La representación de la memoria autobiográfica en personas con

trastorno del espectro autista

Pedro J.-Solís*

Resumen: Objetivo. Estudiar cómo se representan las personas con trastorno del espectro autista la memoria autobiográfica, qué papel desempeñan en la construcción de esa representación la memoria semántica y episódica, y cuáles son las principales funciones socio-cognitivas que pueden atribuírsele a la memoria autobiográfica en estas personas. Método. Revisión bibliográfica de artículos científicos, teóricos y experimentales, que comparan el desempeño en la construcción de la representación de la memoria autobiográfica en personas con y sin trastorno del espectro autista. Conclusiones. El estudio aporta conocimiento sobre el modo diferenciado en que personas con y sin autismo construyen una representación de la memoria autobiográfica, problematiza el papel predominante atribuido a la memoria episódica en su construcción, y relativiza la función que tiene la memoria autobiográfica para la orientación de las personas en su mundo social.

Palabras Clave: MEMORIA AUTOBIOGRÁFICA - MEMORIA EPISÓDICA - MEMORIA SEMÁNTICA - AUTISMO -

PSICOLOGIA COGNITIVA - COGNITIVISMO

Recibido: 17 de marzo de 2014

Aceptado: 28 de marzo de 2014

* Licenciado en Docencia en Filosofía (UNED), estudiante del Posgrado en Ciencias Cognoscitivas (UCR). Profesor de la UACA. También ha impartido cursos en la ULACIT y en la UTAC.

Abstract: Aim. To study how autobiographical memory is represented in persons with autism spectrum disorder, which role does play semantic and episodic memories in the construction of this representation and what are the main sociocognitive functions that can be attributed to autobiographical memory in these persons. Method. Bibliographical review of theoretical and experimental scientific papers that compare the performance in the construction of a representation of autobiographical memory on subjects with and without autisms spectrum disorder. Conclusions. The study contributes to the knowledge of the different way in which persons with and without autism construct a representation of autobiographical memory, problematizes the predominant role attributed to episodic memory in its construction and relativizes the function autobiographical memory might have in the orientation of these persons through their social world.

Key Words: AUTOBIOGRAPHICAL MEMORY - EPISODIC MEMORY - SEMANTIC MEMORY - AUTISM - COGNITION

PSYCHOLOGY / COGNITIVISM

Introducción

En este trabajo se pretende estudiar la representación de la memoria autobiográfica (MA) en personas con trastorno del espectro autista (TEA). Para ello se pondrá especial atención al rol que ocupan en la construcción de esa representación la memoria episódica y la memoria semántica, además de otros elementos necesarios para su construcción, entre ellos capacidades cognitivas como auto-reflexión, auto-posesión, sentido de temporalidad personal, etc. De esta manera se obtendrá un panorama más claro que permita comprender la MA según las funciones cognitivas y sociales (que en la teoría se le atribuyen), y cómo las personas con TEA se la representan.

Dos preguntas relevantes han orientado este trabajo, las cuales son: 1) ¿Predomina la memoria episódica sobre la memoria semántica en la representación de la MA en personas con TEA? Y 2) ¿Es tan importante la MA en personas con TEA como lo es para las personas sin TEA en la dimensión socio-cognitiva? Las respuestas tentativas a esas preguntas se formulan en las siguientes hipótesis:

-          H1: La memoria episódica no predomina en la representación de la MA en personas con TEA por su conocida dificultad para accesar eventos personales significativos.

-          H2: La MA no es tan importante para las personas con TEA en la dimensión socio-cognitiva como lo es para las personas neuro-típicas (NT).

Para abarcar los objetivos planteados el trabajo se dividirá en tres apartados. El primero se dedica a escudriñar las características y condiciones de desarrollo de la MA. El segundo a definir el trastorno del espectro autista en relación con zonas del cerebro afectadas, la conciencia y la cognición social. Y el tercero a describir los problemas mostrados por las personas con TEA en la construcción de la representación de la memoria autobiográfica.

