La inmigración italiana en Costa Rica (Octava Parte)

Resumen

Un nuevo siglo marca una ruptura y acarrea sueños de algo mejor, que por lo general no se realizan en su plenitud; ese espíritu esperanzador pudo haber sido, entre otras tantas explicaciones, la motivación psicológica para que, en la primera década del siglo XX, se intensificaran los flujos de emigración desde Italia hacia Costa Rica; además, esa motivación hay que enmarcarla en el espectro más amplio de los índices cuantitativos de la emigración italiana. En efecto, el periodo entre 1901 y 1915 vio el éxodo migratorio transformarse casi en una huida en masa; más de un tercio de las expatriaciones italianas de cien años (1876-1976) se dio en esos quince años. Sin embargo, se ha señalado que para América Latina se verificó más bien una disminución respecto al periodo anterior, prevaleciendo las emigraciones hacia Estados Unidos [Favero y Tassello (2) pp. 25-29]; por otro lado, esta última afirmación no es aplicable a todas las regiones italianas, así será más adelante en el caso de Morano Calabro, en la provincia de Cosenza. Esa general intensificación emigratoria tuvo respuesta por parte del Estado italiano, que en 1901 promulgó una ley orgánica de carácter social hacia el emigrante, apoyada por la coordinación técnica del Commissariato dell´Emigrazione [Sacchetti (10) p. 258]. La nueva legislación fue comunicada también a Costa Rica y, por eso, en 1902 el Ministro de Relaciones Exteriores de Costa Rica recibía a través de Guatemala la siguiente comunicación.