Lo impropio, lo propio y lo ajeno

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José Calvo

Resumen

Hubo un tiempo en que la vida estaba protegida del patentamiento, de la apropiación. Pero ahora la aristocracia empresarial -y sus adjuntos-nos dicen que ellos tienen derecho a patentar la vida cuando se trata de "procedimientos no esencialmente biológicos, como el de tomar un gen de una especie e implantarlo en el genoma de otra especie", lo que, como saben ahora hasta los niños de escuela, es el proceso más esencialmente biológico de toda la vida. Así es como se han formado todas las especies existentes, que por esa razón comparten su material genético. Los genes saltan de una especie a la otra como parte del mecanismo de la evolución, según lo vio la agrónoma americana que los llamó genes saltarines, observación que le ganó un Nobel de Ciencia muchos años después. Pero la cosa va mucho más allá, las especies hacen tratos simbióticos. El Dr. Lewis Thomas (Las Vidas de una Célula) pidió una moratoria en son de burla durante los años de la guerra fría: que no se apretaran los botones hasta que supiéramos algo de algún bicho simple, como el protozoario Myxotricha paradoxa, que digiere celulosa en la tripa de las termitas australianas, dejando la lignina que estas excretan como ladrillos de construcción.

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Cómo citar
CalvoJ. (2020). Lo impropio, lo propio y lo ajeno. Acta Académica, 23(Noviembre), 82-92. Recuperado a partir de http://revista.uaca.ac.cr/index.php/actas/article/view/710
Sección
Foro Latinoamericano