Memoria Autobiográfica: características y condiciones de su desarrollo

Las modernas teorías cognitivas suelen distinguir dos formas de almacenar información en la memoria: una procedimental y otra declarativa. La primera tiene que ver con el conocimiento implícito de reglas y habilidades que nos ayudan a navegar en nuestro mundo. La segunda, por su parte, tiene que ver con el conocimiento explícito de información y eventos (Klein, German, Cosmides, & Gabriel, 2004). Bajo esta descripción la memoria autobiográfica constituiría una instancia de la memoria declarativa.

De acuerdo con Green, Hodges y Baddeley (Salazar, 2008, 25), la MA ha de entenderse como un concepto multifacético que concierne a la información y las experiencias del pasado personal, que brinda un sentido de continuidad e identidad y que posee: un componente semántico, con el conocimiento general sobre el propio pasado, y un componente episódico, con los recuerdos sobre eventos personales situados en un tiempo y un espacio concreto.

La MA, la capacidad de recordar información y eventos relacionados con nosotros mismos por medio de una representación en un determinado formato, no solamente supone la actualización de una serie de otras capacidades cognitivas coadyuvantes sino que también comprende diferentes tipos de recuerdos así como diferentes funciones.

Con respecto a las capacidades cognitivas que deben desarrollarse para posibilitar la MA, Klein et al. (2004) han propuesto cuatro: auto-reflexión (la capacidad de reflexionar sobre nuestros propios estados mentales), auto-agencia y autoposesión (la creencia de que yo soy la causa de mis pensamientos y acciones) y temporalidad personal (la capacidad de pensar el tiempo como un desarrollo de eventos relacionados con nuestro sí mismo). Cada una de estas capacidades o componentes, en palabras de los autores, son individualmente necesarios y conjuntamente suficientes para que se dé la experiencia de la MA. Esto quiere decir que cualquier anomalía en el funcionamiento de alguno de estos componentes llevaría a dificultades en la codificación y recuperación de recuerdos autobiográficos.

Siguiendo con esta reflexión, Nelson y Fivush (Salazar, 2008, 19) establecen ciertos pre-requisitos cognitivos para distinguir la MA de otros sistemas de memoria, entre ellos: su carácter explícito y declarativo, su relevancia para el sí mismo, lo que involucra una re-experimentación mental del evento en un tiempo y un espacio, su significancia personal en términos de emociones, motivaciones y metas, su recuerdo desde la perspectiva única del sí mismo, su carácter semántico que contiene información del sí mismo y su carácter facultativo para la construcción de narrativas sobre el sí mismo.

 

Como puede observarse la MA comprende dos tipos de recuerdos. Según Crane & Goddard (2008), estos recuerdos pueden abarcar eventos personalmente experimentados (los cuales caen dentro de lo que se conoce como memoria personal episódica), e información relacionada con uno mismo (la cual cae dentro de lo que se conoce como memoria personal semántica). En tanto Conway & Pleydell-Pearce (2000), admiten que la MA abarca tres tipos de conocimiento cada uno con un nivel de especificidad distinto: periodos de vida (que representan conocimiento general de otros significativos, lugares comunes, acciones, actividades, planes y metas característicos de un periodo), eventos generales (son más específicos que los anteriores y abarcan eventos repetidos, eventos únicos y eventos relacionados por un tema), y conocimiento de eventos específicos (que son un rasgo definitorio de la vivacidad de la memoria donde el recuerdo viene a la mente sin haberse organizado previamente y es el resultado de señales internas que entran en contacto con esos eventos mediante un proceso de codificación específica). Para estos últimos autores, el moverse entre estos diferentes niveles de especificidad permite que la MA se organice en estructuras de conocimiento con un significado personal para el sí mismo.

En cuanto a sus funciones se tienen varias, todas ellas dirigidas a solventar requisitos sociales. Por ejemplo, Crane & Goddard (2008) aducen que la MA ayuda 1) en la solución de problemas sociales, 2) en la formación y mantenimiento de relaciones sociales así como 3) en la provisión de información para la comunicación y la interacción social. Otro aspecto que no es mencionado por los autores es la función que la MA tendría con respecto al sí mismo ya que, como se verá más adelante, en el caso de las personas con TEA un déficit en el acceso a la MA afecta la capacidad para actualizar el sí mismo, el cual media tanto en la solución efectiva de problemas sociales, como en la comunicación y la interacción social.

