Acta Académica, 67, Noviembre 2020, ISSN 1017-7507


Bibliotecas, conservación de documentos en la pandemia
Libraries, document preservation in the pandemic

Max Zúñiga-Fallas*

Resumen:

La situación actual que atraviesa el mundo ha cambiado la dinámica de la sociedad, siendo las bibliotecas y otras instituciones afines afectadas, pues por lo general manejan un amplio flujo de personas en sus instalaciones. Este artículo realiza un acercamiento sobre las medidas a tomar en las bibliotecas en cuanto a la atención de usuarios, así como el manejo de los documentos, además de la forma en cómo se debe realizar la conservación de documentos, tanto para evitar contagiarse como para no caer en acciones que puedan llegar a deteriorar los documentos.

Palabras clave: BIBLIOTECA - CONSERVACIÓN - DOCUMENTOS - CORONAVIRUS (COVID-19) - PANDEMIA

Abstract:

The current situation that the world is going through has changed the dynamics of society, with libraries and other related institutions affected, since they generally handle a large flow of people in their facilities. This article makes an approach on the measures to be taken in libraries in terms of the attention of users, as well as the handling of documents, in addition to the way in which the conservation of documents should be carried out, both to avoid contagion and not to fall into actions that may deteriorate the documents.

Keywords: LIBRARIES - CONSERVATION - DOCUMENTS - CORONAVIRUS (COVID-19) - PANDEMIC

Recibido: 22 de agosto de 2020

Aceptado: 31 de octubre de 2020

Introducción

Salvaguardar la memoria colectiva de los pueblos o naciones se ha vuelto un factor importante para la humanidad, pues a raíz de esto, fue que se desarrollaron diferentes formas de comunicación que permitieran la perpetuidad de esta. Fue así como se desarrolló la escritura y con ella distintos soportes para contenerla, el más destacado, el papel. Esto conllevó, nuevamente, a buscar los métodos para su conservación.

Si bien, en general, los métodos de conservación de documentos, ya sean de papel o en otros soportes, que se puedan encontrar en una unidad de información se enfocan en factores como el control de la temperatura, de la humedad relativa, luz, así como de las plagas o la correcta manipulación de los documentos, se deja de lado factores como las pandemias, pues al ser poco frecuentes, se les resta importancia, ignorando el efecto de estas y como pueden influir en la forma en cómo se prestan los servicios presenciales de información, sobre todo cuando se tiene de por medio elementos como libros y documentos que requieren de un traslado de mano a mano, donde incluso la higiene personal puede resultar clave, no solo para cuidar la propia salud, sino para evitar que la pandemia se propague. A raíz de esto, es que se deben ser consideradas las pandemias como posibles elementos que afecten tanto los servicios de la unidad de información así como la conservación de su acervo.

La biblioteca, más allá de ser un lugar del almacenamiento de información, ha sido fuente de conocimiento a lo largo de la historia, claro ejemplo fue la Biblioteca de Alejandría. Si bien, en diferentes épocas, era un lugar restringido al que unos cuantos podían acceder (escribas, miembros del clero, entre otros), con la invención de la imprenta de Gutenberg, la biblioteca se abrió a toda la sociedad.

Trascendiendo su labor primordial de ofrecer servicios de información, las bibliotecas tienen una función importante en la era digital, pues actúan en la brecha digital tratando de acortarla, haciendo que la cantidad de usuarios incremente, ya que no asisten solamente por sus recursos bibliográficos. Otra de las funciones de la biblioteca es la de velar por la conservación de su acervo, tanto para mantener en buen estado la integridad física como para alargar la vida útil de los distintos materiales con que cuenta, como libros, revistas o publicaciones periódicas, material cartográfico entre otros, sino para garantizar su disponibilidad para los usuarios al momento en que estos los soliciten.

En la actualidad, Costa Rica y resto del mundo vive una situación atípica ocasionada por el coronavirus tipo 2 del síndrome respiratorio agudo grave SARS-CoV-2 – por sus siglas en inglés: severe acute respiratory syndrome coronavirus 2 –, el cual es el causante de la enfermedad por coronavirus de 2019 (COVID-19). A partir de su origen, en la ciudad de Wuhan, el virus se propagó rápidamente a las demás partes del mundo, siendo declarada como pandemia el 11 de marzo de 2020 por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Su forma de contagio es sencilla, a través de gotas salpicadas durante la tos o estornudos e incluso el habla de pacientes, pues estas gotas pueden terminar en la boca o nariz de personas a su alrededor, así como por personas asintomáticas. Según el sitio web la OMS (2020), el periodo de incubación a partir de la exposición al COVID-19 y el momento en que comienzan los síntomas suele ser de alrededor de cinco o seis días, pero puede variar entre 1 y 14 días.

