La ilustración y nuestra “anterioridad”

Resumen

En el abigarrado mundo de las cosas difícilmente hallaremos dos iguales, pues la heterogeneidad y la disimilitud son su divisa, su encanto y su novedad permanente. Lo mismo tendríamos que afirmar, si nos eleváramos al piano de los conceptos: existen ciertas notas que, por más sutiles que a veces nos parezcan, nos obligan a establecer jerarquías entre ellos. Y así, nos aferramos a unos más que a otros, precisamente porque los consideramos como poseedores de un mayor o menor valor. Lo que en última instancia acontece es que las jerarquías conceptuales y axiológicas son mutuamente reductibles.

Desde una perspectiva estrictamente Iógica, los conceptos son susceptibles de una estratificación, dependiendo esta de la extensión y comprensión que posean, lo cual, en resumidas cuentas, no significa otra cosa que la riqueza ontológica que, según los casos, en ellos se expresa. A tenor de lo anterior, surgen aquí tres conceptos a los que, por su enjundia, bien podemos instalar en los más altos grados de valoraci6n e importancia: la vida, el tiempo y la circunstancia; conceptos, estos, que, por lo demás, forman una como tríada, en la que, lejos de una recoleta independencia, encuentran se estrechamente enlazados en su significación y esclarecimiento.