Ética, doctrina social de la iglesia y economía de mercado

Resumen

El ser humano se ha preocupado siempre por saber qué es lo bueno y qué es lo malo. Se interesa por la bondad o maldad de sus acciones y las del prójimo; también en estos términos cuestiona las instituciones sociales y las leyes. La preocupación por el deber ser ha existido siempre, pero no siempre ha sido el móvil principal de los pensadores. Desde los primeros escritos de los autores griegos hasta por lo menos el siglo XVII, la cuestión ética, la cuestión moral, eclipsó todo otro tipo de en toques. Esto no significa que durante ese periodo se le dio poca importancia al estudio del ser de las cosas o que no se descubrieron relaciones de causa-efecto libres de juicios valorativos. Pero sí significa que estas cuestiones se subordinaban a la cuestión moral. Lejos está de mi mente el querer criticar este enfoque moralista de la realidad. Muy por el contrario, mi objetivo es el de revalorizar esta actitud tratando de "purificar" su contenido.

Centraré mi análisis en las relaciones que existen entre la moral y la economía. Es fácil proporcionar ejemplos de moralistas que incursionan en el campo de la economía sin tener los suficientes conocimientos que les permitan realizar un juicio equilibrado. Asimismo, sin mucho esfuerzo, podemos encontrar economistas que, sin formación ética, realizan juicios valorativos. Estos problemas surgen, en parte, por la confusión existente relativa a los límites de ambas ciencias. Lamentablemente, es tal la discrepancia entre los pensadores que muchos adoptan una actitud relativista tanto en temas morales como económicos. La tesis de este ensayo es la de que, pese a que la moral en cuanto ciencia puede ser, en un sentido, superior a las demás, la economía en cuanto ciencia es un conjunto de leyes que no están sujetas a juicios ético-valorativos. Por el contrario, las leyes que establecen el marco para el funcionamiento de una economía de mercado, y el comportamiento de aquellos que actúan en el mercado sí pueden ser juzgadas éticamente. La Doctrina Social de la Iglesia (DSI) debe nutrirse con las verdades de la ciencia económica y así enriquecida, elaborar sus juicios morales.