Cronología de la prehistoria

Resumen

Los estudios históricos son, en primer lugar, una determinación de hechos, y de seguido el orden en que se produjeron, para luego conceptualizarlos y, finalmente, interpretarlos. Al interpretar los hechos, debemos evitar caer en el error causalista; la historia es el reino de lo contingente, nada es en ella necesario, ni predecible. La pretensión de aherrojarla con "cientifismos" es necesariamente estéril, y perjudicial. Recuérdese, por ejemplo, a Kelvin pretendiendo que el escenario de la evolución, por razones pretendidamente científicas, no podía pasar de 50 Ma., o al Obispo Usher, quien fijo la duración de la historia en 6.000 años, estableciendo como fecha de la creación el 4.004 antes de Cristo. O, todavía más impresionante, la desaparición, enteramente accidental, del reinado de los dinosauros, probablemente erradicados, junto con tantas formas de vida de entonces, por la colisión con un asteroide, la que, de no haberse producido, habría permitido la evolución de aquellas formas vitales, que habrían hecho imposibles las que las sustituyeron, con lo que la futurible civilización quizás nunca se habría producido. No solo las distintas fases de nuestra civilización, sino ella misma, son contingentes.

Los procedimientos de datación disponibles hoy (1988) son muy precisos, y su existencia provoca, de suyo, una revolución intelectual; porque es casi imposible dejar de opinar sobre orígenes, cuando se discurre de cronologías. Recordemos la transformación intelectual provoca-da por la teína heliocéntrica de Copérnico: al desplazar al hombre como centro del universo, modificó la concepción antropomórfica anterior, Al percatarnos de que no 6ramos el centro del Universo, todo rue" distinto.