Se debe mencionar tres aspectos de este virus; primero, a pesar de su tasa de mortalidad es menor en comparación con otros coronavirus, como el SARS-CoV (9,19%) en 2002 y el MERS-CoV(34,4%) en 2012, este ha generado más muertes que estos dos juntos; segundo, no hay margen de edad para contraerlo; tercero, las personas pueden infectarse al tocar una superficie u objeto en el que se encuentre el virus y luego se toque el rostro (ojos, nariz, boca). Estos dos últimos puntos, son los que tienen relevancia en instituciones que manejen documentos, por ejemplo, bibliotecas, archivos y otras unidades de información e incluso museos, ya que en estos lugares se atiende público de todas las edades y se está en constante contacto con diferentes objetos.

Bibliotecas y la incidencia de la pandemia en las colecciones bibliográficas

Como se mencionó la principal causa de transmisión del COVID-19 es a través de gotas respiratorias o por contacto, también se puede dar por causas indirectas como ambientes, objetos y superficies contaminadas, elementos que han sido utilizados tanto por los funcionarios como por los usuarios, siendo estos escenarios presentes en bibliotecas, archivos e incluso museos.

Tanto en las bibliotecas, archivos e incluso museos hay un constante movimiento de personas, tanto funcionarios como usuarios, dentro de sus instalaciones, buscando y revisando documentos, así como haciendo uso de los diferentes servicios que prestan, generando el traslado y préstamo del acervo, en ocasiones siendo este de mano a mano, así como la utilización de los recursos tecnológicos como computadoras y otros dispositivos, la utilización de mesas, sillas y lapiceros, todo esto puede crear focos de transmisión, afectando tanto a profesionales de la información como a los usuarios.

En relación con los párrafos anteriores, en cuanto a conservación de documentos se refiere existe muy poca o no existe información o experiencias previas sobre cómo abordar la pandemias, así lo comenta Ewen (2020) “…hay muy pocos datos históricos disponibles, dice Evan Knight, especialista en preservación de la Junta de Comisionados de Bibliotecas de Massachusetts: “No hay nada publicado o compartido de epidemias anteriores””.

Ante este panorama la American Library Association (ALA) emitió un comunicado el 17 de marzo del 2020 en el que recomendaba cerrar las bibliotecas al público, por su parte la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA por sus siglas en inglés) (2020) en su sitio web menciona que en algunos países donde las bibliotecas no se han cerrado totalmente, tienen o aplican medidas como garantizar el acceso a jabón y agua tibia, el suministro de alcohol en gel y mantener las superficies limpias, al igual que los juguetes y las computadoras de las bibliotecas. Medidas como un aforo del 25% de la ocupación total o la programación de citas, puede reducir el riesgo de contagio, pero no lo elimina.

Es importante que se tomen medidas para salvaguardar la vida y salud de las personas – más allá del lavado constante de manos y el distanciamiento –, como la utilización de equipo de seguridad para los profesionales de la información, como gafas, guantes e incluso gabacha y zapatos cerrados, en el caso de los usuarios, el uso obligatorio de mascarillas y en lo posible, de guantes.

Además de una constante limpieza de todas las áreas, es importante que se insista para que no se cometan acciones como humedecerse los dedos con saliva para pasar las hojas. También dentro de lo posible, mantener las puertas y ventanas abiertas, para que el aire circule. Es importante que cada biblioteca realice un plan de trabajo de acuerdo a sus necesidades y recursos disponibles, para evitar el contagio de su personal como de sus usuarios.

Conservación de documentos en la pandemia

Si bien existen pocos datos sobre este virus y su impacto en el majeo de documentos así como su conservación propiamente, se pueden encontrar estudios y análisis más generales, de los que se pueden sacar conclusiones para tomar medidas.