Es por ello que no ha de asumirse sin más que la MA consiste en una representación mental que ha de evaluarse principalmente por su veracidad sino antes bien por su capacidad de posibilitar que el individuo se adapte a su entorno social. Una prueba de lo anterior es que, de acuerdo con Bruck, London, Landa & Goodman (2007), los recuerdos autobiográficos a menudo cambian por factores internos (p.ej. creencias, motivaciones) y externos (p.ej. sugestión a través de técnicas de entrevista) dando a conocer la naturaleza adaptativa y mutable que tiene la MA según sus funciones.

  En este trabajo las capacidades cognitivas coadyuvantes, los tipos de recuerdos y las funciones de la MA, serán analizados en el contexto del TEA con el objetivo de determinar de qué manera la representación de la MA en las personas es alterada por la presencia de este trastorno. Por lo cual, en el siguiente apartado se describirán las características que definen al TEA para luego relacionarlo con el desempeño en diferentes medidas de la MA en las personas que lo padecen.

Autismo: cerebro, conciencia y cognición social

De acuerdo con el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders IV (1994), el autismo se considera como un espectro de trastornos mentales que hace que las personas que lo padecen sean menos aptas para la interacción con el mundo y con los otros, debido en primer término, a un deterioro cualitativo en la interacción social y en la comunicación, y en segundo término, a la presencia de un restringido repertorio de comportamientos e intereses que se pueden calificar como repetitivos y estereotipados.

Las investigaciones revisadas para este trabajo atribuyen al autismo una serie de expresiones individuales que van desde un marcado egocentrismo, retardo en el desarrollo del lenguaje, déficits en la codificación y la recuperación de recuerdos, pobre acceso a los estados reflexivos (como la conciencia auto-noética), no así para los estados reflejos (como la conciencia noética), y deterioros de severidad variable en la capacidad de inferir los estados mentales de los otros y mostrar empatía, que en algunos casos aparecen explícitamente vinculados con la teoría de la mente. Es este último aspecto que llama poderosamente la atención para la cognición social, entendida como el estudio de cómo las personas le dan sentido a las acciones e intenciones de los otros y de sí mismos (Fiske & Taylor, 2007), ya que el principal problema de estas personas es de adaptación a su mundo social según la definición proveída por el DSM IV.

Con respecto a la neurofisiología relacionada con la presencia de este trastorno, se debe mencionar el estudio de Ginsberg, Rubin, Falcon, Ting & Natowics (2012), quienes a través de un análisis genómico, identificaron un número limitado de rutas y procesos celulares asociados con el autismo, por ejemplo rutas en la regulación inmune y en la regulación del splicing alternativo en la corteza temporal y en la vermis del cerebelo. En cuanto a los procesos celulares, las personas con TEA muestran una desregulación en la fosforilación mitocondrial oxidativa y en la expresión de genes relacionados con la síntesis de proteínas.

En tanto Kawakubo, Kuwabara, Watanabe, Minowa, Someya, Minowa, Kono, Nishida, Sugiyama, Kato & Kasai (2009) mostraron, por medio de la medición de concentración de hemoglobina durante una tarea de fluidez en la generación de palabras (lo que supone el empleo de funciones ejecutivas), que las personas adultas con TEA tienen un menor desempeño y una menor activación de la corteza prefrontal (específicamente en BA10 y regiones frontopolares, también conocidas como corteza prefrontal anterior), comparadas con las personas que no padecen de este desorden y que, en parte, ello se explicaría por una maduración retardada en el primer grupo de personas debido a múltiples factores, entre los cuales se mencionan genéticos y de desarrollo.

Nemeth, Janacsek, Balogh, Londe, Mingesz, Fazekas, Jambori, Danyi & Vetro (2010), mencionan que en estudios de fMRI las personas con TEA muestran un patrón anormal de activación en la corteza premotora que afectaría el aprendizaje implícito, en especial la consolidación del conocimiento de habilidades motoras el cual, por lo general, no es accesible a la conciencia.

