo largo de este trabajo de investigación se ha podido confirmar algunas de las premisas que se plantearon al inicio del mismo. En primer lugar, se pudo comprobar que la Masonería tuvo algún grado de influencia en la conformación del Estado durante los primeros años de vida independiente, pero principalmente durante la época del auge del Estado Liberal. También, como muchos de los personajes más influyentes de la política y la sociedad costarricense en muchos campos fueron masones, y estos a su vez influyeron en el desarrollo de la educación y la creación de muchas instituciones estatales que darían forma al naciente Estado costarricense.

Además, varios de los símbolos patrios como el Escudo y el Pabellón Nacionales fueron diseñados por un masón y están llenos de simbología masónica. Algunos de los cambios implementados en el país durante los gobiernos de corte liberal con las llamadas “leyes anticlericales”, como la secularización de la educación, de los cementerios y de los procesos oficiales como matrimonios o defunciones fueron llevados a cabo por masones. Si bien es cierto, la masonería no fue la responsable directa de estos cambios, estos se efectuaron indirectamente a través de sus miembros y no se puede negar que la red de relaciones sociales, familiares y de poder que se dio entre estos, sirvió como catalizador o facilitador para el intercambio de ideas y opiniones que ayudarían a influir en los personajes que tomarían las decisiones políticas del momento.

En segundo lugar, se observó también como a pesar de los constantes ataques de los que fue víctima durante casi toda su existencia; (principalmente por parte de las autoridades eclesiásticas católicas), la masonería nunca llegó a ser una institución abiertamente anticlerical. Por el contrario, algunos de sus principales fundadores fueron distinguidos sacerdotes que más bien dieron un gran aporte a la Patria, (como lo fueron Francisco Calvo y Carlos María Ulloa) y muchos otros fueron fieles practicantes de dicha fe.

Si bien es cierto, la masonería jugó un papel protagónico en la política nacional durante el siglo XIX, esta fue perdiendo peso en la misma a través del tiempo, para transformarse en los últimos años en una institución más de carácter filosófico y filantrópico. Esto se da principalmente a partir de la crisis del Estado Liberal, el periodo de reforma social y la fundación de la Segunda República a finales de la década de los cuarenta del siglo XX.

A pesar del bajo perfil que la institución mantiene actualmente en la sociedad costarricense, aún actualmente muchos de sus miembros ocupan cargos importantes dentro de las instituciones públicas y privadas de influencia en el país y, recientemente, la Orden ha venido replanteándose la necesidad de volver a ejercer algún tipo de protagonismo en la sociedad fomentando los valores morales universales en un mundo cada vez más convulso. Esto se deduce de las declaraciones más recientes de sus miembros durante algunas actividades públicas en las que han participado y en declaraciones en medios de prensa de algunos de sus miembros más importantes.

Se espera haber alcanzado el objetivo de narrar una historia de la Masonería en Costa Rica de una manera más concisa pero difusiva a la vez, aunque se es consciente de la necesidad de investigar más a fondo la historia reciente de la institución a pesar de las pocas fuentes disponibles. La historia de la Masonería en Costa Rica aún no ha terminado de escribirse, y queda aún mucho por descubrir en las generaciones venideras.

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* El autor es Bachiller en Historia de la Universidad Autónoma de Centroamérica (UACA) y Bachiller en Turismo y Hotelería de la Universidad Latina de Costa Rica.