A partir de estos es que se deben buscar soluciones que permitan minimizar el impacto que pueda ocasionar el virus en las personas, así como las consecuencias que pueda generar en los documentos, que por falta de conocimiento al momento de buscar como desinfectarlos, pueden deteriorarlos, causando incluso daños irreversibles.

En cuanto al manejo que se le debe dar a los documentos es importante conocer la permanecía del COVID-19 en diferentes superficies, ya que el acervo documental no está elaborado solamente de papel, sino que en algunos casos contiene otros tipos de materiales o incluye objetos (discos compactos, por ejemplo) que lo complementan. Al respecto la OMS (2020) menciona:

En un estudio se encontró que el virus permanecía viable 1 día en la tela y la madera, hasta 2 días en el vidrio, 4 días en el acero inoxidable y el plástico, y hasta 7 días en la capa exterior de una mascarilla médica. En otro estudio se observó que el virus de la COVID-19 sobrevivía 4 horas sobre el cobre, 24 horas en el cartón y hasta 72 horas en el plástico y el acero inoxidable (p. 2).

En cuanto al papel, el estudio de Kampf, Todt, Pfaender & Steinmann (2020) comentan que el COVID-19 puede permanecer de 4-5 días activo para el contagio.

Con respecto al manejo de documentos y su desinfección se debe dejar claro cuatro términos; limpiar, sanitizar, desinfectar y esterilizar, que muchas veces son utilizados como sinónimos, pero su trasfondo hace la diferencia. La Universidad de Concepción de Chile (2020) explica al respecto:

Limpieza: es el retiro de suciedad visible con agua y jabón (o un detergente).

Desinfección: es la eliminación parcial de microorganismos de superficies inanimadas. Puede realizarse con diferentes productos (cloro diluido, amonio cuaternario, yodóforos, compuestos aniónicos, alcohol,etc.) existen niveles de seguridad en la desinfección.

Sanitización: es la aplicación de productos desinfectantes sobre lugares, para bajar la carga microbiológica.

Esterilización: es un proceso complejo que garantiza al final del producto, la eliminación total de los microorganismos. Esto sólo puede realizarse profesionalmente en el ámbito médico o industrial (p. 3-4).

Es apropiado mencionar que el alcohol etílico al 70% es un producto que se puede utilizar en el proceso de desinfección, además de que se encuentra al alcance de las personas, Quitral (2020) comenta:

El desinfectante que puede ser usado sobre bienes patrimoniales y efectivo contra SARS-CoV-2 es el alcohol etílico 70%v/v (en agua desmineralizada estéril), ampliamente utilizado sobre libros, documentos, obras de arte, material arqueológico, sin originar problemas a la salud, ni inestabilidad sobre el soporte primario. Sin embargo es preciso contemplar las precauciones técnicas tales como la solubilidad de elementos sustentados, método de aplicación y estabilización del contenido de agua (p. 10).

Sin embargo, la desinfección de un documento es un procedimiento que abarca mucho más de lo que se considera, pues se deben contemplar aspectos como el conocimiento, el cual si no se tiene se debe recurrir a un especialista del campo de la conservación-restauración para poder realizarlo correctamente, pues se pueden cometer errores como aislarlos o meterlos en una bolsa con algún producto químico, o utilizar algún producto que si bien elimina el virus, puede provocar daños en el documento, como manchas, correr la tinta o incluso empezar un proceso de degradación de las fibras del papel. Cabe recodar el conocido refrán: Es peor el remedio que la enfermedad.

Además, se debe contar con el equipo de seguridad adecuado y se debe evitar manipular el documento más de lo necesario. Otros aspectos como el tiempo que se requiere, así como la inversión en compra de alcohol al 70%, guantes y mascarillas desechables y otros recursos pueden hacer de este proceso una carga difícil de controlar, tomando en cuenta la situación económica que atraviesa la sociedad.

En cuanto a la pandemia del COVID-19, es importante aclarar que no se deben utilizar ni recurrir a productos químicos de limpieza para desinfectar documentos, pues el desinfectante más apropiado y barato para los libros, documentos y otros bienes es el tiempo. Es decir, un libro al ser consultado por una persona, deberá ser puesto en cuarentena por un periodo de 14 días, pues si bien la permanencia del virus en el papel es de 4-5 días, para mayor seguridad se debe aplicar el intervalo de incubación en las personas, 14 días.