Por su parte Hall, Philip, Marwick, Whalley, Romaniuk, McIntosh, Santos, Sprengelmeyer, Johnstone, Stanfield,Young & Lawrie (2012), han identificado a través de estudios de fMRI partes afectadas en la red neural de la cognición social, especialmente la corteza frontal inferior izquierda en donde los hombres con TEA difieren significativamente de los neuro-típicos (NT), en términos de la magnitud de la activación neural. Otra conclusión relevante de este estudio es que debido al dimorfismo sexual entre hombres y mujeres, los primeros estarían en una situación de mayor vulnerabilidad a padecer este trastorno que las segundas.

Otra importante investigación sobre las redes neurales subyacentes a la cognición social en personas con TEA fue llevada a cabo por Uddin, Davies, Scott, Zaidel, Bookheimer, Iacoboni & Dapretto (2008), quienes a través de un estudio de fMRI mostraron a niños con TEA y sin TEA imágenes de sus rostros y de otros de su mismo género. Los resultados revelaron que en el caso de niños NT las mismas áreas del cerebro se activaron durante el procesamiento de los rostros propios y de los ajenos. Sin embargo, en el caso de niños con TEA análisis de regiones de interés (que incluían el giro frontal inferior derecho, en especial BA44 y BA45), dieron a conocer que dichas regiones se activaron diferencialmente, sobretodo se activaron menos ante la presencia de rostros ajenos. Los autores explican estos resultados aduciendo que la activación menor de estas regiones era debida a déficits sociales propios de los niños con TEA.

Como puede observarse con esta breve revisión, al momento hay un faltante de investigaciones que identifiquen las bases neurales afectadas durante el desempeño de las personas con TEA en tareas relacionadas con la memoria autobiográfica, aunque es claro cómo las redes neurales de la cognición social (p.ej. corteza frontal inferior izquierda y giro frontal inferior derecho) exhiben patrones de activación diferentes a los de las personas NT en diversas tareas socio-cognitivas, lo cual se considera relevante para el presente trabajo, puesto que es esperable que la perspectiva de los otros tenga un papel relativo en la memoria autobiográfica en casos NT, en especial en la construcción de relatos de vida, que aquí se consideran un modo de representación de la MA.

A continuación se procederá a hacer un repaso de las dificultades que las personas con TEA presentan en la construcción de la representación de sus memorias autobiográficas.

Problemas en la representación de la memoria autobiográfica en personas con TEA

Como se mencionó en un apartado anterior, un componente básico en la construcción de la representación de la MA es la autoreflexión, que es la capacidad de una persona para reflexionar sobre sus propios estados mentales. Klein et al. (2004), Bruck et al. (2007), Crane & Goddard, (2008) citan varios estudios que revelan déficits en esta capacidad para las personas con TEA comparadas con personas NT, puntuando bajo en tareas de recordar eventos experimentados personalmente, aunque se desempeñan casi tan bien como las personas NT en tareas sobre la memoria semántica y procedimental (sobre un resultado no tan positivo con respecto al desempeño de la memoria procedimental en personas con TEA, véase Nemeth et al. 2010). Ello deja entrever que el problema en las personas con TEA se encuentra en el recordar más que en el saber.

Sobre este respecto, Klein et al. (2004) afirman que para diferenciar “saber” (por ejemplo, acerca uno mismo, que es una instancia de la memoria semántica como «Yo sé que me gusta el desfile de las rosas») de “recordar” (por ejemplo, un episodio que le ocurrió a uno mismo que es una instancia de la memoria episódica como «Yo recuerdo que el desfile de las rosas es bonito») este último estado mental debe experimentarse como un conocimiento a nivel de primera persona acompañado por un qualia autonoético, esto es: la conciencia de uno mismo reconociendo que fue uno mismo el que en el pasado experimentó con un sense data respecto del cual se mantiene una actitud determinada. En el caso de personas con TEA el acceso a esta meta-representación presenta deterioro. Este deterioro podría resultar en un disminuido sentido de identidad, de acuerdo con Duval, Desgranges, De La Sayette, Belliard, Eustache & Piolino (2012).

