La quimera del movimiento continuo y la creación de un mecanismo con un “conflicto” cinemático

Resumen

Como oculta en la sombra que proyecta el desenvolvimiento humano, muy calladamente, ha marchado paralela a esta la que se podría llamar gran conspiración. Los elementos que la han sustentado son anónimos hasta el primer milenio de nuestra era, toda una lista desconocida cuyos primeros elementos se remontan acaso a diez mil años atrás, cuando el primer arco se tensó para lanzar la saeta.

El arquero primitivo soñó con que la tensión original del arco nunca terminara; o que la ruta de la saeta per-durara en el tiempo y en el espacio; o que el agua que extraía de lagos y de fuentes bajara y volviera a subir por su propio peso y así, en la angustia de estos problemas, nació la gran conspiración y los conspiradores ¿contra qué? Contra las leyes aparentemente inmutables de la naturaleza.

Sabido es que ningún cuerpo al caer puede rendir la energía que necesita para subir a la altura de procedencia; que ningún resorte al estirarse o encogerse, puede rendir la misma tensión que necesito para ser deformado a la misma longitud; que ninguna columna de agua puede bajar y hacerse subir a la misma altura; que ninguna corriente eléctrica puede mover un artefacto que la genere a sí misma. Pero ¿hasta qué punto son inmutables estos principios de la llamada "Ley Termodinámica", si las sutilezas del hombre han derribado muchas fortalezas que en el pasado se consideraron como inexpugnables?