Ewen (2020) menciona:

El desinfectante más fácil, seguro y barato es el tiempo. Fletcher Durant, director de conservación y preservación de las Bibliotecas George A. Smathers de la Universidad de Florida en Gainesville, sugiere … “El aislamiento durante un mínimo de 24 horas, y preferiblemente 14 días, es el mejor desinfectante”.

Se debe tener presente que el manejo de un documento contaminado por un virus no es igual al de un documento con contaminación microbiológica hongos y bacterias, pues estos últimos se alimentan del papel, el virus no, solo afecta a las personas.

Conclusiones

El año 2020 ha sido atípico y ha incidido directamente en que muchas de las profesiones se tengan que reinventar: la aplicación del teletrabajo, el distanciamiento social, entre otras medidas, han hecho que las bibliotecas y otras unidades de información busquen nuevas formas de ofrecer sus servicios, sobre todo en cuanto se refiere al préstamo de los materiales pertenecientes al acervo documental, pues se han tenido que elaborar protocolos que permitan disponer de los recursos físicos para los usuarios minimizando los riesgos de contagio de todos los involucrados. Asimismo, en el campo de la conservación-restauración, la situación ha provocado que se busquen los medios y las formas más apropiadas para conservar los documentos ante esta pandemia, así como la manera de evitar que estos se deterioren, no por el virus, sino por el deseo de desinfectarlos. A su vez, los conocimientos y la documentación que se generen a partir de esta experiencia, serán la base para enfrentar en algún momento futuro otra pandemia, además de ser un elemento por tomar en cuenta en la formación académica de las diferentes profesiones afines a este campo.

Referencias

American Library Association. (2020). ALA Executive Board Recommends Closing Libraries to Public. American Libraries Magazine. https://americanlibrariesmagazine.org/blogs/the-scoop/ala-executive-board-recommends-closing-libraries-to-public/

Corrales, F., Hernández, W., y Clinton, C. (2020). Lesión miocárdica en pacientes con infección por COVID-19. Acta Académica, 66(Mayo), 93-100. Recuperado a partir de http://revista.uaca.ac.cr/index.php/actas/article/view/343

Ewen, L. (2020). How to Sanitize Collections in a Pandemic. American Libraries Magazine. https://americanlibrariesmagazine.org/blogs/the-scoop/how-to-sanitize-collections-covid-19/

G. Kampf, G., Todt, D., Pfaender, S. & Steinmann, E. (2020). Persistence of coronaviruses on inanimate surfaces and their inactivation with biocidal agents. Journal of Hospital Infection. (104). 246-251. https://www.journalofhospitalinfection.com/action/showPdf?pii=S0195-6701%2820%2930046-3

Organización Mundial de la Salud. (2020). Limpieza y desinfección de las superficies del entorno inmediato en el marco de la COVID-19. https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/332168/WHO-2019-nCoV-Disinfection-2020.1-spa.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Quitral, Y. (2020). Bibliotecas frente a la pandemia COVID-19: fundamentos y acciones en Latinoamérica http://www.unirio.br/cch/pda/QUITRALYerko.BibliotecasfrentealapandemiaCOVID19convertido.pdf

Quitral, Y. (2020). Bioseguridad y Conservación de bienes patrimoniales frente a COVID-19, fundamentos y experiencias en Latinoamérica. http://www.sicp.cl/bioseguridad-y-conservacion-de-bienes-patrimoniales-frente-a-covid-19-fundamentos-y-experiencias-en-latinoamerica/Universidad de Concepción. (2020). Definiendo conceptos en tiempos de COVID-19: La diferencia entre limpiar, desinfectar, sanitizar y esterilizar. https://dise.udec.cl/sites/default/files/Distinguiendo%20conceptos.pdf

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* Licenciado en Bibliotecología y Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación, Universidad Estatal a Distancia. Licenciado en Docencia en Bibliotecología con énfasis en Ciencias de la Información. Bachillerato en Administración Pública, Universidad de Costa Rica. Docente en la Universidad Autónoma de Centroamérica (UACA), Director de Trabajo Final de Graduación en la Universidad Estatal a Distancia (UNED) Ha laborado como Artista Creativo del Servicio Civil – Conservador-Restaurador de documentos en la Dirección General del Archivo Nacional del 2010 a la fecha. Correo electrónico: max.zunigafallas@gmail.com