No hay, por su parte, evidencia de que personas con TEA carezcan de un concepto de sí mismo o de los otros, que es otro componente básico de la memoria, ni carezcan de un sentido de personalidad temporal, aunque a veces muestran un sentido disminuido de agencia personal y auto-posesión (Bruck et al. 2007). Además, estos autores aseveran que el sentido de sí mismo en estas personas presenta un retardo en su desarrollo el cual, en consonancia con la teoría cognitiva del sí mismo (según la cual el surgimiento del sí mismo permitiría categorizar los recuerdos como míos o como de los otros) parece estar ligado a puntuaciones bajas en tareas que evalúan la teoría de la mente. La relación entre MA y la teoría de la mente también es apoyada por Corcoran & Frith (2003), quienes en un estudio sobre la MA en pacientes esquizofrénicos llegaron a la conclusión de que la teoría de la mente es condición para el desarrollo del sí mismo y un déficit en este rubro implicaría problemas para una adecuada representación de la MA.

A partir de estas investigaciones puede constatarse que las personas con TEA tienen problemas para recordar eventos personales, lo cual podría ser atribuido a un pobre acceso a sus estados auto-noéticos que facilitarían una recuperación reelaborada del evento con significancia personal. Esa significancia personal estaría a su vez limitada por la afectación que sufren estas personas en la construcción de su sí mismo. Lo que queda por indagar es la dirección de la relación entre MA y sí mismo, ya que según la teoría del sí mismo, este es condición para la MA, sin embargo en otras investigaciones que luego se reseñarán, la actualización del sí mismo requiere de la MA.

 

Desde una perspectiva psicoanalítica, Rodhe (2012) propone una explicación para la dificultad que expresan las personas con TEA en la representación de sus memorias autobiográficas, que en definitiva afectan su sentido de mismidad. De acuerdo con los estudios clínicos de la autora, la escaza habilidad para codificar y recuperar dichas memorias se debe a las ansiedades extremas que experimentan las personas con TEA relativas a su supervivencia corporal y la dependencia a sus sensaciones corporales para compensar dicha ansiedad que, de alguna u otra manera, interfieren con las capacidades simbólicas involucradas en la MA. La principal insuficiencia del aporte de Rodhe es la ausencia de un marco experimental que logre relacionar con significancia estadística la ansiedad en personas con TEA y las capacidades simbólicas mencionadas, pues parece que en este estudio esa relación es más de carácter especulativo.

Con respecto de la memoria semántica en las personas autistas, hay datos que revelan que tienden a dar cuenta de hechos inapropiados, por tanto es de esperar la aparición de más excentricidades en sus respuestas a tareas que evalúan este tipo de memoria (Klein et al. 2004).

Todo esto permite inferir que las personas con autismo tienen problemas para dar un sentido apropiado a sus experiencias vitales, que por lo general están insertas en narrativas personales. Goldman (2008) estima que estas personas no captan o entienden el rol social de estas narrativas, las cuales evolucionan en la niñez desde guiones pasando por relatos ficticios a la construcción de narrativas personales. Las personas con TEA al tener problemas para dar sentido a sus experiencias vitales mostrarían dificultades para construir dichas narrativas (sobre el importante rol de los guiones de vida en la representación de la MA véase Berntsen & Rubin, 2004).

Interesantemente, es este conocimiento de los guiones (que no se diferencia del conocimiento que tienen de los guiones personas NT), lo que le permite muchas veces a las personas con autismo enmascarar sus disfunciones en la construcción de narrativas. Sin embargo, dichas disfunciones afloran cuando, al ser evaluadas mediante diferentes técnicas, muestran menos signos de empatía y más elementos discursivos inapropiados en sus respuestas incluyendo también poca mención de detalles específicos de los eventos narrados (Goldman, 2008; Bruck et al. 2007).

El estudio de los guiones de vida también ha sugerido que estos son fundamentales para la proyección al futuro, tal como lo han constatado Duval et al. (2012) en pacientes con demencia semántica. No obstante, en la literatura revisada hay un vacío en cuanto a estudios de auto-proyección (cómo uno se imagina y orienta hacia el futuro) en personas con TEA. Lo cual es lamentable, puesto que si, como se ha afirmado, estas personas no tienen afectada la memoria semántica (sobre un resultado no tan positivo en el desempeño de la memoria semántica en personas con TEA, véase Klein et al. 2004), esto debería motivar la búsqueda de un desempeño diferenciado en este constructo entre personas con TEA y con demencia semántica.

