Creatividad y destino personal según el cristianismo

Resumen

A través de su historia el cristianismo no sólo ha constituido un conjunto de creencias, un sistema de organización eclesiástica o unos bellos e impresionantes cultos rituales; ha representado siempre una gran fuerza moral y ha trabajado siempre por el mejoramiento humano. Las viejas religiones "clásicas" ejercieron relativa influencia moral sobre sus fieles. El individuo, reverente para con sus dioses, podía ser un monstruo de maldad con sus semejantes. El cristianismo enseña a amar a Dios, pero también al prójimo. Ello hasta el punto de que el verdadero amor a Dios se mide por el amor del prójimo.

Los efectos morales del cristianismo están escritos con caracteres indelebles en la historia de la civilización occidental. Se suavizaron y refinaron las maneras por la importancia que se dio a virtudes como la modestia y la ternura. Aún se le deben más vitales contribuciones a la civilización por sus enseñanzas sociales, en sus esfuerzos por conseguir la fraternidad entre los hombres y aliviar a los oprimidos. La fuerza con que el cristianismo realza el valor y la dignidad de la persona y su responsabilidad moral ha constituido factor importantísimo en el desarrollo de los ideales democráticos.