De acuerdo con la teoría del desarrollo socio-cultural (según la cual a través de las interacciones lingüísticas los padres enseñan a sus hijos a construir narrativas acerca de eventos personales) citada por Bruck et al. (2007), el retardo en el desarrollo de la MA en personas con autismo (nótese que cuando se habla de retardo aquí se está haciendo referencia exclusivamente a un desarrollo tardío de la capacidad en cuestión durante la niñez, el cual puede actualizarse o no en la adultez) se debería en parte a déficits en el desarrollo del lenguaje, por cuanto estos déficits reducirían la oportunidad para interacciones verbales que le permitirían a los padres enseñar a sus hijos con TEA a organizar eventos pasados, con una estructura trasmitida socialmente tal como se da en los guiones. Lo anterior también predice que las personas con TEA no se muestren híper-sugestionables en la recuperación de sus recuerdos, a pesar que se caractericen por patrones de comportamientos estereotipados.

En el caso de personas adultas con TEA, Crane & Goddard (2008) mediante entrevistas y tareas que evaluaban distintos aspectos de la MA, encontraron un patrón distinto a la hora de recordar eventos pasados en comparación con grupos de control, ya que estos últimos tendían a recordar más eventos acaecidos durante la curva de reminiscencia, que abarca la adolescencia y la adultez temprana. De hecho, las personas adultas con TEA no difirieron en la cantidad de eventos recordados en relación con diferentes periodos de vida. Este efecto no se encuentra, por ejemplo, en personas con demencia semántica donde la curva de reminiscencia parece estar intacta (Duval et al. 2012).

Una posible explicación para esto, sería que durante la curva de reminiscencia se desarrolla una identidad social que denota el involucramiento del individuo con un grupo social en particular. Las dificultades para auto-monitorearse, procesar información auto-referencial y desarrollar conceptos relativos al sí mismo estarían en la base de esta falta de identificación social mostrada por las personas autistas, la cual es condición para una construcción coherente de un relato de vida (Crane & Goddard, 2008).

En una investigación posterior, Crane, Goddard & Pring (2009) replicando el estudio anterior sobre personas adultas con TEA, hallaron que el sí mismo es fundamental para tener una adecuada organización de recuerdos en un sistema de memoria, lo que concuerda con la propuesta de Conway & Playdell-Pearce (2000). La construcción de este sí mismo posibilitaría a las personas distinguir entre momentos auto-definitorios y momentos ordinarios. Al parecer las personas con TEA son capaces de hacer esta distinción, no sin ciertas dificultades, las cuales les impide hasta cierto punto actualizar el sí mismo adecuadamente, y con un sí mismo desactualizado es predecible que sus recuerdos sean menos significativos y poco detallados. Según Goddard, Howlin, Dritschel & Patel (2007), las consecuencias sociales de esta falta de actualización se centran sobre todo en las dificultades que muestran las personas con TEA para resolver problemas sociales de manera fluida, detallada y efectiva, al menos en comparación con grupos de control.

Estos resultados parecen sugerir que la teoría cognitiva del sí mismo explica mejor los déficits de la MA presentados por las personas con TEA que la teoría del desarrollo socio-cultural, en razón de que estos déficits son más evidentes en la representación episódica que en la representación semántica de la MA y, además, revelan que el sí mismo es más importante para la codificación y recuperación de la MA de lo que la teoría del desarrollo sociocultural podría reconocer. El contraste entre dichas teorías es relevante para este trabajo, ya que una de las predicciones consistía en afirmar que la semantización de las experiencias personales sería una estrategia de compensación en respuesta a los déficits mostrados por las personas con TEA en la memoria episódica. Lo cierto es que no parece que los guiones de vida, que suponen una semantización de la MA, ejerzan un rol estratégico en la representación de la MA en estas personas. 

Finalmente, de acuerdo con Rose (2008), en su estudio sobre autobiografías autistas, expresó que las narrativas de vida escritas por personas con TEA revelan los obstáculos que tienen que sortear para participar en el intercambio interpersonal necesario para construir su identidad. Particularmente en la aprehensión de un concepto normativo de sí mismo impuesto por otros para asimilarse a la sociedad neuro-típica. En este sentido, se debe reconocer que la identidad es esencialmente relacional. A pesar de esa relacionalidad de la identidad, hay algo muy particular en las narrativas de vida de estas personas ya que, como manifiesta la misma autora, la identidad que en ellas queda plasmada no está tan sujeta a la socialización narrativa ni a la enculturación lingüística. Visto así, la misma existencia de narrativas autistas desafía los procesos de diagnóstico institucionales dando a conocer una cultura distinta representada por las personas con TEA, la cual ameritaría ser reconocida.

Uno de los objetivos de este trabajo era relativizar el papel de la MA en la vida de las personas con TEA. Si bien el conocimiento de sí mismo que puede aportar la MA es fundamental, los problemas que muestran las personas con TEA para acceder a la MA y construir un sí mismo paradójicamente revelan una forma diferente (y quizá alternativa) de estructurar sus narrativas de vida, las cuales como producto literario invitan a accesarlas bajo una óptica diferente, una óptica que no reduzca a estas personas a una mera categoría clínica, de modo que podamos abrirnos a su mundo en lugar de forzarlas a adaptarse al nuestro.   

Conclusión

Con respecto de la primera hipótesis, según la cual la memoria episódica no predomina en la representación de la MA en las personas con TEA, por su conocida dificultad para accesar eventos personales significativos, puede afirmarse que este es el caso, y aunque las personas autistas sí tienen acceso a la memoria episódica y pueden operar con ella, no hay suficiente evidencia de que sea relevante para lidiar con diferentes situaciones sociales, sobretodo porque les cuesta diferenciar apropiadamente momentos auto-definitorios de aquellos que no lo son, los que servirían de insumo para la toma de decisiones en un contexto social particular.

Por otro lado, es cierto que las personas con TEA pueden recurrir más a las memorias semánticas personales que las personas NT, sin embargo, no puede afirmarse de que solo utilicen estas memorias para la representación de su memoria autobiográfica.

Con respecto de la segunda hipótesis, según la cual la MA no es tan importante para las personas con TEA en la dimensión socio-cognitiva como lo es para las personas NT, no puede defenderse ya que es claro que la memoria autobiográfica tiene las mismas funciones en personas con y sin TEA, y precisamente a causa de ello muestran problemas para desenvolverse en su mundo social.

No obstante, el hecho de que las personas con TEA tiendan a darle menos significado a eventos auto-definitorios que las personas NT, parece sugerir que deben compensar esto con otras estrategias para orientarse en su mundo social. La única estrategia que se encontró en este trabajo es el mayor uso de la memoria semántica personal que, de alguna u otra manera, también es parte integrante de la MA.

Aunque en este sentido se pudo constatar que los guiones de vida semánticos, propuestos por la teoría del desarrollo sociocultural, no tienen mayor efecto en el fortalecimiento de MA, antes bien al no tener efecto en las personas con TEA es esperable que su MA se vea alterada por este motivo. Esto abre paso a la teoría cognitiva del sí mismo, que predice una relación estrecha entre la MA y el sí mismo, y por tanto anomalías en esa relación afectarían el desempeño en problemas y situaciones sociales, tal como se evidencia en las personas con TEA.

Limitaciones

La limitación más saliente de este trabajo es la ausencia de bibliografía sobre el tema con empleo de técnicas de neuro-imagen para establecer correlaciones cerebrales con los mecanismos deficitarios subyacentes a la memoria autobiográfica en personas con TEA, a pesar que hay amplia evidencia de las anormalidades en la red neural de la cognición social en estas personas, según los estudios reseñados.

Otra limitación es la ausencia de un análisis detallado de los modelos de memoria prevalecientes, como el de Conway & Pleydell-Pearce (2000), aplicado a este grupo de personas, así como una discusión a profundidad de las teorías cognitiva y socio-cultural del sí mismo para evaluar sus pro y contra, y un contraste oportuno entre diferentes constructos teóricometodológicos empleados en los estudios citados. Las futuras investigaciones en esta temática deberían intentar superar estas limitaciones.

 

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